miércoles, 10 de noviembre de 2010

Aaiún. El pueblo saharaui, Zapatero y el PP. Por Agapito Maestre

Ante tanto arcaísmo no puede nada la modernidad de Europa; he ahí en el Sahara Occidental, en la persecución de seres humanos que no quieren someterse a una dictadura, una prueba más de la gran miopía de Europa.

Ante la salvaje actuación de la dictadura de Marruecos contra el pueblo saharaui, abandonado a su suerte por España hace muchos años, los limpios muchachotes del PP acusan de "flojo, inocuo e injusto" el discurso del Gobierno sobre el Sahara Occidental. Creo que sus críticas se quedan cortas. Muy cortas. Pero algo es algo. Pero no nos rasguemos las vestiduras. Aquí todos somos culpables. El dictador marroquí seguirá saqueando los asentamientos del pueblo saharaui. No le importa nada el número de muertos. ¡Cuántos más caigan en este saqueo, dicen quienes conocen las ambiciones sin medidas del jefe político de Marruecos, mejor! Se trata de dar un escarmiento, primero, a los afectados directamente; en segundo lugar, se le envía un recado a la comunidad internacional de que nadie podrá intervenir en el territorio de Marruecos; y, finalmente, se deja constancia de que el Sahara Occidental es, definitivamente, propiedad de Marruecos. Porque así lo ha querido la "historia" y los dos últimos dictadores de ese país. Eso es todo. Punto.

El resto es mala retórica. O peor, cobardía. Zapatero está donde siempre. Al margen. En su caverna sigue agazapado, escondido y a la espera de dar el último zarpazo al noble pueblo saharaui. Es el primer paso de los socialistas para entregar, posteriormente, Ceuta y Melilla a la misma persona que ya es dueña del Sahara. Después, naturalmente, vendrá el asalto a Canarias. Es menester seguir al pie de la letra la política Exterior de Marruecos. Estamos en la primera etapa de la última gran cesión, o mejor, entrega de lo poco que queda de España a Marruecos, que es, se mire como se mire, la primera potencia del Mediterráneo protegida por EEUU y Francia.

La cosa viene de lejos. Es menester, pues, recordar los datos básicos. En el año 1974, cuando murió Franco, el Sahara Occidental fue invadido por los marroquíes. Los franquistas permitieron tal invasión. La UCD tragó con el asunto. El PSOE legitimó el proceso. El PP miró para otro lado, aunque Aznar exigió el referéndum y auspició el Plan Baker. Y, ahora con Zapatero, la cosa es aún peor: ya no quedan ni palabras dignas de mención. Sólo cabe recurrir a la ONU y que nos dejen tranquilos con nuestra miseria. Y cobardía.

Valgan tres conclusiones de este trágico asunto. Primera. El nomos de la tierra del Sahara Occidental está impuesto por el rey de Marruecos. Segunda. No hay ningún rey en el mundo que tenga tanto poder como el de Marruecos. Tercera. Ante tanto arcaísmo no puede nada la modernidad de Europa; he ahí en el Sahara Occidental, en la persecución de seres humanos que no quieren someterse a una dictadura, una prueba más de la gran miopía de Europa. Europa tiene delante una cruel dictadura y no ve nada.


Libertad Digital - Opinión

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