domingo, 31 de octubre de 2010

La iglesia en España

La unidad entre la razón y la fe es la esencia del pensamiento de un Pontífice que combina la misión pastoral con la más alta calidad intelectual.

LA próxima visita a España de Benedicto XVI supone una gran oportunidad para reflexionar sobre la realidad de la Iglesia en una sociedad compleja y, con frecuencia, confusa. El arraigo histórico y sociológico de la fe católica en nuestro país es una evidencia reconocida de forma explícita por la Constitución, que ninguna política laicista consigue desvirtuar por mucho empeño que pongan en ciertos sectores radicales. Sin embargo, no siempre la voz de los creyentes se hace oír en la vida pública con la claridad y el rigor que exige la situación actual. Al margen de grupos y tendencias, debe prevalecer en la Iglesia una unidad profunda en la fe y en la fidelidad al mensaje evangélico, que se sitúan muy por encima de visiones particulares o intereses territoriales. El gran reto de la jerarquía eclesiástica consiste precisamente en conjugar la presencia unitaria de la Iglesia en el espacio público con ese pluralismo interno que enriquece a todos cuando se plantea como una suma de esfuerzos al servicio del proyecto común.

Tampoco debe extrañar que la Iglesia tenga que superar dificultades para culminar un proceso de adaptación a las nuevas realidades políticas y socioculturales que han alterado el curso de la historia en el último medio siglo. Otras muchas instituciones tienen también serios problemas para ofrecer una respuesta coherente ante los retos de la sociedad posmoderna. En este terreno, la Iglesia cuenta con la ventaja que le proporcionan unos principios éticos que van más allá de las coyunturas concretas y de una estructura organizativa que le permite adaptarse con éxito a la realidad cotidiana. Al margen de cualquier ideología, la labor social de entidades como Cáritas demuestra la capacidad para llegar hasta los sectores más desfavorecidos, ignorados con frecuencia por los poderes públicos. Benedicto XVI visitará Santiago de Compostela y Barcelona en un momento particularmente difícil para nuestro país. La unidad profunda entre la razón y la fe es el núcleo esencial del pensamiento de un Pontífice que combina la misión pastoral con la más alta calidad intelectual. Por esta vía, la Iglesia española puede encontrar el centro y el eje de su presencia activa en una sociedad dinámica, que busca orientación ante una crisis que —junto con el terreno económico— afecta decisivamente a los valores.

ABC - Editorial

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