lunes, 31 de mayo de 2010

Plan de ajuste. La derecha sin remedio. Por José García Domínguez

Se han subido al carro de la demagogia garbancera con tal de cortejar los oídos de las capas más acéfalas del censo. Y ahora, aunque quisieran, ya no podrán apearse. Ahí están ellos, pues, fieles guardianes de las esencias del zapaterismo.

No hay nada que hacer. Este pobre país nuestro, tan bronco, tan cainita, tan frívolo, tan irresponsable siempre, no tiene remedio. Pueril, es igual que un niño obstinado en no querer saber de la verdad si la intuye dolorosa. De ahí que celebre, feliz, a cuantos lo engañan. Más que pedirlo, exige que le mientan. Por eso, nunca atiende a las razones de la razón, porque lo suyo, como en las tribus primitivas, es la magia. Así, igual que si no llueve da en pasear a la Virgen del pueblo de romería, cuando se sabe al borde de la bancarrota saca en hombros al primer chamán que le prometa cuadrar los círculos con apenas un chasquido de dedos.

¿A qué extrañarse, entonces, de que siempre se deje embaucar por pícaros, farsantes, charlatanes y trileros? Al cabo, quizá cargue con los gobernantes que merece. Y no sólo con los gobernantes, también con la oposición. Puro esperpento, la derecha toda, con sus escribidores a la cabeza, brinca hoy de júbilo viendo a Rajoy, Toxo y Méndez, al fin juntos y revueltos en el gran frente nacionalsindicalista contra el rigor fiscal y la Europa de los mercaderes, que rugiría el camarada Girón de Velasco. ¿Para qué perder el tiempo leyendo a Hayek –barruntan– mientras podamos disfrutar con la pornografía sentimental de González Pons? "Quiero mirarte a los ojos, papá...". Ni Evita ante los descamisados de la Plaza de Mayo. Ni ella.

Lo dicho, no hay nada que hacer. Se han subido al carro de la demagogia garbancera con tal de cortejar los oídos de las capas más acéfalas del censo. Y ahora, aunque quisieran, ya no podrán apearse. Ahí están ellos, pues, fieles guardianes de las esencias del zapaterismo, prestos a restaurar los grandes avances sociales del sexenio, vilmente traicionados por el revisionismo del Solemne. Y mientras tanto, los mercados mundiales de deuda, contemplando atónitos la comedia bufa. Mas dejémosles que sigan absortos en su cuento de la lechera particular. Y es que Zapatero va a regalarles el poder porque se lo exija un tertuliano de La Noria. Y si no, lo cederá cuando los chamarileros del Congreso, unánimes, le repudien los Presupuestos. Y si no, cuando lea la próxima encuesta del CIS. Y si no...


Libertad Digital - Opinión

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