viernes, 30 de abril de 2010

Otra burla de De Juana

El historial judicial de Ignacio de Juana Chaos está todavía muy lejos de cerrarse satisfactoriamente para el Estado de Derecho.

El etarra, autor de 25 asesinatos por los que cumplió tan sólo dos décadas de prisión, aguardaba en Irlanda del Norte el desenlace del proceso legal abierto para su entrega a España, donde debe responder de un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo en relación con una carta leída en el homenaje que se le rindió en agosto de 2008. Durante 17 meses ha cumplido escrupulosamente con las medidas cautelares impuestas por la Justicia del Ulster: retirada del pasaporte, toque de queda, obligación de presentarse todos los días en comisaría y facilitar información sobre su paradero. Pero desde el pasado 25 de marzo no se sabe nada de él. Fue el último día en el que se presentó en una comisaría de Belfast. Ni la Policía ni el juez ni sus abogados saben cuál es su paradero. La respuesta ha consistido en la apertura del proceso que revocará la libertad condicional del terrorista y que dictará una orden de busca y captura.

La hipótesis barajada por las autoridades irlandesas es que De Juana Chaos ha abandonado el país para eludir la más que probable extradición a España, dado que la primera sentencia del juez le fue desfavorable y nada hacía pensar que instancias superiores pudieran revocar el fallo. El episodio protagonizado por el etarra es el último de una serie en la que el Estado de Derecho no sale bien parado, y que ha resultado desalentadora para las víctimas. La indignación del colectivo que padeció más de cerca sus crímenes nos pareció siempre más que justificada. Entonces y ahora nos resultó inasumible que un terrorista tan brutal como De Juana Chaos no cumpliera ni un año de cárcel por cada uno de los asesinatos que cometió, y que pudiera disfrutar de la vida en libertad que él arrebató a tantos inocentes sin pedir perdón y sin mostrar un síntoma de arrepentimiento. Tampoco contribuyó a que la sociedad confiara más en las instituciones el bochornoso capítulo de la falsa huelga de hambre de De Juana, en la que el Gobierno socialista, inmerso por aquella época en pleno proceso de negociación con ETA, tomó la decisión de que el terrorista, que chantajeaba a la democracia con el supuesto ayuno, no cumpliera los tres años de prisión impuestos como autor de un nuevo delito de amenazas terroristas, con la agravante de reincidencia. La más que probable fuga de De Juana Chaos es una nueva burla a la Justicia, pero, sobre todo, un mazazo, otro más, para las víctimas. Es evidente que han debido existir errores importantes que han permitido que, de momento, un sanguinario pistolero haya eludido la acción de los tribunales. Relajación, negligencia, impericia... El caso es que el Gobierno español y las autoridades del Ulster, de las que forma parte el brazo político del IRA, deben aclarar cómo pudo eludir la vigilancia –queremos pensar que la había– o cuánto se tardó en reaccionar si como parece el etarra acudía a diario a la comisaría. Un caso tan alarmante exige una explicación convincente. La democracia tiene una deuda impagable con las víctimas del terrorismo y el caso De Juana la encarece y agrava.

La Razón - Editorial

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