jueves, 29 de abril de 2010

Márchese, señor Zapatero

Ante esta crisis económica, que se suma a una crisis nacional e institucional también sin precedentes, ya va siendo hora de que alguien le espete al presidente un "márchese señor Zapatero". España no se merece un Gobierno que la arruine y que le mienta.

La decisión de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor´s de rebajar nuevamente la nota de la deuda española a largo plazo, no por previsible resulta menos dramática para la economía española. El bono español ya cotizaba más de 100 puntos básicos por encima del alemán, lo que quiere decir que al Tesoro español ya le cuesta endeudarse mucho más que al germano, tendencia esta que la decisión de la agencia de calificación va a intensificar todavía más.

Con un Gobierno que se opone a reducir el gasto público, que se opone a cualquier reforma liberalizadora que reactive nuestra economía y que no contempla otra forma de aumentar los ingresos que no sea a través de una esterilizante subida de impuestos, estamos abocados a un déficit y un endeudamiento galopante que, para colmo, va a ser cada día más caro de financiar.


Por mucho que el Gobierno quiera desacreditar a esta agencia de calificación crediticia, por mucho que vuelva a apelar a un patriotismo mal entendido y por mucho que nos vuelva a hablar de una conspiración internacional contra España, la realidad y los mercados no van a dejar de imponerse.

Si Standard & Poors y demás agencias de calificación han fallado en el pasado, lo han hecho siempre pecando de optimismo, por lo que más le valdría al Gobierno no utilizar ese argumento como excusa. En cuanto al "patriotismo" de este Ejecutivo, aliado de formaciones secesionistas, más le valdría saber que el patriotismo en estos asuntos pasa por reconocer la realidad tal y como es y tener el valor de llevar a cabo las medidas necesarias para cambiarla. Justo lo que Zapatero se niega a hacer.

En lugar de ello, lo que hace Zapatero, y cada día con más intensidad, es recurrir al uso sistemático de la mentira, tal y como ha repetido este miércoles en sede parlamentaria, y tal y como, sólo en parte, ha dejado en evidencia Mariano Rajoy.

Así, decir como ha dicho Zapatero que las afiliaciones a la Seguridad Social subieron en 22.000 personas, cuando en realidad cayeron en 34.600 cotizantes, es una mentira tan grosera como la de afirmar que los ingresos del Estado crecieron un 0,8 por ciento, cuando la realidad es que la recaudación descendió un 1,9 por ciento en el primer trimestre.

Zapatero ha tenido también la desfachatez de afirmar en el Congreso que existe una "mejora" del déficit, cuando lo cierto es que ha experimentado un aumento del 17,5% internanual. Eso, por no hablar de su patética apelación al incremento de las ventas de automóviles, ventas que, en realidad, se están financiando con el dinero del forzado contribuyente.

Ante este generalizado desastre, que la vicepresidenta Fernandez de la Vega tambien ha tenido la caradura de presentar como muestra de que "el Gobierno sabe hacer los deberes y los está haciendo bien", no hay que extrañarse de que los inversores, tanto nacionales como extranjeros, hayan perdido la poca confianza que les quedaba en este Ejecutivo, sin que medie en ello conspiración internacional alguna.

Así las cosas, el principal obstáculo para la recuperación se llama José Luis Rodríguez Zapatero. Ya nadie puede albergar esperanza alguna de que el presidente de este Gobierno acometa lo que se ha negado a emprender durante todos estos años. De él sólo cabe esperar más y más mentiras.

Ante la mayor crisis económica que ha padecido España en su historia reciente, y ante una crisis nacional e institucional también sin precedentes, ya va siendo hora de que alguien le espete al presidente un "márchese señor Zapatero". España no se merece un Gobierno que la arruine y que le mienta.


Libertad Digital - Editorial

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