sábado, 20 de febrero de 2010

¿Dónde está Pizarro?. Por Maite Nolla

El problema de Pizarro no es que pasados los años se haya demostrado que Solbes mintió como un pirata, sino que en su propio partido no le defendieron en su momento y hasta llegaron a culparle de lo que pasó en aquel debate.

Lo peor del debate del pasado miércoles y de sus comisiones derivadas no es que sean una estafa monumental, sino que demuestran que el Gobierno no tiene ninguna solución real que al menos valga para este ratito, que dice el maestro Quique. Al final, de la comisión que tiene que salvar a España de su propio Gobierno, sólo queda que el futuro de Corbacho está en el aire, como si eso le importara a alguien, y que Miguel Sebastián no sólo se lava las manos con la cuestión de las multas, sino que, como su jefe, lo justifica.

Supongo que el debate del miércoles debió ser algo así como una sesión conjunta de senadores y diputados, hecho que explicaría la presencia de Leire Pajín y de Alicia Sánchez-Camacho entre los bancos del hemiciclo, presencia determinante para solucionar los problemas de España. Muy significativo de lo que es el PSOE y de lo que es el PP, sobre todo si tenemos en cuenta que en plena crisis económica y política falte en las gradas Manuel Pizarro.


Entiendo que es una cuestión de gustos, como en el toreo, la música, el fútbol o los artículos de opinión. A mí que el PP haya dejado ir, provocado la marcha o ninguneado a Manuel Pizarro, no me parece un lujo, como dicen los futboleros, ni una frivolidad; me parece una idiotez de las que sólo se explican en política. Un tipo que para defenderse del atropello económico, jurídico, político e incluso personal que supuso lo de Endesa, blandió la Constitución Española –lo de Endesa es medio Estatut, alguien dixit–, sería hoy, creo yo, bastante más útil al PP que su propio líder.

El problema de Pizarro no es que pasados los años se haya demostrado que Solbes mintió como un pirata, sino que en su propio partido no le defendieron en su momento y hasta llegaron a culparle de lo que pasó en aquel debate. A lo más que se ha llegado estos días es a dedicarle algún artículo de agradecimiento por los servicios prestados y a otra cosa, mariposa, o a alguna reflexión sobre lo ingrata que es la política para los que no son profesionales. Desde luego, lo de Pizarro es un aviso para todos aquellos que estén pensando en dedicarse a la política: quedaros dónde estáis. Yo no tengo nada contra Nacho Uriarte, que seguro que es una persona estupenda, pero, amigos míos, España tiene un grave problema si en la política tiene más futuro el presidente de Nuevas Generaciones que el presidente de Endesa.

Y lo malo no es que Rajoy pase por completo de Pizarro o de otros y otras; al fin y al cabo, él está bien y a gusto con sus jorges y demás. Lo malo es que en el PP no se tiren de los pelos de cómo está su propio partido. Igual lo dicen en pequeños círculos, que es tanto como decir que nadie se atreve a mover un dedo hasta que pase la próxima confección de listas. Volviendo al maestro Quique, no se preocupen, no llegará la sangre al río.


Libertad Digital - Opinión

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