viernes, 17 de abril de 2009

Julio Anguita en la Conferencia sobre la República el 14 de Abril de 2009 en el Paraninfo de la Complutense

PASO EL FOLCLORE. Por Alfonso Ussía

Se ha ido como vino, en plan aniversario. Pasó el folclore tricolor. Sea despedido con benevolencia hasta el próximo abril. La III República, dicen. Actos presididos por la bandera efímera. El día que los republicanos adopten, como en la Primera República, la Bandera de todos, quizá ganen puntos e inspiren menos risas. Italia mantuvo su Bandera eliminando de la franja blanca el escudo de los Saboya. Aquí nos pasean ese choque de colores que se muerden y que ondeó durante unos pocos años. La III República la sueñan sólo los comunistas y los falangistas. Fuerzas sociales limitadas. Barroso, el de Puerto Real, ha llamado «genocida» al Rey. Entra en el guión del folclore. Y el pelmazo de Antonio Romero busca veinticinco municipios que se adhieran a la III República española. Barroso, Romero, Anguita, Llamazares, Cayo Lara… ¿Qué hay detrás de ellos? Un fracaso. Del PCE a IU, y de IU a la III República. Un tostón.

El Rey se siente más a gusto con los socialistas que con los populares, y a los socialistas les gusta más La Corona que a un tonto una tiza. La Zarzuela bulle de socialistas, y la estrategia ha dado sus frutos. Es más fácil oír una crítica amarga del Rey de boca de un duque que de un sindicalista de la UGT. Pero en cada abril, los nostálgicos de lo que no vivieron, se reúnen para entretenerse y soñar proclamaciones. Inspira cariño que nos movamos todavía entre esas sombras. ¿Más libertad? ¿Acaso llamar «genocida» al Rey y seguir siendo alcalde no es un ejemplo de libertad plena? Mi respeto a los republicanos. Pero cambien de estética. Qué antigua, qué fea y qué pesada. Menos mal que la exaltación de folclore ocupa sólo un par de días de cada abril. Y ya no pueden gritar «¡Viva Rusia!», porque en lugar del embajador de Stalin vienen los presidentes de las petroleras. Una pena.

Escribe Raúl del Pozo que la Segunda República acabó en una guerra entre maestros y curas. Raúl sabe, y no lo escribe, que los maestros se bajaron de la Segunda República en 1934, y que los curas fueron masacrados. La imagen literaria está muy bien, pero aquello fue otra cosa. Todavía se refieren a Trevijano. Todo muy pasado. Trevijano es a la intuída Tercera República lo que el conde de Romanones al reinado de Felipe VI. Estos señores del leninismo recalcitrante no se han dado cuenta, y ya es hora, de que la Monarquía española de hoy milita en la Izquierda. Como la banca y las grandes fortunas. La Tercera e improbable República no vendría jamás de movimientos ideológicos herederos del pasado. La traerían los nobles, los agricultores y los pequeños y medianos empresarios. Lo que hoy es la clase media.

Esta Monarquía ha funcionado admirablemente bien desde su vocación socialista. Que sea la Izquierda la que pretenda derribarla se me antoja, además de una majadería histórica, un contrasentido. Las imágenes son elocuentes. A las reuniones de las personas Reales ya no van los duques, los marqueses, los condes y los militares de alta graduación, como antaño. Ana Belén, Victor Manuel, Sabina y –muy en breve–, el Gran Wyoming, han ocupado sus espacios. Bien está que una vez al año les guste a los comunistas recordar su confuso folclore. Pero dejen en paz a una Corona que está con ellos y a la que, los que no somos como ellos, también respetamos desde nuestro útil pragmatismo.

La Razón - Opinión

DUCHA ESCOCESA

La unanimidad de los malos augurios sobre la crisis económica internacional ha dado paso durante los últimos días a una ducha escocesa de declaraciones contradictorias, de las que tan pronto se deduce que empieza a vislumbrarse la luz al final del túnel como que lo peor estaría por llegar. En menos de una semana han sido el presidente Obama y el responsable de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quienes han invitado a un prudente optimismo, en el que también coinciden la OCDE y el Banco Central Europeo.

Pero después han llegado las previsiones de sentido opuesto, como la publicada ayer por el Fondo Monetario Internacional. En su documento sobre Perspectivas para la economía mundial, el Fondo habla de una crisis más severa y más larga que las anteriores debido a la conjunción de las dificultades financieras y la desaceleración de la economía real. Alerta sobre la salida de capitales desde los países emergentes y evita poner fecha a la recuperación. La tentación inmediata para los gestores y los responsables económicos llevaría a contraponer el pesimismo de estas previsiones del FMI al optimismo de otros organismos y Gobiernos, como si la tarea más urgente en este momento consistiera en discernir cuáles merecen más credibilidad. La realidad, sin embargo, resulta más compleja.


Las declaraciones de Obama y Bernanke eran obligadas desde el punto de vista político. El Gobierno que más recursos públicos ha invertido en la recuperación no puede prolongar indefinidamente el discurso pesimista, puesto que sería tanto como reconocer que las medidas que ha adoptado no funcionan o, peor aún, que han fracasado. Pero desde el punto de vista económico Obama y Bernanke eran conscientes de que sus pronósticos se apoyaban en una base extremadamente frágil. Es verdad que los mercados de acciones se han recuperado desde los mínimos de principios de marzo y también que algunas entidades financieras norteamericanas han obtenido mejores resultados que los previstos, hasta el punto de sugerir que podrían estar en condiciones de devolver las ayudas públicas. Pero el hecho de que Estados Unidos se encuentre con los datos de inflación más bajos de las cuatro últimas décadas recuerda uno de los rasgos más inquietantes de esta crisis: el consumo está estancado.

Éste es también el punto en el que se encuentra la economía española, instalada en tasas negativas de inflación que, cuando menos, están empezando a difuminar la frontera con la deflación. Por eso resulta imprudente abonarse sin matices a las declaraciones optimistas de Obama y Bernanke, imaginando que la evolución de la economía norteamericana tendrá un reflejo inmediato en la española. La experiencia indica que nuestra economía, como también la europea, suele reflejar con retraso lo que sucede en Estados Unidos. Y en los datos de inflación y de consumo lo único cierto es que ha tomado una preocupante delantera.

El País - Editorial

CLOACAS

«De estas luchas intestinas podría salir algo en claro sobre los atentados del 11-M cuya organización sigue siendo a día de hoy el mayor enigma de la democracia.»

Hay algo podrido que merodea por los aledaños del Ministerio del Interior y la Policía Nacional. Algo cuya pestilencia inunda ya todos los ámbitos de la vida pública y que tratan por todos los medios de ocultar a los ciudadanos. Algo que pocos saben, muchos intuyen y que está a punto de reventar. Y no es sólo el pésimo desempeño de una Policía Nacional abonada a los escándalos, ni las cada vez más evidentes lagunas en la investigación sobre el 11-M, ni las revelaciones de última hora sobre los viajes del director del CNI, ni siquiera los dimes y diretes que la Fiscalía, el Ministerio y el juez Garzón se traen entre ellos.


Las declaraciones de Conde Pumpido poniendo de manifiesto la putrefacción de un ecosistema propio, el de Interior, son la primera voz de alarma, pero no la única. El infeliz maridaje entre el Ministerio de Rubalcaba, el Cuerpo Nacional de Policía y la Audiencia Nacional no es cosa de ahora. Hunde sus raíces en lo más profundo del ser de nuestra democracia y es en estos momentos cuando la basura acumulada está empezando a aflorar. Lo hace, además, con fanfarria y titulares. Pocas veces antes los “asuntos de Interior” habían sido objeto de tanta y tan feroz polémica como en estos días en los que se han roto todos los diques que mantenían la ilusión de un sistema que, al menos en apariencia, funciona a las mil maravillas.

A modo de decorado la operación Gürtel y sobre las tablas los continuos despropósitos que se han patrocinado desde el Ministerio y la Audiencia. La farsa de la negociación con la ETA es uno de ellos, pero no sólo. Los desacuerdos y rivalidades entre los diferentes grupos de poder dentro del entramado de Interior han terminado por hacer públicas unas diferencias que eran más que evidentes desde hace mucho tiempo. Cabría, por tanto, preguntarse cuál es el papel que cada uno de los elementos implicados juegan en todo este drama, incluyendo, naturalmente, a Baltasar Garzón.

Lo más triste, con todo, no es el desbarajuste y la imagen de poca seriedad que están dando los responsables de la seguridad del Estado, sino el sentimiento de desamparo que, inevitablemente, asalta a todos los ciudadanos. Con una Policía ineficaz, con sus responsables envueltos en banderías internas o protagonizando controvertidas operaciones políticas; con un Ministerio del Interior que da bandazos y genera una sensación de inseguridad continua; con una Audiencia Nacional al borde de convertirse, como bien ha señalado Pumpido, en el juguete de Garzón, juez y parte que aspira a estar metido en todo por no se sabe bien qué privilegios que se ha autoarrogado.

Esta es una faceta más de la lamentable estampa de la Justicia en España, que no por menos sabida es menos descorazonadora. La presión, sin embargo, empieza a ser mayor de lo que puede soportar la caldera y tal vez el futuro nos depare novedades imprevistas. Novedades como las que, en su momento, fueron las bien remuneradas conferencias de Garzón en Nueva York o las jornadas cinegéticas de Bermejo y de Saiz. De estas luchas intestinas podría salir algo en claro sobre los atentados del 11-M cuya organización sigue siendo a día de hoy el mayor enigma de la democracia. Toquemos madera, quizá la historia tenga uno de esos giros inesperados y termine, al fin, por hacerse Justicia.

Libertad Digital - Opinión

UNA ESPAÑA IMPOSIBLE. Por M. Martín Ferrand

SON muchas las crisis que tenemos encima. El análisis suele quedarse en la superficie y contemplar los aspectos locales de la crisis financiera mundial que asfixia las economías de los países y las personas; pero esa es sólo la espuma del problema, su aspecto más visible y menos hondo. También hablamos, aunque con menor intensidad, de nuestros males específicos, que van desde un Estado gastador y con insostenibles pretensiones de bienestar a la generalizada costumbre de no trabajar con el esfuerzo y la productividad con que lo hacen nuestros vecinos en la UE. No es parte menor del problema el hecho de que mantener y retribuir a unos tres millones de funcionarios que pueblan Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías y una Administración del Estado tan elefantiásica como hueca de contenido.

Con todo, como estructura de la mayoría de nuestros males económicos presentes, está el Título VIII de la Constitución del 78. Se pretendió dotar de autonomía para la gestión a los municipios, a las provincias y a las Comunidades Autónomas; pero los hechos, avalados por la condición elástica que, como fruto del consenso, impregna la Carta Magna han llevado a la práctica de un Estado que es mero continente de los contenidos que, cada cual a su modo, han querido atribuirse las diecisiete porciones en que se ha fragmentado el viejo solar español. En tiempos de bonanza, el precio -una menor velocidad en la carrera del progreso- resultaba asumible. Ahora, cuando no solamente le vemos las orejas al lobo, sino que nos atufa su aliento, no hay solución para el problema económico español que no deba arrancar de una reconstrucción del Estado y sus competencias con el establecimiento de límites claros y definitivos de las Autonomías.

No hay solución para el problema económico español que no deba arrancar una reconstrucción del Estado

Podrían proponerse multitud de ejemplos para demostrar lo apuntado más arriba. Baste un botón que nos presta la frustración del ministro Miguel Sebastián. Con buen sentido y en cumplimiento de lo que ordena Bruselas pretendía una Ley de Comercio sobre supuestos de libertad de servicios y establecimientos. No será así. El proyecto se ha ido desvirtuando y las Autonomías mantendrán, por puras razones de clientelismo político, el férreo control de los comercios de menos de 2.500 metros cuadrados. Naturalmente, cada Autonomía con sus propios criterios. Así, la crisis será perpetua; pero muy plural, eso sí, y repleta de identidades nacionales y rasgos diferenciales.

ABC - Opinión

EL AHORRO NACIONAL. Por Yauma

Ahorrar es gastar algo en cantidad menor de la ordinaria o prevista, habitualmente reservándolo para el futuro, en términos contables, la diferencia entre los ingresos disponibles y el consumo efectuado. El ahorro puede ser público y privado, atendiendo a las partidas y agentes ahorradores, el ahorro público lo realiza el Estado y el privado las familias, empresas, el ciudadano corriente y currante como usted, y como yo, y el lechero de la esquina. El ahorro nacional es el ahorro total de un Estado, la suma del ahorro público y privado.

En la medida en que la gente está dispuesta a ahorrar, privándose de consumir en el presente y esperando para realizar un consumo futuro, podrá el grupo social dedicar recursos a una nueva formación de capital. Y en la medida en que la gente se desentienda del futuro, podrán en cualquier momento, “desahorrar”, disfrutando de los placeres presentes a expensas del futuro. Esta es la concepción clásica del ahorro, sin embargo en la moderna economía monetarista, a veces ocurre que, cuanto más intenta ahorrar la gente y el Estado, se producen menos bienes de capital: y que paradójicamente, cuanto más gasta la gente en el consumo, mayor es el estímulo sentido por los empresarios para construir nuevas fábricas, equipos, nuevas inversiones etc.

Charles Dickens (en su obra David Copperfield) dejó escrita para la posteridad la famosa ecuación de la completa felicidad, la ecuación de Wilkins Micawber: Renta: 20 libras al año; gastos: 19 libras, 19 chelines y seis peniques= FELICIDAD .
Gasto: 20 libras y seis peniques= MISERIA.

Parece claro que debido al elevado precio del petróleo y de la energía en general, un fantasma del siglo XXI recorre los países no autosuficientes en medios energéticos, cual quinto jinete del Apocalipsis, amenazando con paro, inestabilidad, y miseria a muchísimas sociedades consideradas opulentas hasta hace bien poco tiempo. Por ello que el ahorro energético es preocupación de primer nivel para los gobernantes responsables de la mayoría de dichos países. En el caso de España nuestro ministro de Industria Turismo y Comercio, Miguel Sebastián se ha propuesto reducir el consumo energético en un modesto diez por ciento, destacando por ejemplo el cambio de hábitos en el hogar que permitirá ahorrar hasta un veinte por ciento en electricidad (luz), parece ser según sus ultimas declaraciones, que el cambio de hábitos en general será el caballo de batalla de su programa ahorrador.

El señor Sebastián, además de gran innovador, es un economista de primer nivel, lo demostró cuando dirigía el centro de estudios del BBVA, político zapaterista de ultima hornada, amigo personal de ZP, responsable del sublime saber económico de nuestro amado presidente, nuevo sabio oficial en temas de economía monclovita, donde parecen que están preparando la próxima jubilación del solvente Solbes, al parecer no suficiente recuperado del accidente ocular, lo que le ha llevado a aumentar el número de dioptrías para la visión macroeconómica del país y cada vez requiere utilizar gafas de mayor graduación.

Amparándose en el ahorro energético, Sebastián introduce una innovación revolucionaria, la eliminación de la inocente corbata, del vestuario habitual de los señores diputados, “No me la pongo hasta Octubre” ha afirmado el ministro eligiendo la corbata como remedio para los males del aire acondicionado, para los males de consumo se entiende, pues los enfriamientos de garganta pueden estar a la orden del día. Además una nota oficial aconseja a los trabajadores del Ministerio de Industria que reduzcan el uso de la corbata. En un acto informativo reciente en el que presentó su programa de ahorro de energía, medidas revolucionarias e innovadoras todas ellas, como apagar las luces, subir la temperatura del termostato del aire acondicionado, utilizar aparatos de bajo consumo etc. Los funcionarios del Ministerio que le acompañaban y el mismo Sebastián iban descorbatados, por cierto el ministro apenas pudo hablar debido a una infección de garganta evidente.

Pero tras la medida de Sebastián, como en la mayoría de medidas zapateriles, siempre hay un objetivo no visible, en este caso la corbata como símbolo fálico y machista molesta a las feministas del Gobierno de ZP, y al propio presidente el mayor feminista del Reino, también está la tendencia de quienes se proclaman de izquierdas, y ese complejo de Edipo frente a Alfonso Guerra, el líder de los descamisados, según sus propias palabras, cuando “Arfonso” era alguien en el PSOE. Ahora tendremos los descorbatados de Sebastián y Zapatero.

De todas maneras lo de la corbata es sólo un pequeño paso en el ahorro de energía. Nosotros estamos en situación de poder hacer una propuesta ahorrativa al señor Sebastián que, sin lugar a dudas, redundará en el ahorro energético nacional en grandísima medida. Teniendo en cuenta nuestra experiencia de ex -militantes de C´s proponemos que en el Congreso de los Diputados y en el Senado sus señorías se desnuden, de manera paulatina y ordenada, primero la corbata, después la chaqueta, la camisa, los pantalones, etc. hasta quedarse en bolas, igualmente las prendas equivalentes en el caso de las señoras diputadas. Así de forma inocente, los diputados y diputadas dejarían al descubierto sus miembros y miembras, como en una foto perpetua del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, dicha idea podría extenderse al resto de parlamentos autonómicos, con alguna pequeña restricción personal en el caso del Parlament de Catalunya por motivos de estética y armonía de la belleza.

La cantidad de calor generada en el país con tal medida sería tan grande, que transformada convenientemente según el primer principio de la Termodinámica, nuestras penurias petrolíferas desaparecerían, y el déficit energético se transformaría en superávit con lo que podríamos pasar a ser exportadores netos, y los recursos generados emplearlos para reforzar el Estado de las Autonomías y devolver el dinero que por justicia reclaman algunas por aplicación de las balanzas fiscales.

El blog de Yauma

LA “POLITICA EXTERIOR” DEL GOBIERNO CATALAN ( II)

Talleres de crema catalana, verbenas, conferencias sobre la Virgen de Montserrat o cursos para bailar sardanas. En eso consiste la política “exterior” del gobierno regional catalán, cuyo presupuesto costean con todos los ciudadanos.

Es bien conocido que en muchas partes del mundo viven ciudadanos catalanes y que algunos de ellos se reúnen para celebrar tradiciones catalanas. Sin embargo, lo que tal vez no es tan conocido es que estas fiestas de catalanes en el exterior las están pagando todos los ciudadanos que viven en Cataluña.

Desde el año 1996, los sucesivos gobiernos catalanes han financiado con dinero público cualquier grupo, entidad o asociación en el mundo que se autodenomine catalana o de origen catalán. El objetivo de esta política no esconde ninguna sorpresa: se trata de mantener una red de centros catalanes para que promuevan “la lengua y la cultura catalanas” en el exterior.


Esta política la inició CiU en 1996 con la aprobación de la ley 18/1996, la cual declara las llamadas comunidades catalanas en el exterior “objeto de protección y apoyo” por parte del gobierno catalán.

Desde entonces, estas comunidades en el exterior han sido un objetivo importante para los sucesivos gobiernos catalanes, tanto de CiU primero como del tripartito de izquierdas después. Desde 1996 se han promulgado dos decretos (el decreto 118/1998 y dos años más tarde, el decreto 357/2000) con la idea de reforzar la cobertura legal para el apoyo económico a estos centros.

Desde 2006, cuando el segundo tripartito empezó a gobernar en Cataluña, el apoyo económico a las entidades de catalanes en el mundo –también llamados casals- ha subido de rango. Hoy es la segunda gran área de la “acción exterior” del gobierno catalán. La primera área, más conocida, es la creación de una red de delegaciones exteriores para que actúen como “embajadas catalanas” (véase La “política exterior” del gobierno catalán (I)).

El infatigable director de esta política exterior no es otro que el vicepresidente Josep-Lluís Carod-Rovira. Desde la Secretaría de Asuntos Exteriores, Carod maneja a su antojo un presupuesto que se eleva a 67 millones de euros sólo para este año, y que se dedica íntegramente a “proyectar Cataluña en el mundo”. Como no podía ser de otra manera, esta política cuenta con el apoyo unánime del nacionalismo catalán.
Para promover los casals no se escatiman esfuerzos económicos. Actualmente ya disponemos de los datos sobre las subvenciones que recibieron estas entidades de catalanes el año pasado. Según el DOG 5250, recibieron un total de 2.510.432 millones de euros sólo durante el primer semestre del año 2008, es decir, del 1 de enero al 30 de junio.

Y si no hubiera suficiente, para la segunda mitad del año 2008, se les dio un total de 2.095.866 millones de euros. Esta cantidad ni siquiera cubre toda la segunda parte del año. Según el DOGC 5299 se otorga esta cantidad para el periodo comprendido entre el 1 de julio y el 30 de setiembre. Sólo para tres meses, la friolera de 2.095.866 millones de euros.

Así, sin que ello sea muy conocido, los ciudadanos hemos regalado 4.606.298 millones de euros a catalanes en el extranjero para sus reuniones y sus fiestas y todo ello sólo durante los nueve primeros meses del año 2008.

Con ligeras variaciones, éste es el presupuesto que se destina anualmente a esta partida. Actualmente ya ha salido la primera convocatoria para las ayudas del año 2009.

En las diferentes convocatorias encontramos cinco conceptos en base a los cuales las entidades pueden pedir subvenciones: para el funcionamiento ordinario de sus sedes, para actividades de promoción del catalán y la cultura catalana, para actividades extraordinarias, para ayudas sociales a sus miembros y para rehabilitación y obras en las sedes. Todos los casals reciben subvenciones por varios conceptos.

La ley 18/1996 declara textualmente reconocer la “catalanidad” de ciertos grupos de personas residentes en el exterior y en consecuencia, les otorga derechos, uno de los cuales es recibir subvenciones.

Actualmente, hasta 117 comunidades catalanas en el exterior son reconocidas por la Generalidad. La larga lista incluye, entre otras, a los centros catalanes de Buenos Aires, Caracas, Marsella, Bruselas, Quebec o Melbourne. Parece ser que esta “catalanidad”, además, se hereda: en Uruguay, por ejemplo, hay un casal que se denomina Asociación de empresarios de ascendencia catalana en Uruguay.

¿Qué hacen estas comunidades? ¿Cuál es esta función tan importante que realizan? Veamos algunos ejemplos: el Casal Catalán de Vancouver, para citar uno de ellos, organiza un taller de crema catalana y una exposición para celebrar el 800 aniversario del nacimiento del rey Jaime I.

El Casal Virolai de Querétaro (México) organiza anualmente la verbena de San Juan, celebra el día de la Virgen de Montserrat y da conferencias sobre Cataluña.

Por su parte, el Círculo Catalán de Marsella, ofrece cursos de catalán y cursos de sardanas, da charlas en institutos sobre historia de Cataluña y España, y el año pasado participó en la Feria de Artesanos de Marsella a la que invitó a artesanos catalanes.

Finalmente, el Centro Catalán de Escocia programó para su décimo aniversario una cantada de habaneras, una muestra de platos catalanes y un baile popular escocés.

Para la Secretaría General de Asuntos Exteriores, las cosas van viento en popa. No en vano, uno de los logros de la “acción exterior” es que el 11 de Setiembre, día nacional de Cataluña, ya es celebrado por más de 30 casals del mundo “con cantadas de habaneras, muestras de cocina catalana, bailes de sardanas y conciertos de canto coral”. Estas son las altas miras de la proyección internacional de Cataluña.

Como no es de extrañar, la lista de comunidades catalanas va en aumento. Cualquier catalán o descendiente de catalanes en el exterior puede formar una entidad y solicitar dinero al gobierno catalán para que financie sus actividades. El último caso registrado es el Casal Catalán de Islandia, abierto en octubre pasado. Su presidente, Xavier Rodríguez, explica en la entrevista que le realiza el Boletín 6 del Departamento de la Vicepresidencia, que sin el dinero del gobierno catalán no podrían sobrevivir. En la entrevista, no hay mención del número de socios que tiene este centro en Reykiavik.

Otros presidentes entrevistados para el Boletín también admiten que el único dinero que reciben es de la Generalidad, y, naturalmente, hacen un llamado a que este dinero siga llegando.

La “política exterior” del gobierno catalán no se limita a apoyar económicamente los casals y a abrir delegaciones exteriores. Incluye otras partidas destinadas a políticas identitarias, como la promoción de selecciones deportivas catalanas para que sean aceptadas por las respectivas federaciones internacionales.

Finalmente, el dinero también alcanza para decisiones sobre la marcha. Por ejemplo, durante su reciente viaje a Ecuador, la última ocurrencia de Carod-Rovira fue regalar un millón de euros a los ecuatorianos “para la defensa de las lenguas indígenas”.

Como no es de extrañar, los medios de comunicación en Cataluña callan sobre todo este despilfarro. Ni siquiera el estrafalario regalo, en plena crisis, del vicepresidente a los ecuatorianos ha provocado la crítica de la prensa catalana.

Ninguno de los grandes medios en Cataluña crítica jamás las políticas identitarias del gobierno catalán. En cuanto a las subvenciones a los casals, la prensa catalana incluso las apoya: todo lo que sirva para “promocionar la lengua y la cultura catalanas en el mundo” es bueno. Y punto.

Puede que sea bueno para Cataluña que se coma pan con tomate en Buenos Aires y se bailen sardanas en Bruselas, pero claramente todo ello no tiene ninguna utilidad para los ciudadanos de Cataluña. Más bien a éstos lo único que les toca es pagar y callar.

Economía y Nacionalismo

LOS CANAPES DE SANT JORDI COSTARAN 70.500 euros

Acto institucional

El Departament de Presidència saca a concurso el catering de la diada.
A Benach le llovieron las críticas por gastar 49.000 euros el 11 de Septiembre.


El presidente de la Generalitat, José Montilla, ya ha empezado a preparar los festejos de la Diada de Sant Jordi. El Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) publicó el jueves la licitación de un contrato de servicios para escoger al proveedor del catering que el mandatario catalán ofrecerá el próximo 23 de abril a la flor y nata de la sociedad catalana.


Los canapés que se comerán los afortunados que logren una invitación le costarán al erario público 70.500 euros, según se desprende de la convocatoria del concurso. El presupuesto de licitación asciende a 65.887,85 euros, a los que hay que añadir otros 4.612,15 euros que la Generalitat abonará en concepto de Impuesto sobre el Valor Añadido.

Las empresas interesadas pueden presentar sus ofertas a lo largo de los próximos 15 días. A la hora de hacer la adjudicación, la Generalitat tendrá en cuenta a partes iguales la bondad de la oferta económica y la propuesta de servicio, de acuerdo con lo establecido en la licitación, que firma el secretario general adjunto de Presidència, Jordi Menéndez.

La celebración oficial de Sant Jordi ha sufrido variaciones en los últimos años. En la época en que gobernaba Jordi Pujol era costumbre que los invitados acudiesen al Palau de la Generalitat a primera hora de la mañana del 23 de abril para desayunar chocolate deshecho con melindros. Cuando Pasqual Maragall fue elegido presidente catalán decidió cambiar de tercio y optó por ofrecer una especie de brunch en el Palau de Pedralbes a eso del mediodía.

Montilla mantuvo el año pasado el escenario decidido por su antecesor, el Palau de Pedralbes, pero adelantó la hora de la convocatoria para que los invitados pudieran compatibilizar su asistencia al evento con otras de las muchas actividades que se organizan en Barcelona el día de Sant Jordi.

La política catalana celebra también por todo lo alto la otra gran Diada, la del Onze de Setembre. El año pasado, la oposición puso el grito en el cielo cuando trascendió que la celebración costó 349.000 euros. Por el acto solemne organizado en el recinto del Parc de la Ciutadella la mañana del 11 de septiembre la Generalitat desembolsó 300.000 euros.

Los otros 49.000 fueron por cuenta del Parlament y se destinaron a la celebración de una fiesta la víspera de la Diada en los jardines adyacentes a la Cámara catalana también en el Parc de la Ciutadella. El presidente del Parlament, Ernest Benach, recibió una cascada de críticas. Se le acusó de malgastar los recursos públicos en fiestas y canapés en plena crisis económica.

El Mundo