lunes, 16 de febrero de 2009

Al Gore denunciado por mas de 30 000 Cientificos por fraude (VOSE)

John Coleman, fundador del Weather Channel, y mas de 30.000 cientificos han decidido que, dada la reticencia de Al Gore y su tropa de burocratas del IPCC de la ONU, no podran rechazar el debate que se dara en el juzgado al ser acusado por fraude. Hay cada vez mas cientificos que respaldan las predicciones de Fred Hoyle y Wickramasinghe, y tantos otros, expuestos en el libro CALOR GLACIAL del valiente contraperiodista Luis Carlos Campos, escrito contracorriente.

Desde verano de 2007 que nos enfriamos, y el informe cientifico que prometia la ONU-IPCC para Noviembre 2007, luego para Febrero 2008 no ha aparecido ni aparecera. Numerosos ex-cargos del IPCC que dimitieron habiendo visto la corrupcion y mendacidad de esta institucion han hablado.

No se pierdan el final del video. Los ciclos solares son inexorables, y la justicia tambien.


El PP acusa a Hereu de gastar 60.000 euros al día en publicidad

Alberto Fernández Díaz, presidente del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, ha denunciado “la falta de escrúpulos por parte de Jordi Hereu y del gobierno municipal, que se gastan 20 millones de euros anuales en publicidad en tiempos de crisis, lo que supone más de 60.000 euros al día”.

Asimismo, se ha referido al libro "Barcelona capital económica" encartado en El Periódico de Cataluña este fin de semana. “Es la muestra clara de cómo el gobierno municipal gasta el dinero de los barceloneses para intentar limpiar la mala imagen de su gestión”.

Fernández Díaz ha señalado que “mientras Hereu hace autobombo y no cesa de gastar dinero en publicidad, no destinan los recursos necesarios para fomentar planes de ocupación o ayudas a las empresas y comercios, o para atender a las necesidades sociales de la gente”.

Finalmente, ha indicado que “el gobierno municipal, en tiempos de crisis debería dar ejemplo de austeridad y responder con medidas como rebajar el gasto en publicidad”.

e-notícies

El Govern quiere que los catalanohablantes usen el catalán cuando les respondan en castellano

La Generalitat ha presentado su nueva campaña para la normalización lingüística del catalán, "Encomana el català", que centra su objetivo en cambiar los hábitos de aquellos catalanohablantes que cambian de idioma para comunicarse en sociedad.

El vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira, ha informado en rueda de prensa de que frecuentemente los catalanoparlantes cambian de lengua cuando se dirigen a gente que no les responde en catalán y que se debe corregir esta "discriminación".


Según una encuesta de usos lingüísticos en Catalunya realizada en 2003, el 70,6% de los que inician una conversación en catalán cambian al castellano después de que su interlocutor les haya respondido en castellano.

Carod-Rovira ha explicado que manteniendo conversaciones en que uno de los dos idiomas utilizados sea el catalán se ayudará a los inmigrantes a integrarse en la sociedad catalana y se fomentará el uso del catalán para que no se convierta en una lengua "sólo hablada por los que la saben hablar", lo que la convertiría, a la larga, en "lengua muerta".

El Govern ha destinado 229.000 euros a la campaña, que será difundida por diferentes medios de comunicación (televisiones, radios y publicaciones) desde esta noche hasta el día 15 de marzo y, según el secretario de Política Lingüística, Bernat Joan, se alargará toda la legislatura con diferentes actividades.

El objetivo de la campaña es sensibilizar a los catalanoparlantes sobre el uso público del catalán y para que no den por supuesto que no les van a entender, puesto que el 90% de la población que vive en Cataluña entiende el catalán, según Joan.

Carod-Rovira ha añadido que "las lenguas se aprenden por inmersión social", con el contacto informal en la vida cotidiana, y que el "tono amable, festivo y positivo" de la campaña ayudará a superar "la predisposición psicológica negativa" de esta corrección lingüística.

En el proceso de ideación de la campaña intervinieron una veintena de organizaciones empresariales y sindicales, asociaciones de inmigrantes, entidades en favor del catalán, medios de comunicación e instituciones académicas.

La Vanguardia

Santander suspende durante dos años los reembolsos del Banif Inmobiliario

Ha estallado definitivamente el escándalo en el fondo inmobiliario más grande de España, el Banif Inmobiliario. El anuncio una tasación extraordinaria de sus inmuebles en enero y febrero -con la consiguiente caída del valor del fondo- ha desatado una auténtica avalancha de solicitudes de reembolso, lo que ha llevado al Santander a pedir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspender los rescates durante dos años.

El importe que pretendían retirar los partícipes en la ventana de liquidez del 1 de marzo asciende a 2.617 millones de euro, en torno al 80% del patrimonio total del fondo. Hay que recordar que en la anterior ventana de liquidez (noviembre) fueron reembolsados unos 600 millones antes de que se anunciara la tasación, por la huida generalizada de los inversores del sector inmobiliario.


"El fondo carece actualmente de la liquidez necesaria para afrontar el íntegro pago del citado importe", informó hoy la entidad cántabra al organismo que preside Julio Segura. Según precisa, la gestora Santander Real Estate ha adoptado esta decisión por considerar que es la más adecuada para la defensa del interés general de los partícipes, tras analizar las distintas alternativas.

Para disponer del tiempo necesario para generar liquidez enajenando los activos del fondo, el Santander ha pedido a la CNMV suspender el reembolso de participaciones por un periodo de dos años a contar desde el 28 de febrero, hasta el mismo día de 2011. Esta práctica de 'liquidación ordenada' es habitual en los hedge funds en caso de reembolsos masivos, puesto que de esta forma se venden los activos del fondo y se devuelve a todo el mundo sus participaciones con la misma valoración. Lo contrario beneficia a los que se salen frente a los que se quedan, ya que el fondo sólo mantiene los activos más difíciles de vender.

Asimismo, la entidad que preside Emilio Botín ha pedido al organismo supervisor de los mercados que exima del cumplimiento de los coeficientes durante este periodo de suspensión de los reembolsos a los partícipes. Durante este plazo de dos años, la gestora aplicará una rebaja de sus comisiones, que pasarán a ser del 0,75%, mientras que el depositario también reducirá sus comisiones al 0,10%.

El banco precisa que si una vez efectuado el pago de los reembolsos el patrimonio del fondo fuese inferior al mínimo establecido por la normativa, la gestora y el depositario acordarían su disolución.

Por otro lado, el banco indicó que Santander, Banesto y Banif han manifestado a la gestora su predisposición para estudiar la posibilidad de conceder, a aquellos de sus clientes que sean titulares de participaciones en el fondo, financiación con garantía de dichas participaciones. No obstante, la entidad que preside Emilio Botín puntualiza que la eventual financiación a dichos partícipes se realizaría en condiciones de mercado y siempre que el análisis de riesgos lo aconsejara.

Atenderá solicitudes hasta el 27 de febrero

El Santander indicó que atenderá a las solicitudes de reembolso recibidas hasta el 27 de febrero incluido. Destinará un importe equivalente al 10% del patrimonio del fondo al pago a prorrata de dichos reembolsos, al valor liquidativo a 28 de febrero. Dicho pago inicial se efectuará en dos plazos, a razón de la mitad en cada uno de ellos. El primero tendrá lugar el 9 de marzo de 2009, y el segundo el 5 de mayo de este año. Para atender a estos pagos, el fondo agotará su capacidad de endeudamiento y procederá a la venta de activos.

En caso de que no fuera posible realizar las ventas de activos necesarias para completar el segundo de estos pagos, el Santander suscribirá participaciones del fondo en la cuantía necesaria para aportar la liquidez restante hasta el límite del 10% del patrimonio. En este contexto, el fondo iniciará un programa ordenado de enajenación de activos, con el objetivo de llevarlos a cabo en el menor plazo posible.

La tasación de la polémica

Después de los fuertes reembolsos de noviembre, Santander anunció el 16 de diciembre una tasación extraordinaria de todos los inmuebles que tiene en cartera el fondo, para lo cual había introducido el día 12 un cambio en su folleto sobre la política de tasaciones: hasta entonces, los inmuebles se tasaban una vez al año y el volumen se repartía equitativamente en los 12 meses del año, para que no hubiera grandes diferencias de un mes a otro. Este cambio se justificaba porque "concurren circunstancias especiales de mercado", que "está sufriendo una rapidísima evolución", según el banco.

Esta tasación se iba a realizar en dos tandas, en enero y febrero. La primera arrojó una caída del valor del fondo del 4,21%, la mayor sufrida por este producto en su historia. En esas circunstancias, y ante el temor de que la segunda fuera aún más dolorosa, todo el mundo ha preferido salirse del fondo y conservar las ganancias acumuladas en los últimos años, que tampoco estuvieron a la altura del crecimiento del mercado inmobiliario.

Cotizalia

Los 'rojos' también cazan. Por Javier Orrico

Mientras los parados crecen, los rojos cazan. Aquí debería terminar este artículo. Si fuera un poema, ya estaría dicho todo. Hasta ahora nos faltaba la metáfora, el icono, la imagen, el retruécano con gorro tirolés que revelara para siempre la verdad de este socialismo de ojos fríos y revancha caliente, este partido Iznogud.

Pero hoy está “todo más claro” (Pedro Salinas). Lo único que querían era ser el franquismo en lugar del franquismo. Una Unión de Repúblicas Socialistas Galeuskas con sus dachas en el campo para los jefes, y sus obreros alcoholizados y sin esperanza. Como ahora. La obsesión por la Memoria Histórica (no la de quienes buscaban a su abuelo fusilado, sino la de estos sierrosmorenos que han usado la prolongada pena de algunas familias como arma electoral) no era más que el resultado de una pulsión profunda: aplastar a la derecha, echarla de un democracia concebida como un coto (de caza), como ya intentaron otras veces. Lo que persiguen es construir su propio cuarentañismo de ecologistas, feministas y carteristas políticos, un ático con vistas a un mar peronista y eterno.


Anhelaban heredar el poder y la tripa, las reuniones de alféreces y empresarios del Régimen donde se planificaban los negocios y las maniobras contra un adversario cautivo, desarmado y tontaina. Suceder a sus padres simbólicamente, como en Edipo-Bermejo, esa farsa de alcalde franquista en la que el hijo llega más alto y caza más muflones que el padre. Lo importante no es el color de los muflones, rojos, azules, lo importante es la caza, formar parte de ella, arreglarse el piso del Ministerio por cuarenta millonzuchos y cazar con los que son algo.

El Reich de playmobil ya está completo. Tenía sus bancos y familias intocables, su capitalismo de gente guapa y progre, sus coches oficiales y blindados, sus viajes tripartitos, sus muebles de diseño a 360.000 pesetas la silla (sí, han leído bien, en pesetas “todo está muchos más claro”) para los despachos de los Touriños defensores de las patrias. Tenían un montón de naciones, cuantas hicieran falta, con sus embajadas y todo, sesenta ya las de Cataluña, legales desde el Estatut. Tenían sus medios informativos, sus periódicos, sus televisiones, sus Milás, su Sexta, su Guayomin, su Roures, el dueño ultracapitalista -forrado por el Gobierno- que dice trabajar para la instauración de un régimen comunista, y catalán, por supuesto, donde el Barça sea declarado equipo nazional, como un nuevo Steaua de Bucarest, aquel que ganaba las ligas rumanas porque era el equipo de 'Zeaucescu'. Tenían sus cómicos, su Bardem, su Luppi, su Verónica Forqué, pobrecita, su Almodóvar, su ‘condón’ sanitario .

Tenían hasta su Gallardón, trabajando con astucia para terminar de convertir a la oposición en una más de las instituciones del Régimen. El PP es hoy ese partido de pulsión gallardonita que ya está recogiendo lo que sembró. O mejor, lo que no arrancó. El partido que llegó al poder en el 96 con un programa de regeneración democrática, olvidado al minuto siguiente de su mayoría absoluta, firmó allí su sentencia, almidonó su cuello con la gomina de Michavila para que se lo pudieran cortar mejor.

Todos los pactos en los que el PP y su complejo de consenso ucedita ha ido cayendo con el PSOE, eran trampas para muflones donde hoy los cazadores del Régimen entrenan sus escopetas. Dicen que Garzón invitaba a la cacería a los suyos para celebrar los veinte años de socialismo y ruina que ya se han iniciado. Pero la indecencia cinegética de Bermejo y Garzón sólo ha sido posible por la vocación muflona del PP. Por aquel Pacto por la Justicia, por los de la sanidad y la educación, por no extirpar de raíz la planta de la Logse, por no haber abierto las listas a la verdadera libertad de voto, por no haber introducido controles en el derroche de las taifas regionales, por no haber parado la sangría autonómica de reformas estatutarias a la que nunca debieron sumarse. Por sus leyes lingüísticas, por sus vacilaciones frente a los nazionalistas, por haber acabado con María San Gil. Por tantas y tantas cosas. Por no haber limpiado la financiación de los partidos políticos, que es de donde le han crecido los chorizos que hoy le aventan la basura en una España llena de alfombras palaciegas bajo las que se oculta, incontenible ya, la mierda.

Mientras los parados crecen, los rojos cazan. Tenían sus sindicatos comprados (sólo en Andalucía, ¡44.000 millones de pesetas! en subvenciones en pocos años para UGT y CCOO). Tenían sus servicios secretos, sus policías trufadas, su Constitucional amigo. Pero lo que no tenían era el salmón del Caudillo, su metáfora, la foto. Esos cuernos abatidos. Esa cena entre el polícía, el juez, la fiscal y el ministro, que parece una comedia italiana. Siciliana. Esa connivencia no para combatir el delito, sino para filtrarlo, lentamente, en dosis que terminen por ser letales sin que siquiera haga falta demostrar nada. Hay algo peor que la cárcel: la destrucción moral del delincuente, la extensión a toda su familia, su clan, su raza, su sexo, su partido, del delito. Usar al Estado para aplastar a quien se opone. Eso es el poder absoluto.

Ya lo tienen. Ya tienen el salmón, la foto, la imagen pornográfica de una democracia muerta. Tan muerta como los muflones a sus pies.

El blog de Javier Orrico

Películas de Guerra. Por Arturo Pérez-Reverte

Cenaba la otra noche con Javier Marías y Agustín Díaz Yanes. Cada vez que nos juntamos –somos de la misma generación: Hazañas Bélicas, Capitán Tueno y el Jabato, cine con bolsa de pipas– acabamos hablando de libros y de las películas que más nos gustan: las del Oeste y las de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo aquéllas de los años cincuenta, a ser posible con comando inglés dentro. A Tano, sobre todo, le metes unos comandos ingleses en una película en blanco y negro y se le saltan las lágrimas de felicidad. Y si encima intentan matar a Rommel cerca de Tobruk, levita. El caso es que estuvimos comentando la última que hemos rescatado en deuvedé, que es El infierno de los héroes –José Ferrer al mando de una incursión de kayaks en la costa francesa–, e hicimos los votos acostumbrados para que a alguna distribuidora se le ocurra sacar dos títulos que llevamos casi cincuenta años esperando ver de nuevo: Yo fui el doble de Montgomery y Fugitivos del desierto: aquélla de John Mills, con Anthonty Quayle de espía alemán. Por mi parte, y ya que mis favoritas son las de guerra en el mar –los tres coincidimos en que Hundid el Bismarck y Duelo en el Atlántico son joyas del género, sin despreciar, claro, Náufragos y Sangre, sudor y lágrimas–, la película que me hará caer de rodillas dando gracias a Dios el día que me la tope es Bajo diez banderas, de la que sólo tengo una vieja copia en cinta de vídeo: la historia del corsario alemán Atlantis, con un inolvidable Van Heflin interpretando el papel del comandante Rogge, y Charles Laughton en el papel, sublime, de almirante inglés. Cine de verdad, en una palabra. Del que veías con diez o doce años y te marcaba para toda la vida. .

Comentamos, al hilo de esto, que tanto al rey de Redonda como al arriba firmante nos llegan a menudo cartas de lectores solicitando listas de películas. Yo no suelo meterme en tales jardines, pues una cosa es hablar de lo que te gusta, sin dar muchas explicaciones, y otra establecer listas más o menos canónicas que siempre, en última instancia, resultan subjetivas y pueden decepcionar al respetable. Hay una película, por ejemplo, que Javier, Tano y yo consideramos obra maestra indiscutible: Vida y muerte del coronel Blimp, dirigida por nuestros admirados Powell y Pressburger –los de La batalla del río de la Plata, por cierto, sobre el Graf Spee–; pero no estoy seguro de que algunos jóvenes espectadores la aprecien del modo incondicional en que la apreciamos nosotros. Son otros tiempos, y otros cines. Otros públicos.

De cualquier modo, Javier y yo nos comprometimos durante la cena a publicar algún artículo hablando de esas películas, cada uno en el suplemento dominical donde le da a la tecla. Como escribimos con dos o tres semanas de antelación, no sé si el suyo habrá salido ya. Tampoco sé si habrá muchas coincidencias, aunque imagino que las suficientes. En lo tocante a películas sobre la Segunda Guerra Mundial, yo añadiría Roma, cittá aperta, Mi mejor enemigo –tiernísima, con David Niven y Alberto Sordi–, Los cañones de Navarone, El día más largo, El puente sobre el río Kwai y algunas más. Entre ellas, Las ratas del desierto, Arenas sangrientas –John Wayne como sargento de marines–, 5 tumbas al Cairo, Comando en el mar de la China, Torpedo, El tren –con Burt Lancaster, obra maestra– o la excelente Un taxi para Tobruk, con Lino Ventura y Hardy Kruger, clásico entrañable de la guerra en el Norte de África. Sin olvidar la rusa La infancia de Iván, la italiana Le quattro giornatte di Napoli y la también italiana –ésta de hace muy poco, y buenísima– Il partigiano Johnny. Pues, aunque las mejores películas de la Segunda Guerra Mundial se rodaron entre los años 40 y 60, es justo mencionar algunos importantes títulos posteriores. Como la primera mitad de Doce del patíbulo, por ejemplo. O Un puente lejano. O El submarino, de Wolfgang Petersen. Sin olvidar, claro, Salvad al soldado Ryan, ni la extraordinaria serie de televisión Hermanos de sangre.

No puedo rematar un artículo sobre películas de la Segunda Guerra Mundial sin citar, aun dejándome muchas en el cartucho de tinta de la impresora, dos que están entre mis favoritas. Una es No eran imprescindibles –Robert Montgomery, John Wayne y Patricia Neal–, donde John Ford cuenta la conmovedora historia de una flotilla de lanchas torpederas en las Filipinas invadidas por los japoneses. La otra es El hombre que nunca existió, episodio real de espionaje –Clifton Webb es el protagonista, con Stephen Boyd, el Mesala de Ben Hur, haciendo de agente alemán– sobre cómo el cadáver de un hombre desconocido se convirtió en héroe de guerra y ganó una batalla. En mi opinión, quien consiga añadir esos dos títulos a la mayor parte de los citados arriba, puede darse por satisfecho. Dispone de una filmografía bastante completa sobre la Segunda Guerra Mundial. Un botín precioso y envidiable.

Otro día, si les apetece, hablaremos de cine del Oeste.

XL Semanal

La corrupción de la democracia.

«El Gobierno de España está empezando, como ya hizo Chávez en su momento, a emplear y manejar las instituciones del Estado para perseguir a sus oponentes y adversarios.»

La democracia es algo más que un procedimiento cuantitativo para elegir la composición del poder legislativo; también implica un equilibrio y contrapeso entre los distintos poderes del Estado y, sobre todo, un sometimiento de las instituciones públicas al pueblo soberano, cuyas libertades son respetadas más allá de lo que formalmente exijan los textos legales.


Este sistema es la fórmula conocida más eficiente para respetar los derechos de los ciudadanos y limitar el poder del Estado. Precisamente por ello, las democracias empiezan a pervertirse no cuando se suspenden los comicios electorales, sino cuando el equilibrio de poderes se finiquita en beneficio del ejecutivo y cuando los burócratas comienzan a emplear las instituciones no para defender, sino para subvertir, los derechos individuales. De hecho, la cancelación de las elecciones suele ser el paso final en la transición hacia una dictadura que se produce sólo cuando el resto de instituciones ya están corruptas.

El primer deber de un demócrata, por tanto, no es ir a votar a unos comicios, como tantas veces repiten los políticos, sino estar vigilante frente a la expansión y mal uso del poder estatal. Venezuela, por ejemplo, está dando pasos agigantados hacia la dictadura, no porque se hayan dejado de celebrar las elecciones (algo que de momento no ha ocurrido), sino porque Chávez controla ya la práctica totalidad de las instituciones y, sobre todo, porque ha sometido al pueblo a su régimen de control y represión, tal y como atestigua el episodio de Luis Herrero.

En España, de momento, la situación no ha degenerado tanto, pero existen síntomas inquietantes frente a los que hay que ser totalmente intransigentes. Si la semana pasada estuvo marcada por el casual encuentro cinegético entre un alto representante del poder Ejecutivo y un importante miembro del poder judicial –lo que apunta hacia un exhibicionismo cada vez más desinhibido de la voladura de la separación de poderes en nuestro país– este fin de semana, a raíz del secuestro y expulsión de Luis Herrero de Venezuela, el PSOE –el partido de Gobierno– ha mostrado su lado más comprensivo con la dictadura bolivariana en lo referido al ataque y violación de los derechos de un ciudadano español (al que en teoría debería proteger y amparar).

Dicho de otra manera, el Gobierno de España está empezando, como ya hizo Chávez en su momento, a emplear y manejar las instituciones del Estado para perseguir a sus oponentes y adversarios. Felipe González ya intentó en su momento establecer una "dictadura perfecta" al estilo del PRI mexicano, pero su derrota frente a Aznar en 1996 impidió que la corrupción democrática siguiera avanzando y, de hecho, en algunas instancias se experimentó una muy sana regeneración.

Pero Zapatero ha retomado con ímpetu la labor emprendida por González y no ha dudado en pactar con los elementos más inquietantes de nuestro espectro político: nacionalistas e izquierda radical. De hecho, incluso ha intentado incorporar a los terroristas a su proyecto de régimen.

El problema es que fuera de su partido sólo encontró la oposición de un PP que hoy se está descomponiendo en su desorientación ideológica y estratégica; y dentro del mismo, fueron contadas las voces que se alzaron contra Zapatero, hasta el punto de que casi todas ellas han terminado abandonando el PSOE. El caso más renombrado ha sido el de Rosa Díez, que incluso ha formado su propio partido para lograr la regeneración democrática que necesita España; pero la propia Díez reconoce este mismo fin de semana que dentro del PSOE sólo encontró "rechazo y grosería en el menor de los casos".

Por consiguiente, tenemos a un partido de Gobierno vendido al proyecto de Zapatero y un partido de la oposición debilitado y sin rumbo. Una perspectiva de futuro nada esperanzadora a no ser que el PP aproveche la situación para resucitar y recuperar su discurso de la anterior legislatura. Pero para ello sus electores deberán ser especialmente exigentes, no sólo como votantes de la derecha sino como demócratas conscientes del peligro que se nos puede venir encima si la actual degeneración institucional que impulsa la izquierda prosigue su curso.

Libertad Digital - Editorial

Castro es ya sólo Chávez. Por Gabriel Albiac

LENTO como conviene a un caduco dios en tierra, Fidel Castro se extingue entre los escombros de una pesadilla, hecha de huecas retóricas y de eficaces cárceles. A la cual él llama sueño. No hay herencia en la isla que devastó. Ya. Ni heredero. La sangría ha durado demasiado. Y Cuba es un cascarón vacío: miseria, miedo, lucha por la supervivencia y una sola universal certeza, que todo es para la policía transparente. Y esa resignación pasiva ante el destino, que es la última defensa cuando miseria, miedo y transparencia policial duraron demasiado: tanto como para que tres generaciones no hayan sabido en sus vidas otra cosa que no sea la certeza de nacer y vivir y morir en un presidio de cristal, en el cual nada escapa a la mirada insomne de los carceleros. Y a esa resignación llama el turista indolencia. Pero su nombre propio es muerte.

No hay cura para eso. Puede ser que los últimos ingenuos izquierdistas europeos logren aún ocultarse a sí mismos, bajo una empecinada nube de palabras, esta amarga evidencia. Para tejer milenarismos que eran ya anacrónicos cuando el idiotizador teatro de la guerra fría los impuso. Tristes hoy. Como un cadáver insepulto. Y hasta es posible que perviva un átomo de aquella fe en el Paraíso en Tierra dentro de las cabezas devastadas de aquellos que, desde el sosiego que da el tejer fantasías utópicas al abrigo de un mundo rico, añoran ser tratados en la celestial manera en que se trata a las pobres gentes que malamente sobreviven en una tiranía absurda, más acorde con los desbarajustes del valleinclanesco Tirano Banderas que con la pretendida racionalidad sin falla que fue mitología básica de los totalitarismos europeos.

Puede que desde Europa sea aún verosímil fantasear futuros eminentes para el castrismo en Cuba. Puede que eso ponga consuelo a la áspera deserción de cualquier épica, en la cual se instaló nuestro mundo tras el ocaso triste de las últimas utopías. Puede engañarse aquel que mira desde lejos y que todo lo ve a través del filtro de una retórica más sacral que política. Castro no puede. No hay delirio que le exima de constatar los datos. Lo golpean de cerca, y son demoledores. En 1959, cuando entró con sus hombres en La Habana, Cuba tenía, en datos de la ONU, la segunda renta per cápita de América Latina. Y, según la Unesco, uno de sus mejores sistemas escolares y hospitalarios. Medio siglo después, sólo el devastado Haití le gana en miseria. Y su índice exilio no admite comparación con el de casi ningún rincón del planeta. Si en un lugar del mundo es axioma la ausencia de futuro, ese lugar es Cuba.

Pero el régimen tiene su heredero. No en la isla. Allí, Fidel no se tomó siquiera la molestia de fabricarse un perdurable continuador para después de su verosímil muerte: porque, ¿quién sabe?, tal vez el Comandante pueda ser, a fin de cuentas, tan mortal como cualquier criatura. Y deja el patrimonio al albur senil de la familia. ¿Después de Raúl? ¿Qué importa? Naufragó ya la isla. Pervivirá, sin embargo, planifica el moribundo jefe, su ruinosa fantasía en otro sitio: Venezuela. Allí donde un caudillo idéntico dispondrá de aún más riqueza para ser destruida que aquella con la cual él levantara escombros. En tiempos de alza en flecha del petróleo, Venezuela hubiera podido, al fin, trocarse en el país moderno que decenios de corrupción bloquearon. Hoy, a la corrupción siguió el dislate: maldición de la América Latina. Y Castro reconoce su rostro en el espejo de Chávez. Chávez es hoy el verdadero Castro. El otro, el que se extingue en su blindado laberinto, el que se agoniza en la lenta pereza de los dinosaurios, es ya sólo un recuerdo. Reencarnado en Caracas.

ABC - Opinión