martes, 15 de septiembre de 2009

Ataque preventivo. Por Luis del Pino


Como informa hoy El Mundo, el fiscal del juzgado de instrucción número 7, con la aprobación del fiscal jefe de Madrid, ha solicitado 3 años de cárcel para Antonio Rubio, por revelar que el imán Cartagena era un confidente de nuestros servicios de información. Confidente que estaba infiltrado en esas tramas con las que se ha pretendido vestir de ropajes islámicos un atentado, el del 11-M, que de islámico no tiene nada.

Desde aquí le envío un abrazo a Antonio Rubio y le manifiesto mi solidaridad ante este nuevo ataque a la libertad de información y de expresión.

La petición de la Fiscalía no tiene sentido ninguno, por múltiples razones que hoy El Mundo desgrana con el detalle que la noticia merece:

* En primer lugar, el propio imán Cartagena ya había revelado sus datos de identidad mucho antes de que Antonio Rubio publicara ninguna información sobre él.
* En segundo lugar, porque fue el propio imán Cartagena quien se puso en contacto con El Mundo y no al revés, lo que implica que es el testigo protegido y no el periodista quien da los pasos que ponen en riesgo el secreto de la identidad de aquél.
* En tercer lugar, porque cuando Antonio Rubio publicó sus informaciones, el imán Cartagena contaba ya con una nueva identidad, por lo que nada de lo que Antonio Rubio publicó puso en riesgo al testigo protegido.
* En cuarto lugar, porque estamos hablando de una noticia que Antonio Rubio publicó hace la friolera de ¡cuatro años!
* En quinto lugar, porque ese testigo protegido no cuenta hoy en día - cuatro años después de los hechos - con la condición de testigo protegido.
* Y en sexto lugar, porque el delito genérico de "revelación de secretos" (art. 197 del Código Penal) que la Fiscalía le imputa a Antonio Rubio no es aplicable en absoluto a este caso, como muy claramente explica Enrique Gimbernat en el propio periódico El Mundo. Al existir una regulación específica en el Código Penal para el secreto del sumario (art. 466), no puede aplicarse la regulación más genérica del art. 197. Y da la casualidad de que el art. 466 no castiga a aquéllos (los periodistas) que difundan un dato considerado secreto, sino sólo a esos otros (las fuentes) que hayan revelado a un periodista algún secreto de sumario.

En suma, que la posición de la Fiscalía es una completa aberración jurídica, que además atenta contra el sentido común más elemental.

Achaca el periódico El Mundo ese comportamiento de la Fiscalía a una "represalia" contra ese periódico, que tanto se ha preocupado por sacar a la luz todas las incongruencias, contradicciones y manipulaciones de que está compuesta la versión oficial de los atentados del 11-M. Pero, en mi modesta opinión, existe otra posible razón que podría explicar mucho mejor ese comportamiento de la Fiscalía. Y que podría explicar que esa petición de la Fiscalía se produzca precisamente ahora.

Me refiero al hecho de que mañana está citado a declarar, como imputado, el comisario Sánchez Manzano, quien se sentará en el banquillo como consecuencia de la querella presentada contra él por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M. Esas víctimas del 11-M acusan al ex-jefe de los Tedax de los delitos de falso testimonio, de encubrimiento por ocultación de pruebas y de omisión del deber de perseguir delitos.

¿Está pretendiendo la Fiscalía, quizá, tapar con esa persecución a Antonio Rubio la declaración que mañana tiene que prestar el que fuera el máximo responsable de la recogida y análisis de las muestras del 11-M? ¿Está mandando también la Fiscalía, quizá, un mensaje de apoyo al ex-jefe de los Tedax, ante esa declaración como imputado que tiene que prestar mañana?

¿Estamos, quizá, ante un ataque preventivo?

Libertad Digital

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