domingo, 24 de mayo de 2009

NADA RESPETABLE. Por Alfonso Ussía

Las sentencias judiciales se acatan y se cumplen. Pero no es obligatorio respetarlas. Como toda obra humana están sometidas al error, e incluso a la subjetividad, la parcialidad y la inmoralidad. En España se ha establecido una batalla judicial entre los dos altos tribunales, el Supremo y el Constitucional, que nos está derrotando a todos los españoles. El Tribunal Constitucional nació mal. La Justicia se resignó ante los intereses políticos. El voto de calidad del Presidente que dio validez al robo a decreto armado de Rumasa, anuló las perspectivas optimistas y el prestigio del más alto tribunal. Su presidente, avergonzado, se instaló en Venezuela y allí falleció, con la melancolía que siempre acompaña a los administradores de la Justicia cuando saben que no han sido justos. Su presidenta actual se deja regañar en público por la vicepresidenta del Gobierno, y no trabaja en demasía.

Allí está, fuera de plazo y congelado por presiones políticas, el recurso del Estatuto de Cataluña, que me temo será aprobado en su totalidad más por motivos de dependencias políticas que de encaje en la Constitución. Ahora le ha enmendado la plana al Tribunal Supremo y autorizado la candidatura de «Iniciativa Internacionalista», a las elecciones al Parlamento europeo. No le han servido las pruebas policiales que señalaban a alguno de sus promotores como colaboradores del terrorismo, batasunos disfrazados. El primero de la lista, el dramaturgo Alfonso Sastre, jamás ha condenado el terrorismo de la ETA. Su esposa, la fallecida escritora Genoveva Forest, fue colaboradora convicta y confesa en el atentado de la cafetería «Rolando» de la calle de Correos. Durante años, su casa de Fuenterrabía ha sido el hogar intelectual de Herri Batasuna. Pero el Tribunal Constitucional, harto de las hemerotecas, ha decidido que Sastre es un enemigo del terrorismo y la violencia etarra. Ayer, conocida la sentencia que se acata, que se cumple y que no se respeta del Tribunal Constitucional, «Iniciativa Internacionalista» eludió nuevamente condenar el terrorismo. Los señores miembros del Tribunal Constitucional tienen tiempo para acostumbrar sus espaldas al peso de sus conciencias. El Tribunal Constitucional nos recuerda, muy amablemente, que la no condena de la violencia no implica la connivencia con la ETA. Y nos lo ha recordado con Alfonso Sastre figurando en la cabecera de la lista de candidatos. El Tribunal Constitucional ha sido muy amable recordándonos ese dato nada concluyente, pero también se ha mostrado indolente para repasar las actividades de Alfonso Sastre, sus declaraciones, sus manifestaciones, su constante presencia en actos y comunicados de Batasuna, su nunca negada simpatía por el Movimiento Nacional de Liberación Vasco, su apoyo a los presos terroristas y su distancia callada con sus víctimas. Sólo con detenerse en un nombre, podría el Tribunal Constitucional reunir las pruebas suficientes para respetar la sentencia del Tribunal Supremo. Una mayoría abrumadora de españoles se ha sentido avergonzada, una vez más, de su Tribunal Constitucional. Esa mayoría de gente buena, pacífica, cívica y decente. Todos acatarán la sentencia y serán testigos de su cumplimiento. Pero el respeto es otra cosa. También se puede acatar y cumplir las sentencias desde el desprecio y la consternación.

La Razón - Opinión

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