viernes, 8 de mayo de 2009

IL SORPRASSO. Por Emilio Campmany

CIS

«Todavía los habrá en el partido que, tras ser sofronizados por Arriola, digan que aún hace falta más simpatía y más sacarina porque la imagen del PP es todavía demasiado dura, poco atractiva y no inspira confianza.»

El Barómetro del CIS ha dicho que el PP todavía no ha adelantado al PSOE. ¿Llegará el día en que lo haga? Por más chuzos de punta que caigan sobre el páramo de la economía, por mucha agua que el PP le eche al vino de su programa, por mucha simpatía que derrochen sorayos y gallardones, por más que edulcoren sus mensajes con sacarina y todo lo sirvan en raciones "light" y con bebida "sin", el "sorpasso" no termina de tener lugar.


Todavía los habrá en el partido que, tras ser sofronizados por Arriola, digan que aún hace falta más simpatía y más sacarina porque la imagen del PP es todavía demasiado dura, poco atractiva y no inspira confianza. Al parecer no les basta con aupar a Patxi López a la lehendekaritza haciendo oídos sordos a los insultos que éste le dedicó a Mayor Oreja y a la velada promesa de volver a negociar con ETA. Tampoco se conforman con evitar hacer alguna propuesta de reforma económica que pueda servir para sacarnos de la crisis, por más que tienen gente que sabe muy bien lo que hay que hacer. Supongo que habrá orden de suspender de militancia al primero que diga que hay que abaratar el despido. Lo único que se permiten es denunciar la incapacidad de este Gobierno que padecemos, que es como descubrir el Mediterráneo.

Sin embargo, tampoco parece preocuparles demasiado el que las encuestas los empaten con el PSOE, ni que Rajoy salga casi tan mal valorado en ellas como Cayo Lara o Durán i Lleida. Más bien parece que el gallego se ha tomado al pie de la letra el refrán que aconseja sentarse a la puerta de la casa de uno a esperar ver pasar el cadáver del enemigo, cosa que Rajoy cree que ocurrirá en marzo de 2012.

Bien. Supongamos que así es. ¿Cambiará algo? ¿Se tomarán las medidas que nuestra economía necesita para modernizarse? ¿Se frenará el derroche que supone el Estado de las Autonomías? ¿Se pondrá coto al ridículo que en el mundo hacemos persiguiendo a juristas norteamericanos y ministros chinos mientras campa por sus respetos el jefe de los GAL? ¿Se podrá educar a los niños en castellano? Al menos, dirán muchos, los ministros de Rajoy serán más competentes que los que ahora tenemos. Ni siquiera de eso estoy seguro. En cualquier caso, lo que necesitamos no es sólo competencia. Hacen falta agallas para hacer lo que hay que hacer. Necesitamos reinventar el Estado, no sólo para liquidar las Taifas, sino también para dotarle de una política exterior y de defensa que se ocupe de proteger nuestros intereses y no los de los demás, separar de una vez a los tres poderes para tener una justicia independiente y muchas cosas más. Estoy seguro de que el 80 por ciento de los españoles respaldarían ese programa si se presenta con altura de miras y por alguien con las agallas necesarias para llevarlo adelante.

En su última entrevista, dijo Aznar que era la hora de los hombres de Estado. Daba por hecho que Zapatero no lo es. Yo digo que tampoco lo es Rajoy. Ni siquiera Aznar, que volviera. Y Aguirre dejó pasar su ocasión cuando la tuvo. Alguien habrá por ahí, quien sabe si en Calviá o en Córdoba, que pueda despertar alguna ilusión. Cuanto antes aparezca, mejor.

Libertad Digital

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