jueves, 9 de abril de 2009

Zapatero y el refugio de la amistad

«No le faltaría razón a Zapatero al destacar el gran "peso político" de su nuevo gobierno si, por tal, debemos entender, no la preparación y capacidad de gestión de los nuevos ministros, sino su confianza, lealtad, incluso amistad hacia el presidente»

No le faltaría razón a Zapatero al señalar el gran “peso político” de su nuevo Gabinete si por tal debemos entender, no la preparación y capacidad de gestión de los nuevos ministros, sino su confianza, lealtad, incluso amistad hacia el presidente del Gobierno. De hecho, este perfil "político" es el más claro denominador común de los nuevos miembros del Ejecutivo, al margen de la nula o mala experiencia profesional que pueden acreditar en las áreas que les han sido encomendadas.


Empezando por Elena Salgado, su designación oficiosa como sustituta de Solbes al frente del Ministerio de Economía y Hacienda ya había provocado en los últimos días gran “estupor” en medios académicos, sindicales y empresariales, donde se le reconocían sus dotes de política, pero ninguno de economista (exceptuando su licenciatura, cosa que no es poca a la vista del curriculum de alguno de sus nuevos compañeros). Con todo, y al margen de sus polémicas en torno a las campañas contra el tabaco o el vino durante su etapa como ministra de Sanidad, y su gris paso por el Ministerio de Administraciones Públicas, parece que el perfil y la trayectoria de Salgado no son precisamente las del gestor económico reformista que requiere una crisis de la envergadura de la que estamos padeciendo.

En cuanto a la entrada de Manuel Chaves en el Gobierno, además de lo que también tiene de vuelta al felipismo, nos hace recordar que el andaluz ha sido hasta ahora el presidente autonómico con mayor paro de nuestro país, sin que su tarjeta de visita como antiguo ministro de Trabajo en tiempos de González mejore mucho su presentación. Está por ver si su entrada como nuevo ministro de Coordinación Territorial supone un cambio de inflexión en la descoordinadora e irreconciliable condescendencia que desde el Gobierno de Zapatero se ha venido mostrando ante cualquier reivindicación desde el ámbito autonómico.

Las designaciones de Ángel Gabilondo, como titular de Educación, y de Ángeles González-Sinde, como ministra de Cultura, demuestran hasta qué punto Zapatero sabe agradecer a “los artistas de la ceja” el apoyo recibido. Al margen de haber participado ambos en esa campaña de propaganda a favor de Zapatero, el “hermanísimo” de Iñaqui Gabilondo y rector de la Universidad Autónoma de Madrid se ha destacado por la politización del ámbito universitario y por la condescendencia con la que ha tratado a los grupos de extrema izquierda, sin olvidar el “doctor honoris causa” concedido a Santiago Carrillo. En cuanto a González-Sinde, su trayectoria como profesional y lobbysta del séptimo arte, sólo nos aboca a esperar que el ministerio del que ahora se va a hacer cargo sea, más que nunca, el de la cultura de la subvención y de la propaganda.

Al margen de que no acabara la carrera de Derecho, las comparecencias públicas de José Blanco bastan para darnos cuenta de que nos encontramos ante una persona que no se destaca precisamente por su formación cultural y académica. No obstante, no lo tendrá muy difícil para superar a su antecesora en el cargo, lla polémica Magdalena Álvarez. En cualquier caso, su trayectoria es inseparable de la de Zapatero desde que le ayudara a convertirse en nº 1 del PSOE; desde entonces, ha sabido dirigir con mano de hierro el partido y actuar como oposición de la oposición.

Podemos concluir afirmando que, si bien esta amplia remodelación del Gobierno a un escaso año de su nombramiento evidencia el fracaso de Zapatero, nada nos indica que su nuevo equipo vaya a ser mejor que el anterior. Más bien nos demuestra su deseo de escudarse en personas de su máxima lealtad y confianza como forma de capear, que no afrontar, la crisis que durante mucho tiempo nos va a azotar. Ya decía el Libro del Sirácida que “un amigo fiel es un refugio seguro”. El problema está donde, con este Gobierno, encontramos refugio el resto de los españoles.

Libertad Digital - Editorial

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