jueves, 2 de abril de 2009

Comienzan las negociaciones del G-20

El Mundo: Comienzan las negociaciones del G-20 con la exigencia de más hechos que promesas

DUDAS SOBRE LA REFORMA A FONDO DEL SISTEMA FINANCIERO
  • 'Lo que no hagamos en Londres no lo haremos después', advierte Merkel
  • El debate sobre más planes anticrisis se pospone a otra reunión
  • Europa centra el debate en cambiar a fondo la regulación financiera
  • EEUU incide en luchar contra el proteccionismo en su reunión con China
  • Principio de acuerdo para reforzar los recursos del FMI
  • EEUU aprovecha la cumbre para acercar posiciones con Rusia y China
Las negociaciones de la cumbre del G-20 de Londres han comenzado, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, no quiere que el comunicado final sea un escrito de promesas vacías. "Lo que nos ha llevado hasta aquí ha sido la manipulación de los técnicos bancarios y eso es lo que debemos rediseñar", afirma el líder galo. "Lo que no hagamos en Londres no lo haremos después", advierte su aliada alemana, la canciller Angela Merkel.

El objetivo de esta cumbre es acabar con la crisis. Sin embargo, la reforma del sistema financiero se enfrenta con la reticencia de los líderes de Reino Unido, Gordon Brown; EEUU, Barack Obama; y Japón, Taro Aso, de profundizar en algunos cambios que afectan al núcleo de la economía mundial, informa Eduardo Suárez.

Las posiciones han sido visibles antes de la cena inaugural de la cumbre. Obama ha sido recibido por Brown en Downing Street, mientras que Sarkozy y Merkel han mantenido su propia reunión bilateral.

El temor de todos es que la reunión acabe con promesas sin peso para acabar con la crisis, como ocurrió en la cumbre de noviembre en Washington. El G-20, España y Holanda prometieron con escasa concreción hacer más transparente el sistema financiero y reformar la representación del Banco Mundial y el FMI para dar más peso a los países en desarrollo. Cambios que no se producirán, como mínimo, entrado 2010.

"Hay muchas versiones diferentes del texto y todavía hay muchas oportunidades de avanzar", ha dicho Merkel. Los desafíos a tratar son claros: la regulación de las instituciones financieras no bancarias ('Hedge funds', agencias de 'rating' y aseguradoras, entre otras); los paraísos fiscales; la reforma de los organismos internacionales (FMI y Banco Mundial); prometer no caer en la tentación del proteccionismo y lanzar un mensaje optimista para el Tercer Mundo.

No obstante, la división existente entre el bloque de EEUU y Reino Unido frente al resto de la Unión Europea es visible. Los primeros piden más dinero público para apuntalar el sistema financiero actual, pero Europa cree que aumentar el gasto es empedrar "el camino al infierno".

Obama ha pedido la colaboración de Europa para reactivar la economía. "Sólo podremos resolver esta crisis juntos —dijo—. Tenemos la responsabilidad de coordinar nuestras acciones". "EEUU no puede ser "el único motor del crecimiento", agregó.

El presidente de EEUU trató así de minimizar las diferencias y dijo que es importante centrarse en lo que "comparten" los países. "He venido aquí a proponer ideas, pero también a escuchar, no a dar lecciones", dijo el presidente norteamericano, quien reconoció que "ha habido una tendencia a creer que todo lo que hacían los mercados globales de capital resultaría beneficioso", pero "hay que entender que va a ser necesario algún tipo de marco regulador".

No obstante, la posición Europea es clara: "Sin una nueva regulación no habrá confianza y sin confianza no habrá relanzamiento económico", dijo con rotundidad el presidente francés.

EEUU se acerca a Rusia y China

Barack Obama ha aprovechado su estancia en Londres para estrechar los lazos con Rusia y China en asuntos que han abarcado más allá de la crisis.

Obama y el presidente ruso Dmitri Medvédev han anunciado que ambos países negociarán un acuerdo para reducir la presencia de ojivas nucleares más allá de los niveles acordados en 2002. Además, el presidente estadounidense acudirá a Moscú en julio en visita oficial para evaluar el 'deshielo' en las relaciones con el gigante europeo.

Por su parte, la cita de Obama con el presidente chino, Hu Jintao, ha culminado con el acuerdo de que el presidente estadounidense visitará Pekín en el segundo semestre de 2009 para tratar la desnuclearización de Corea del Norte, el programa nuclear de Irán, la crisis económica y el reciente incidente naval entre ambos países.

En su entrevista Obama destacó su determinación de luchar contra el proteccionismo y garantizar "unas relaciones comerciales sólidas entre EEUU y China.


Libertad Digital: Obama prefiere "resolver el problema" a "echar culpas" sobre el origen de la crisis

El presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó hoy que los países miembros del G20 deben actuar con un "sentido de urgencia" en su cumbre del jueves para hacer frente a la crisis económica.

En una rueda de prensa en el Foreign Office junto al primer ministro británico, Gordon Brown, Obama aseguró que "sólo podremos resolver esta crisis juntos" y agregó que "tenemos la responsabilidad de coordinar nuestras acciones".


Asimismo, preguntado por aquellos que desde Europa insisten en culpar al sistema financiero americano de la crisis, Obama ha asegurado que prefiere "resolver el problema" en lugar de "echar culpas". Es sí, también ha dicho que acude a la reunión, la primera cumbre en la que participa como mandatario, "no para dar lecciones, sino para escuchar".

Vuelve alertar contra el proteccionismo

El presidente de Estados Unidos lanzó un nuevo llamamiento contra el proteccionismo al asegurar que "cuando los países dejan de cooperar, y se vuelven hacia sí mismos, los problemas sólo crecen".

"Estoy convencido de que hay un enorme consenso acerca de la necesidad de actuar al unísono para resolver los problemas", sostuvo Obama, acerca de las diferentes posiciones de EEUU y el Reino Unido, más partidarios de planes para estimular la economía, y otros países europeos, que quieren poner énfasis en la regulación del sistema financiero.

Según el mandatario, "nuestra meta es que cada país, de acuerdo con su mentalidad política y sus circunstancias económicas, haga lo necesario para que crezca la economía".

Brown ha admitido este jueves que las negociaciones para alcanzar un acuerdo en la cumbre del G20 "no serán fáciles", pero añadió que los líderes "tendremos que tomar mañana decisiones" y "eso es lo que haremos".

En la rueda de prensa conjunta, Brown dijo que los problemas globales requieren "soluciones globales". "No nos podemos permitir una cumbre de mínimo denominador común", agregó.


El País: Sarkozy y Merkel exigen a Obama una regulación financiera más dura

Francia y Alemania forman un frente común que introduce tensión en los prolegómenos de la cumbre de los países del G-20 contra la crisis

No había mucho tiempo, apenas acababan de aterrizar en Londres, pero la canciller alemana, Angela Merkel, y el líder francés, Nicolas Sarkozy, hicieron un alto en el camino que les llevaba a la recepción ofrecida por Isabel II en el Palacio de Buckingham. Querían dejar clara su posición minutos antes del arranque oficial de la segunda cumbre mundial contra la crisis. Y vaya si lo hicieron. "Alemania y Francia hablaremos con una sola voz", advirtió Sarkozy ante los periodistas. "Y decimos que sin una nueva regulación financiera, no habrá confianza, y sin confianza, no habrá recuperación. Es para nosotros un objetivo mayor, no negociable".

La dureza del discurso franco-alemán introdujo algo de tensión en el inicio de la cumbre del G-20, en la que los dirigentes de países que representan en torno al 85% de la economía mundial, entre ellos España, tratan de dar respuesta a la crisis económica más grave desde la II Guerra Mundial. Sus palabras contrastaron con el mensaje conciliador del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que en su gran estreno internacional hizo un llamamiento a la unidad, se mostró confiado en que habrá consenso y trató de restar importancia a las diferencias entre los países, alegando que se estaban exagerando. Junto a la dureza de la regulación, el otro punto que marca diferencias es la necesidad de un mayor estímulo público a la economía, que tiene en Obama a su gran cruzado y en Merkel la mayor resistencia.

El mensaje franco-alemán estaba medido y las palabras de Angela Merkel reforzaron la idea de que tanto Francia como Alemania pugnarán porque la segunda cumbre de mandatarios de países ricos y emergentes sea el pilar "de una nueva arquitectura para el sistema financiero mundial". La canciller alemana, que nada más llegar a la capital británica citó la regulación de los fondos de alto riesgo y el control de las retribuciones de los ejecutivos como áreas en las que había que avanzar más, reclamó un acuerdo "que transforme el mundo, porque una crisis como ésta no puede volver a repetirse".

La conferencia de prensa conjunta de Merkel y Sarkozy fue el colofón de una catarata de declaraciones desde el eje franco-alemán, el corazón de la Unión Europea, con un único objetivo: dar una vuelca de tuerca más al documento en el que se plasmarán los resultados de la cumbre para incluir reglas más ambiciosas y detalladas sobre las zonas más opacas del sistema financiero. Porque lo que también quisieron transmitir es que los textos que se manejaban hasta ayer eran insuficientes -Merkel subrayó que circulaban borradores diferentes- y que no había que dar por hecho el acuerdo. "Son los políticos los que negocian, no los técnicos".

La profunda reforma de las normas y el control del sistema financiero de Estados Unidos, anunciada la semana pasada por la Administración de Barack Obama, pareció diluir cualquier tipo de conflicto sobre esta materia en la cumbre de G-20. A fin de cuentas, todos los temas que habían puesto sobre la mesa los países europeos, los más reivindicativos en este asunto, estaban en la propuesta de Obama: normas para los grandes hedge funds, guías para cambiar el sistema de retribución de los ejecutivos, transparencia en las agencias de calificación de riesgo, requerimientos de capital mayores a las entidades clave en el sistema, supervisión sobre todo tipo de agente o mercado financiero...

Pero Francia y Alemania no quieren que esto se quede en principios generales. Exigen que el acuerdo recoja una lista negra de paraísos fiscales y de posibles sanciones; que se sometan las retribuciones de los directivos a supervisión y se extiendan los límites por ley a los sueldos de entidades rescatadas con dinero público; que todos los hedge funds estén bajo control público y no sólo los grandes; o que se prohíba a las agencias de rating asesorar sobre la emisión de títulos que luego van a calificar. De fondo, palpita la propuesta francesa de crear un único regulador internacional.

"Ésta es una crisis de origen financiero y por eso es tan importante cambiar la regulación", dijo Sarkozy, que siguió jugando con la amenaza de abandonar la cumbre si no hay resultados. Sarkozy invitó a China a sumarse a ese esfuerzo en supervisión y regulación y a la lucha contra los paraísos fiscales.

Hubo también velados reproches a EE UU por el fallo de los controles en su sistema financiero. Y un nuevo rechazo abierto de Merkel a aprobar nuevos planes de gasto público de inmediato. "Podemos hablar de estímulos para la economía, pero eso después", acotó el líder francés al referirse al segundo punto en discusión.

Obama habló antes, y su discurso fue mucho más contemporizador. Hizo alusiones a la necesidad de que todos los países asumieran la apuesta de EE UU de más gasto público para frenar la recesión, pero evitó echar más madera al conflicto. "Sólo podemos afrontar este reto juntos, todos tenemos aquí la responsabilidad de actuar con urgencia", dijo el presidente estadounidense para mantener que las diferencias entre los países eran menores de lo que, luego, las palabras de Merkel y Sarkozy dieron a entender.

A su lado, el primer ministro británico, Gordon Brown, hacía denodados esfuerzos por mantener el equilibrio entre EE UU y el eje franco-alemán, un envite para el que ha pedido apoyo a otros socios europeos, como el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Otros asuntos, como la ampliación de recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la representación de los países emergentes o el proteccionismo en el comercio pasaron a segundo plano ante el riesgo de colisión. En esos puntos parece haber más acuerdo y probablemente el comunicado final siga la línea de los borradores que han trascendido en los últimos días.

Anoche, en la cena oficial, Sarkozy, Merkel y Obama tuvieron la primera oportunidad de limar diferencias cara a cara. El menú, confeccionado por el mediático chef Jamie Olivier, incluía salmón de la costa escocesa, paletilla de cordero del norte de Gales, pan irlandés y una tarta tradicional del centro de Inglaterra. Un compendio gastronómico de las islas Británicas con contrapunto amargo: el director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn, desveló la última revisión de las previsiones económicas del Fondo, que anticipan una recesión más grave aún para este año.


La Razón: Obama reclama el compromiso europeo

Obama debe buscar de copiloto a China, lista para su gran oportunidad, y más si Europa se muestra reacia a nuevos empujes. La UE no ve con buenos ojos los estímulos fiscales de Washington

Todos van con sus mejores intenciones, pero lo cierto es que hasta el último momento no está claro si la cumbre del G-20 de Londres terminará en consenso o con algunas medidas concretas.

A pesar de que prometieron comportamientos pacíficos, los grupos antisistema asaltaron una sucursal de la «City» del Royal Bank of Scotland (RBS). La entidad, parcialmente nacionalizada, es una de las más afectadas por la crisis. La semana pasada, los anarquistas atacaron también la mansión y el coche de su ex consejero delegado Fred Goodwin.

Este banquero se ha convertido en el símbolo de la antiética de la crisis. Tras llevar a la entidad a la quiebra y provocar unos 2.300 despidos, se ha ido con una jubilación de 784.000 euros anuales.

Mientras tanto, Obama aparece como la gran figura. EE UU «no puede ser el único motor», dijo el presidente norteamericano en su rueda de prensa junto con el anfitrión, el primer ministro británico Gordon Brown. Obama volvió al discurso que durante las últimas semanas había distanciado a Estados Unidos y la UE, sobre si se debía priorizar el reforzamiento de la regulación o los nuevos empujones fiscales para salir del parón como quiere Washington.

Esta semana, el mandatario norteamericano volvió sobre sus argumentos al opinar, en una entrevista en el diario económico «Financial Times», que se empezaría a ver una convergencia en los paquetes de recuperación por el oscurecimiento de las perspectivas. «Lo que queremos es estar seguros de que todo el mundo hace algo», comentó. Obama busca una mano amiga para repartir la carga. Y, aunque a priori la UE podría aparecer como el mejor socio, el poderoso eje París-Berlín rechaza sus llamadas al dinero fresco, y formará un frente común para resistir.

Además, el Viejo Continente está ahora demasiado preocupado e inmerso en salvar a su patio del Este, donde ya ha tenido que rescatar a tres países (Hungría, Letonia y Rumanía).

Europa no pertenece al imaginario popular de la generación de Obama que, sin embargo, sí está dominada por la llegada de China como la gran potencia, y donde se guarda la liquidez que puede dinamizar el sistema.

En esa dirección buscará su copiloto para formar un G-2 que pueda dirigir la salida del túnel y, también, empezar a dar cabida a las nuevas potencias. Tras siglos de dominio occidental, éste será el gran reto de su mandato, con la venia de una crisis que hoy espera sobre la mesa.


ABC: Obama, obligado a aceptar que Europa ya ha hecho suficiente esfuerzo fiscal

Barack Obama advirtió ayer por la mañana que EE.UU. «no puede ser el único motor» de la recuperación económica y que todos los países del G-20 deberían también arrimar el hombro. Por la tarde, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy le respondieron que sus gobiernos han cumplido con sus economías domésticas, con paquetes de estímulo fiscal que a Washington le gustaría ver incrementados, pero que Berlín y París consideran suficientes hasta comprobar su eficacia.

Así las cosas, la cumbre del G-20 que hoy se celebra en Londres probablemente aparcará cualquier demanda de más estímulos fiscales, que incrementarían el endeudamiento público, y se concentrará en proceder a una mayor regulación del mercado financiero. El alcance de la regulación es lo que anoche negociaban las delegaciones.

El primer ministro británico, Gordon Brown, hacía anoche esfuerzos por alcanzar posiciones comunes y, en esa línea, según portavoces españoles, pidió a José Luis Rodríguez Zapatero que anime a Francia y Alemania a trabajar por lograr el consenso. Brown quiere aprovechar que el presidente del Gobierno, aun siguiendo en la línea europea y pidiendo más regulación de los sistemas financieros, ha mantenido hasta ahora una posición más dispuesta a aceptar las tesis norteamericanas de aumentar los estímulos fiscales.

Paraísos fiscales

Mientras, las delegaciones intentaban ayer también cerrar los números sobre aportaciones extra al FMI para ayudar a los países pobres y en vías de desarrollo. Igualmente se prevé un acuerdo sobre castigos a paraísos fiscales.

En la rueda de prensa conjunta con Gordon Brown, el presidente estadounidense vino a admitir que no puede forzar a los países europeos a comprometerse a nuevas medidas fiscales que incentiven el crecimiento económico, a pesar de considerar que son éstas las que suponen una «ayuda inmediata» para quienes padecen la crisis, mientras que la regulación del sistema financiero aporta una solución a medio y largo plazo, obviamente también necesaria, pero en un segundo lugar en sus prioridades.

Obama incluso aceptó que, al menos en parte, la crisis tuvo su origen en EE.UU., debido a un sistema regulatorio «inadecuado». Pero insistió en que la respuesta debe ser conjunta. «El mundo estaba acostumbrado a la reacción del gran mercado estadounidense y que eso llevara a un crecimiento económico mundial», pero en una crisis global y profunda como la actual, según indicó, «el esfuerzo debe ser compartido».

Palabras amistosas

Obama prefirió no enfrentarse públicamente con París y Berlín y tuvo palabras amigables. «Todos los países se han implicado en estímulos fiscales y el esfuerzo ha sido significativo. No hay disputa en eso. Como siempre en estos casos, estamos discutiendo en los márgenes», señaló.

Fuera de ese punto concreto, en realidad, existe un amplio consenso sobre la agenda de la cumbre, otra cosa es el alcance de los acuerdos. Las diferencias no dibujan una estricta oposición entre EE.UU. y los países de la zona euro de la UE. Japón, por ejemplo, considera que la solución básica a la crisis pasa por más dinero público y endeudamiento de los estados.

El anfitrión Brown también quiso echar aceite en las tensiones con Alemania y Francia, recordando que las ayudas fiscales aprobadas hasta ahora por los países del G-20, que constituyen el 85% de la economía mundial, suponen el mayor estímulo público conjunto en la historia.

Contundentes

Pero frente a ese tono apaciguador, la canciller alemana y el presidente francés ofrecieron una rueda de prensa conjunta con expresiones contundentes. Mantuvieron su posición de fuerza de cara a la cumbre de hoy e insistieron en que se plantarán si no hay «resultados concretos», especialmente en una mayor regulación del sistema financiero.

Merkel y Sarkozy volvieron a indicar que la solución debe focalizarse en resolver lo que ha sido el origen de la crisis y no en nuevos paquetes fiscales, ámbito en el que la mayoría de los países ya han hecho esfuerzos

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