lunes, 12 de mayo de 2008

Portazo de María San Gil. Por Luis María Anson.

No sé si María San Gil ha medido su maniobra escapatoria. Se ha ido en el peor momento para Rajoy. Zaplana, primero, Ángel Acebes, después, María San Gil ahora... ¿quién será el próximo?

La presidenta del Partido Popular vasco no ha disimulado los motivos de su marcha. Abandona la ponencia política del Congreso del partido por “diferencias fundamentales” con Rajoy. Habría sido más explícita si no estuviera tan bien educada. Podía haber dicho: “Rajoy debe irse. Si no lo hace, yo hago mutis por el foro”. Teme María San Gil que Rajoy, acosado desde dentro, evite los ataques de fuera haciendo una política merengosa con relación a Zapatero sobre todo en el capítulo clave de la lucha antiterrorista.

No le falta razón a la dirigente vasca. A la vista de lo que está ocurriendo, el portazo que le ha dado en las narices a Rajoy parece justificado. Que el Gobierno movilice a la Armada española para ponerla de rodillas ante los piratas somalíes, pagar el rescate y dejar que los delincuentes se vayan de rositas, es algo que cualquier oposición seria hubiera aprovechado para socavar al Gobierno. Lo que ha hecho Zapatero en el caso de los piratas somalíes no es de recibo y traerá, a corto o medio plazo, graves consecuencias porque supone alentar la política de secuestros de los piratas que, en esta ocasión, han llevado a cabo su tropelía de manera impune. El PP, sin embargo, apenas ha reaccionado y no sólo eso. Rajoy parece dispuesto a seguir las instrucciones de Arriola y deslizarse hacia las posiciones de los partidos nacionalistas.

Bien, pues, por María San Gil, que se ha quitado la venda de los ojos antes de que la cieguen. El PP de Mariano Rajoy es un barco a la deriva. No hay nadie al timón de la nave y en Génova no saben siquiera en qué puerto recalará la política del atribulado líder popular.

El Imparcial - 12-05-2008

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