domingo, 4 de mayo de 2008

¡Hagan cola, señores piratas!

El 'Playa de Bakio' estuvo a punto de volver a ser secuestrado tras su liberación.

La tripulación del atunero vasco 'Playa de Bakio' se va recuperando poco a poco de la semana que estuvo secuestrada en manos de piratas somalíes. Desde su vuelta a casa, los marineros se han resguardado en sus familias alejados de los medios de comunicación aunque hoy, cuatro días despúes de su repatriación, Jaime Candamil ha dejado su testimonio.

El tripulante del pesquero vasco, emocionado durante buena parte de su comparecencia, ha pedido "ayuda y protección" organizada a nivel internacional para los buques que faenan en aquella zona, con el fin de que "ningún marinero más" sufra esta "dura" experiencia. Además ha agradecido de nuevo la ayuda y el apoyo del Gobierno central y vasco, la empresa y los medios de comunicación.

Además, ha desvelado un detalle hasta ahora desconocido: nada más ser liberados, prepararon los motores, cortaron el ancla y abandonaron la zona. Sólo gracias a las lanchas y el helicóptero de la fraga consiguieron no volver a ser atacados por otros piratas.

El marinero de Pasajes ha definido el secuestro como "un infierno". Pese a que no sufrieron ninguna agresión, fue "muy duro" y llegaron a temer por su vida. Candamil ha reconocido que no está "bien aún" y ha explicado que estar en el camarote "era un infierno" porque, aunque los atacantes no eran muy corpulentos y algunos de ellos menores de edad, "metían un ruido que te ponía enfermo".

Abordaje por sorpresa y a toda velocidad

El 'Playa de Bakio' se encontraba parado a unas 250 millas de la costa de Somalia cuando sobre las ocho de la tarde del pasado 20 de abril un marinero detectó la llegada, a unos diez metros, de una lancha con piratas. En ese momento la tripulación se encontraba cenando.

Según su relato, se produjo una situación de "caos": intentaron arrancar el motor pero cuando se quisieron dar cuenta los secuestradores ya estaban abordando el barco, en el que reventaron una granada. A continuación, los 26 componentes de la tripulación fueron trasladados hacia la cubierta del barco para que los piratas les contaran. Ahí les amenazaron con cortales el cuello si había alguno más de esa cifra.

Con los secuestradores se entendían "por señas porque su inglés era muy malo". Lo primero que les quitaron fueron los teléfonos móviles y después les dejaron ir a sus camarotes, que previamente habían registrado.

Tensión en el momento de la liberación

Los primeros días de secuestro "fue la cosa bastante tranquila" hasta que el martes el grupo de secuestradores fue relevado por otro "más agresivo", que empezó "a pegar patadas" y registrar continuamente hasta hacerse con dinero, ropa y objetos personales de los marineros. "Ha habido a algunos que les han dejado sin nada". Otro dato novedoso que ha aportado es que por el barco "pasó mucha gente" para negociar.

En cuanto a la liberación, ha señalado que fue "muy tensa" ya que pasaron varias horas desde que los piratas les comunicaron que les iban a soltar hasta que lo hicieron.

El marinero vasco ya se enfrentó a un incidente con piratas en esa zona cuando estaba embarcado en otro pesquero de la misma empresa en 2005, pero en aquella ocasión no pudieron abordarles porque el barco estaba en marcha. Jaime Candamil, de 52 años y con dos hijos, estará "de momento" dos meses en casa antes de volver a faenar en el 'Playa de Bakio', barco que pertenece a la empresa con la que lleva trabajando 20 años. Su objetivo es que su padre -que está enfermo- se recupere y después "descansar y vivir la vida, que sólo se vive una vez".

ABC

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