martes, 27 de mayo de 2008

El Embajador de Chávez. Por Luis María Anson

El embajador de Chávez en Madrid, en carta que publicamos en este número de El Imparcial, me “conmina” a demostrar lo que afirmo en Al aire libre sobre el caudillo bufón de Venezuela. Aunque la “conminación” respeta muy poco la libertad de expresión, y yo me pasé las conminaciones de Franco por el arco del triunfo en vida del dictador, aclararé algunas cosas, con el mayor respeto, al señor embajador.

Aquí el único que insulta, y gravemente, es el presidente Chávez, que ha injuriado de forma desmesurada e incivilizada, al presidente de México, al de Colombia, al de Estados Unidos, a Ángela Merkel, a José María Aznar y al Rey de España, entre otros muchos. Si así lo desea, reproduciré para el señor embajador las lindezas vomitadas por la verborrea incontenible del caudillo bufón.

Y empleo esta expresión porque así lo calificó un prestigioso intelectual de izquierdas: Carlos Fuentes, premio Príncipe de Asturias, premio Cervantes, futuro premio Nobel de Literatura. El gran escritor mexicano comparó además a Chávez, en gestos y actitudes, con Mussolini.

Según informaciones contrastadas, Chávez entregó 300 millones de dólares a la guerrilla comunista Farc. En un excelente informe del diario ABC se afirmaba que “Venezuela se está convirtiendo en un nuevo santuario de Eta”. La Coordinadora Simón Bolívar, financiada por el caudillo bufón, ha salido en defensa del grupo etarra Batasuna, profiriendo graves ofensas contra España que, con escaso gusto, suministraré al señor embajador si me “conmina” a que lo haga. Chávez concedió una indemnización de 325.000 euros a los etarras Sebastián Echániz y Juan Víctor Gazuka. Lorenzo Ayestarán, Ángel Aldana, Jesús Urteaga y Eugenio Barrutiablengoa, etarras que suman cuarenta asesinatos, viven protegidos por Chávez y gestionan la nacionalidad venezolana. Otro etarra, Arturo Cubillas, reclamado por tres asesinatos, ha trabajado como director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del ministerio de Agricultura de Venezuela. Su esposa era amparada por el caudillo bufón como directora general en el despacho de la Presidencia de la República. Más de sesenta etarras, en fin, han abandonado Francia, para refugiarse en Venezuela.

¿Me “conmina” el señor embajador de Venezuela en Madrid a que le suministre más datos, por ejemplo la parafernalia del tráfico de armas? Lo haré con todo respeto y escaso gusto.

La Razón - Opinión - 27/05/2008

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