lunes, 8 de octubre de 2007

Rosa Díez desatiende a Albert Rivera y el catalán se siente despechado

Han pasado de la sintonía a la indiferencia. Ahora compiten por un mismo espacio. ¡Es política! De los abrazos efusivos a ni ponerse al teléfono. Y sobre todo ¡nada de sacarse fotos juntos!

Con un intenso calor ambiental, por la entrega de los asistentes y porque no había una brizna de aire acondicionado en el Teatro Auditorio de la Casa de Campo de Madrid, nació oficialmente el pasado 29 de septiembre Unión, Progreso y Democracia (UPD), el partido encabezado por la ex eurodiputada del PSOE Rosa Díez, y apadrinado por sorpresa en esa "puesta de largo", tal como se hizo eco este periódico, por el escritor Mario Vargas Llosa. En primera fila, Mikel Buesa o Fernando Savater, y, como testigo, el líder de Ciutadans, Albert Rivera.



El primer gran acto público de UPD, en el que de entrada tampoco faltó el brillo de un Albert Boadella, siempre dispuesto a sacudir conciencias, fue un rotundo éxito. En un recinto abarrotado, hubo de todo y para todos: aplausos cerrados, algún ¡Viva España! y grandes dosis de emoción contenida. Al menos de cara a la galería. Fuera de los focos, y según cuentan a Garganta Profunda fuentes solventes, hubo algún que otro sinsabor. En esa ocasión, el temor a la "indiferencia" se hizo más real que nunca.

Al menos, así lo llegó a interiorizar la delegación de Ciutadans encabezada por el propio Rivera, que se desplazó desde Barcelona sólo para asistir al acto, y por el coordinador del partido en Madrid, Fernando Landecho. A la amargura de la insistente negativa de los fundadores de Unión, Progreso y Democracia de llegar a un acuerdo para afrontar de la mano las elecciones generales, sumaron al parecer cierta falta de elegancia de los anfitriones.

Esto va por el hecho, según reconocen las mismas fuentes, de que nadie se les acercó para agradecerles su presencia en el Teatro Auditorio. Rivera, Landecho y demás dirigentes de Ciutadans abandonaron la cita con la mano levantada. Esto es, sin recibir el saludo de un nuevo partido que, al igual que la formación revelación en las pasadas autonómicas catalanas, tiene algo de reacción de unos intelectuales que no se conforman con seguir a los partidos hegemónicos y deciden pasar a la acción política organizada.

En Ciutadans se apresuran a restarle importancia, aunque la procesión va por dentro. Y es que lo que duele es un ninguneo que seguramente sobrase, aunque es lógico a estas horas. Y eso fue lo que les mostraron los anfitriones en Madrid. La UPD podría tener su terreno abonado entre profesionales urbanos, jóvenes y de mediana edad, laicos, liberal-progresistas e ilustrados. Pero sus promotores -eso creen al menos en Ciutadans- se quedarán muy cortos si no suman sus esfuerzos a ellos.


Garganta Profunda
El Semanal Digital

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi Rivera, cada día me recuerda más en su evolución política a Jorgue Verstrynge, pero en más torpe y trepa. Vamos, Albert Rivera es un TREPATORPE, una especie política que progresa adecuadamente y más que lo hará con la implantación de la Educación para la Ciudadanía.

Anónimo dijo...

Rivera, chorizo, ¿crees que Rosa Diez y cía no iban a darse cuenta de tus tretas?.

Ahora, llora como una mujer pq UPD no quiere saber nada de ti.

Mack dijo...

Rivera con la U.P.D. se va a comer lo que se comió clavijo.