jueves, 18 de enero de 2007

El PSOE y sus socios boicotearán toda propuesta del PP sobre ETA

El Grupo Socialista y el resto de grupos parlamentarios en el Congreso decidieron ayer no participar en el debate de cualquiera de las propuestas sobre ETA que el PP lleve a la Cámara Baja.

El acuerdo se adoptó tras el anuncio hecho ayer por el líder de la oposición, Mariano Rajoy, de presentar cinco proposiciones no de ley en materia de terrorismo.

El PSOE, a través de su portavoz parlamentario, Diego López Garrido, entabló contacto con el resto de grupos parlamentarios de la Cámara Baja -CiU, ERC, PNV, IU-ICV, CC, BNG y Grupo Mixto- para buscar dicho acuerdo, similar al frente de rechazo que se adoptó por las mismas fuerzas políticas en torno a la investigación del 11-M a principios de septiembre de 2006.

Una vez logrado el acuerdo, el PSOE hizo público un duro comunicado, citando en todo momento el consenso que se ha alcanzado con el resto de formaciones parlamentarias en torno a su contenido, para asegurar que, entre todos los firmantes, se pactó «adoptar medidas parlamentarias para que la iniciativa del PP no desemboque en debates estériles y desmoralizadores, ni sirva para escenificar una contienda entre los demócratas, aborrecida por los ciudadanos». El comunicado no precisa las «medidas parlamentarias» pero, según ha podido saber EL MUNDO, se baraja la posibilidad de que ningún grupo intervenga en el debate de las proposiciones sobre terrorismo y se pase directamente a la votación en la Cámara.

Este tipo de boicot es una de las pocas fórmulas que pueden utilizarse para impedir un debate cada martes sobre la política antiterrorista, ya que el PP tiene cupo suficiente para estas iniciativas y no hay veto parlamentario posible.

No obstante, las fuentes consultadas indicaron que se están estudiando otras fórmulas, con el fin de impedir un «debate permanente en el Congreso sobre ETA, que es lo que pretende el PP», según dijo a este diario un dirigente del PSOE.

En el comunicado, ante el anuncio hecho por Mariano Rajoy, se afirma textualmente: «El Grupo Socialista y los demás grupos parlamentarios no han colaborado ni van a colaborar o participar en la estrategia de división y de confrontación sostenida por el PP, que no hace sino fortalecer a los terroristas».

También se asegura que «todos los portavoces» han llegado al acuerdo de que «no se puede colaborar con iniciativas como la anunciada por el señor Rajoy, que sólo tienen por objeto exacerbar la crispación y amplificar la absurda decisión de la dirección del PP de ir al choque frontal con el Gobierno y con las demás fuerzas democráticas, en vez de unirse a ellas contra el único enemigo común, que es la violencia y quienes la practican o la alientan».

Según el PSOE, que parece ejercer también de portavoz del resto de grupos, presuntamente con su beneplácito, la opinión mayoritaria es que «las legítimas diferencias que puedan existir entre los demócratas, cuando se trata de la lucha contra el terrorismo, deben ser expuestas en ámbitos adecuados».

Estos «ámbitos adecuados», para el PSOE y el resto de grupos, parece que deben ser el mismo Pacto Antiterrorista que próximamente va a convocar el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, así como el foro de encuentros que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, prometió celebrar cada 15 días con todos los portavoces parlamentarios e, incluso, con partidos políticos que no tienen representación en el Congreso.

Fuentes socialistas indicaron a EL MUNDO que la iniciativa se ha tomado al no considerar «leal» el anuncio hecho ayer por Mariano Rajoy de llevar al Parlamento distintas iniciativas en esta espinosa materia.

El PSOE ha interpretado esta postura política, publicitada inmediatamente después de que Zapatero hubiera pedido abrir el diálogo sin condiciones previas, como un nuevo intento del PP «de buscar división y confrontación».

Por ello, el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Diego López Garrido, decidió poner en marcha esta respuesta, que, según las fuentes consultadas, tuvo una buena acogida entre los distintos grupos de la Cámara Baja.

No obstante, en el comunicado también se reitera un llamamiento al Partido Popular «para que, en lugar de confrontar a los demócratas entre sí, se una a todos los partidos democráticos para reforzar esa lucha, como desea la inmensa mayoría de los ciudadanos».

En este sentido, a nivel exclusivamente del Grupo Parlamentario Socialista, se recuerda al PP «que las distintas iniciativas se pueden presentar, elaborar y consensuar, ofreciendo una imagen de unidad frente al terrorismo».

Con esta respuesta, el PSOE reedita el acuerdo que adoptó en septiembre para rechazar cualquier iniciativa en torno a la investigación del 11-M y, además, vuelve a poner en evidencia el aislamiento y la soledad del Partido Popular en el Congreso de los Diputados.

La postura del PSOE y sus aliados fue contestada inmediatamente por el portavoz adjunto del PP en el Congreso, Vicente Martínez-Pujalte, quien anunció que su partido presentará las cinco propuestas contra ETA anunciadas por Rajoy, y denunció la actitud «absolutamente antidemocrática» del resto de grupos parlamentarios por querer evitarlo.

En declaraciones a Europa Press, el portavoz popular aseguró que le «parece mentira» que un partido como el PSOE, «que quiere dialogar con etarras, que ha iniciado una estrategia absolutamente irresponsable de mesas de partidos fuera de los ámbitos democráticos, pretenda ahora cercenar el debate en el ámbito parlamentario», impidiendo que se discutan las propuestas de los populares.

«Nosotros las vamos a plantear y las vamos a debatir, porque el reglamento del Congreso lo permite. Si el resto de los grupos políticos, con el PSOE a la cabeza, se quiere salir del Parlamento y hacer la política en foro no parlamentario, ése será su problema», advirtió.

En esta línea, consideró «tremendamente desafortunado» que «en sede parlamentaria se quieran cercenar las iniciativas» de los distintos grupos parlamentarios, porque, según argumentó, «uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo» con algo, pero «impedir el debate o intentarlo» en una democracia es una actitud «absolutamente antidemocrática y que no enriquece para nada la vida política, ni la búsqueda de soluciones».

Manuel Sánchez
El Mundo, 18-01-2007

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