jueves, 7 de diciembre de 2006

Los ciudadanos creen que la corrupción es un mal generalizado


Los partidos políticos, los gobiernos, el mundo empresarial y la policía son a juicio de los ciudadanos las instituciones más corruptas del mundo, según el 'Barómetro Global de la corrupción 2006' presentado hoy por Transparencia Internacional.
'El informe que hoy presentamos es una alerta para los gobiernos que aún no han hecho de la lucha contra la corrupción una prioridad máxima', declaró Huguette Labelle, presidenta de Transparencia, organización con sede en Berlín .


El informe, difundido con motivo de que mañana se celebra el Día Internacional contra la Corrupción, recoge la percepción que tiene el ciudadano de a pie de esta práctica, mientras que el Indice sobre la corrupción publicado por esa organización no gubernamental en noviembre se basa en la opinión de expertos.

Según el barómetro, fruto de una encuesta de Gallup Internacional, la policía, pese a ocupar el cuarto lugar en la percepción de entidades corruptas por parte del ciudadano, es la institución donde más se practica el pago de sobornos, hasta el punto de que el 17 por ciento de los encuestados afirmó haberlos pagado en alguna ocasión.

En Latinoamérica, por ejemplo, uno de cada tres encuestados que tuvo contacto con la policía terminó pagando un soborno, mientras que en Africa esa proporción sube al 50 por ciento.

En el sureste de Europa, la región de Asia y Pacífico y en las repúblicas de la antigua Unión Soviética, entre el 15 y el 20 por ciento de las personas que tuvieron algún problema con la policía en el último año pagó soborno.

Europa Occidental tampoco es ajena al pago de sobornos, pues según el barómetro esta práctica se registró en todos los países de la Unión y en Escandinavia, aunque en porcentajes que van desde el 2 por ciento de Austria, Alemania, Reino Unido y España, al 6 por ciento en Luxemburgo y el 17 por ciento en Grecia.

'Los ciudadanos dependen de la policía para que les proteja, y del poder judicial para que castigue a los delincuentes. Cuando sus guardianes están en venta, la gente pierde la fe y algunos incluso se toman la justicia por su mano', sostuvo Labelle.

Los sobornos para tener acceso a los servicios son más comunes en Africa, con tarifas que van desde seis euros por acceder a la electricidad hasta 50 euros para una atención sanitaria. En América Latina, agilizar el servicio medico puede suponer un soborno de hasta 450 euros.

El sector de registros y concesión de permisos es el segundo que más sobornos recibe, pues uno de cada diez encuestados respondió que tuvo que pagar alguna cantidad en ese concepto.

En Africa, nada menos que el 32 por ciento señalaron que habían tenido que pagar por recibir prestaciones en ese sector.

En otras regiones más favorecidas como Estados Unidos y Europa Occidental, el barómetro indica que la preocupación por la práctica de la corrupción en los niveles superiores está a la orden del día pese a la escasa experiencia personal de sobornos.

Así, el 85 por ciento de los encuestados en América del Norte cree que la corrupción es una práctica habitual en el mundo empresarial, y el 89 por ciento en la política.

En el mundo, sólo hay tres instituciones que registran un resultado positivo, las entidades religiosas (2,8 por ciento), las organizaciones no gubernamentales (2,9 por ciento) y las oficinas de registro (2,9 por ciento).

'La corrupción se ha infiltrado en la vida pública y acomodado en ella', afirmó la directora de Política e Investigación de Transparency Internacional, Robin Hodess, y agregó que muchos ciudadanos sostienen que la corrupción influye en sus vidas.

Los porcentajes entre regiones sin embargo varían sensiblemente, pues mientras que el 22 por ciento de los europeos considera que la corrupción influye 'mucho' en su vida personal y familiar, ese porcentaje asciende al 70 por ciento.

En Bolivia, Kenia, Nigeria, Filipinas, Corea del Sur y Turquía los encuestados que dijeron sentirse muy influidos por la corrupción ronda el 71 por ciento.

'Los ciudadanos hablaron con claridad y ahora son los gobiernos los que deben actuar para erradicar todas las formas de corrupción, poner freno al blanqueo de dinero, proteger a los delatores y asegurar la devolución de los activos saqueados', dijo Labelle.

La presidenta de Transparencia Internacional se refirió a la reunión multilateral que tendrá lugar la semana próxima en Jordania para exhortar a las naciones participantes a 'dar pasos concretos en la implementación de la Convención de la ONU contra la corrupción'.

Terra.es - EFE (07/XII/06)

C´s#: Transparencia Internacional (ver informe completo)

Los MIR dejan a Sanidad entre la espada y la pared


Esta semana va a resultar determinante para comprobar si en un ejercicio de autocrítica y de sensatez, el Ministerio de Sanidad rectifica y concede realmente a los residentes la importancia que merecen dentro del Sistema Nacional de Salud o si, por el contrario, Elena Salgado y su equipo de Recursos Humanos insisten en sus errores pasados y condenan de por vida a los facultativos en formación a trabajar como mano de obra barata para hospitales y centros de salud de todo el país.

La decisión que adopte Sanidad es fruto del encuentro que mantuvo con los residentes hace 15 días el director general de Recursos Humanos, José Antonio Benedicto, y el subdirector general de Ordenación Profesional, Javier Rubio. Ambos prometieron empezar a estudiar las reivindicaciones de los MIR, en respuesta a su amenaza de convocar paros y movilizaciones en todo el país, empezando por Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla y León y Navarra, comunidades que aglutinan el 70 por ciento de este colectivo, lo que resulta indicativo de la errática política de personal que mantiene el ministerio: ¿no ha tenido tiempo Sanidad de analizar las quejas de estos médicos, después de meses y meses de declaraciones cruzadas en los medios de comunicación, aprovechando para ello la elaboración de un proyecto de decreto que ha nacido con la oposición de los afectados, de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, estudiantes de Medicina, CC.OO., sociedades de Atención Primaria como la antigua Semergen, y hasta de la debilitada Organización Médica Colegial? ¿Es comprensible y, sobre todo, creíble, que los altos cargos prometan ahora realizar dicho estudio después de tantos meses de inactividad?

Mal se le ponen las cosas, en cualquier caso, al ministerio, a un año vista, más o menos, de las elecciones generales. Hagan lo que hagan ya los buenos de Benedicto y de Rubio, y por supuesto su superior, el subsecretario, Fernando Puig de la Bellacasa, Sanidad quedará entre la espada y la pared. Si finalmente da marcha atrás, retoca su defectuoso decreto y mejora las condiciones retributivas y profesionales de los IR, como reclaman con toda justicia sus representantes, las CC.AA., que a fin de cuentas son las que correrán con el gasto, se echarán encima del Paseo del Prado y la grieta en la cohesión sanitaria que se escenifica periódicamente en el Consejo Interterritorial se hará, si cabe, aún más grande. No son pocas las autonomías del PSOE que lamentan el agujero económico que les supondrá el decreto actual y la decisión del ministerio de encomendarles el diseño de la formación de los licenciados que abandonan las facultades, rompiendo la hegemonía que mantenía en este apartado el Estado. ¿Aceptarán pues de forma pacífica un incremento adicional del gasto sin el socorro de la Administración central para apaciguar los ánimos de los residentes? En caso de que Sanidad persista en su error, los que se echarán a la calle serán estos últimos, con un resultado previsible: ante la falta de personal, la marcha de los llamados 'becarios' paralizará hospitales y centros de salud, se interrumpirán operaciones, pruebas diagnósticas y consultas, se dispararán de nuevo las listas de espera, y la población traducirá su descontento en forma de votos contra las autoridades actuales.

Desde luego, no podía haber manejado peor el ministerio el espinoso asunto de los MIR. Que éstos pidan cobrar algo más que el personal menos cualificado que trabaja en los centros sanitarios es a todas luces lógico. Que en Andalucía perciban 3 euros por hora de guardia mientras en Cataluña cobran 18 resulta vergonzoso. Y que Sanidad les niegue el derecho a descansar después de 24 horas de jornada laboral (con el decreto actual podrían permanecer hasta 32 horas sin descanso) es sangrante, y hasta esclavizante.

Llega, pues, la hora de que Sanidad haga en una semana los deberes que no ha realizado en toda la legislatura. Todo apunta, sin embargo, a que por mucho que estudie, el resultado va a ser el suspenso. Y conste que el ministerio ya estaba avisado.

Sergio Alonso (Gaceta Médica Digital) (07/XII/06)

Libertad obligatoria

Hoy, recien llegada de Vitoria, he querido recordar con vosotros aquellas palabras que tanto nos conmovieron. Porque nos siguen haciendo falta. Porque lo que con ellas se denunciaba, sigue ocurriendo aún. Es verdad que hace algún tiempo que ETA no asesina; pero todos sabemos que está preparada para hacerlo.Y sigue matando nuestra libertad. Y lo hará mientras exista. Porque ETA es como una garrapata, que aguarda quieta, con su propio sentido del tiempo, la llegada de la víctima elegida para aferrarse a ella y chuparle la sangre. Porque les conocemos, porque les sufrimos, porque somos europeos y recordamos cómo ha sido necesario enfrentarse a otros totalitarismos, hemos aprendido que sólo si los derrotamos, si los expulsamos definitivamente de nuestras vidas -como quien extermina a una garrapata-, podremos vivir en libertad.

Bajo ese lema -provocador, lo reconozco--, que venía a recordar el de otra manifestación de Basta Ya : "No al Nacionalismo Obligatorio", el 25 de enero de 2003, Basta Ya convocó en Bilbao el primer acto de conmemoración del veinticinco aniversario de la Constitución que se celebró en toda España. Nosotros, quienes no disfrutamos de los derechos que la Constitución nos reconoce como ciudadanos españoles, queríamos así expresar que necesitábamos que la Ley nos protegiera; queríamos exigir a los poderes públicos que hicieran lo preciso para "obligar" a que esa Ley, nuestra Constitución del 78, se cumpliera también en Euskadi. Reclamábamos la Libertad por Ley.

Nos adelantamos unos cuantos meses, once para ser exactos, a las celebraciones oficiales. Bien es cierto los constitucionalistas vascos teníamos más necesidad que ningún otro español de reivindicarla. Era el año de las elecciones municipales. Un año en el que, una vez más, las elecciones iban a celebrarse en el País Vasco sin cumplir el requisito constitucional que garantiza la igualdad de derechos activos y pasivos de los ciudadanos ante cualquier proceso electoral.

Parece que han pasado mil años; pero aún no se han cumplido cuatro. Fue en el mes de mayo de ese mismo año cuando un grupo de intelectuales , entre los que se encontraban Fernando Arrabal, Bryce Echenique, Michael Burleigh, Paolo Flores d'Arcais, Jorge Edwards, Carlos Fuentes, Nadine Gordimer, Günther Grass, Juan Goytisolo, Carlos Monsivais, Bernard-Henri Levy, Paul Preston, Sunsan Sontang, Mario Vargas Llosa o Gianni Vattimo publicaron en la prensa de toda Europa un manifiesto titulado Même si... que decía lo siguiente:

"Aunque los europeos ejercen el derecho constitucional de votar con saludable rutina democrática pocos imaginan que en un rincón de Europa el miedo y la vergüenza oprimen a los ciudadanos.

Aunque la memoria del Holocausto sea honrada en Europa por el deseo de rehabilitar a las víctimas de la barbarie e impedir que el horror vuelva a cometerse, pocos europeos saben que hoy mismo en el País Vasco ciudadanos libres son injuriados y asesinados.

Aunque parezca mentira: hoy los candidatos de los ciudadanos libres del País Vasco están condenados a muerte por los mercenarios de ETA y condenados a la humillación por sus cómplices nacionalistas.

Aunque ciudadanos del País Vasco sean asesinados por sus ideas, y miles hayan sido mutilados o trastornados, los atentados se realizan y celebran en una penosa atmósfera de impunidad moral propiciada por las instituciones nacionalistas y por la jerarquía católica vasca.

Aunque los partidos nacionalistas aprovechan las garantías constitucionales de la democracia española, ciudadanos libres del País Vasco deben esconderse, disimular sus costumbres, omitir la dirección de su domicilio, pedir la protección de escoltas y temer constantemente por su vida y la de sus familiares.

Aunque sea frecuente la tentación de ignorar lo que sucede, pedimos a los ciudadanos europeos que el próximo 25 de mayo (día de las elecciones municipales en España) declaren el estado de indignación general: en memoria de las víctimas que en el País Vasco mueren por la libertad, en honor de los que hoy mismo la defienden con el coraje que un día no muy lejano conmoverá a Europa".

Seguramente pocos de los que siguen este blog recuerdan ese manifiesto. Representó un hito; fue la primera vez que un grupo de intelectuales de fuera de nuestras fronteras se levantaban colectivamente para denunciar en Europa la situación de sometimiento en la que vive una parte de la ciudadanía vasca. Por fín un grupo de intelectuales de Europa y América se atrevieron a equiparar las prácticas de ETA con el fascismo que asoló Europa y del que aún guardamos horrorizada memoria.

Por fín alguien que no lo sufría en sus carnes se atrevió a calificar como mercenarios a los responsables criminales de esa limpieza ideológica que tiñe de indignidad el nombre de los vascos.

Por fin gentes de relieve nacional e internacional tuvieron el valor de señalar a los cómplices políticos de este horor.

Por fin alguien alejado del miedo cotidiano y de la subjetividad humana que la persecución conlleva, comprendió y denunció que los partidos nacionalistas aprovechan las garantías constitucionales de la democracia española, mientras ciudadanos vascos temen constantemente -con razón- por su vida y por su seguridad.

Por fin un prestigioso grupo de intelectuales calificó como "cómplices de la humillación" a las instituciones nacionalistas y a la jerarquía católica vasca.

Por fin los ciudadanos libres del mundo, de esta Europa que gusta de reconocerse en los valores de la democracia, de la justicia y la libertad, tuvieron la oportunidad de escuchar y comprender que, si no reaccionan, lo que hoy ocurre en el País Vasco será dentro de algunos años un horror y una vergüenza colectiva. Por fín alguien comprendió que si los europeos todos no se dan por concernidos y actúan para acabar con quienes practican el terror y con quienes se aprovechan de ello; que si no se declara el día de la indignidad cada vez que hay un proceso electoral en el que no existe igualdad real a la hora de elegir y ser elegido; que si no se da esta batalla hasta el final, hasta derrotar y deslegitimar radicalmente el totalitarismo que ETA representa, sus hijos y sus nietos, los de los europeos de hoy les preguntarán algún día qué hicieron ellos mientras otra limpieza ideológica se perpetraba en una parte de Europa.

Hoy, recien llegada de Vitoria, he querido recordar con vosotros aquellas palabras que tanto nos conmovieron. Porque nos siguen haciendo falta. Porque lo que con ellas se denunciaba, sigue ocurriendo aún. Es verdad que hace algún tiempo que ETA no asesina; pero todos sabemos que está preparada para hacerlo.Y sigue matando nuestra libertad. Y lo hará mientras exista. Porque ETA es como una garrapata, que aguarda quieta, con su propio sentido del tiempo, la llegada de la víctima elegida para aferrarse a ella y chuparle la sangre. Porque les conocemos, porque les sufrimos, porque somos europeos y recordamos cómo ha sido necesario enfrentarse a otros totalitarismos, hemos aprendido que sólo si los derrotamos, si los expulsamos definitivamente de nuestras vidas -como quien extermina a una garrapata-, podremos vivir en libertad.

Dentro de unos pocos meses volverá a haber elecciones municipales. Los etarras se preparan para volver a las instituciones democráticas sin dejar de ser terroristas. No quiero ni pensar que sería esto si lo consiguieran. Ójala el Même si.., el espíritu que ese manifiesto representa, vuelva a instalarse entre nosotros, los constitucionalistas. Ójala lo que nos unía en aquellos años que parecen tan lejanos, vuelva a sobreponerse a lo que nos separa. Lo que nos separa es pura coyuntura; lo que nos une, pura necesidad de supervivencia democrática. Hagamos política.

"Hay personas para quienes la política no es mera universalidad, sino legítima defensa". Cesare Pavese.

Rosa Díez
Basta Ya, 07-12-2006

El estado subnormal

Al jerarca socialista Indalecio Prieto le llevaron a una tenida masónica para iniciarle entre cartabones y compases, crespones negros y calaveras. Al final le preguntaron: «Don Inda ¿qué le ha parecido?». Y él, gran ateo, respondió: «Mire, prefiero la misa». Y eso nos pasa a algunos leyendo el manifiesto socialista por el XXVIII aniversario de la Constitución. Conectan la actual Norma Suprema con la del 31, que se parecen como un huevo a una castaña, y no se sabe por qué se contienen y no la enlazan con La Pepa de 1812. Relacionar y rascar, todo es empezar, debe suponer Alvaro Cuesta, responsable del panfleto. No ha de extrañar que tal papel coincida con la petición del nacionalismo gallego de un huso horario propio, porque las estupideces nunca viajan solas. Las horas de sol no son las mismas en Cantabria que en Andalucía y cada autonomía podría decretar su propio horario, y llamaríamos a Levante cuando están despiertos como las gallinas y al País Vasco cuando aún duermen como marmotas. Todo sea por la identificación nacional a través de la relojería.

La ingeniería social pertenece al comunismo, no a la mejor tradición socialista que el zapaterismo pretende superar. Les aporto ideas. ¿Qué sentido tiene mantener la paga del 18 de julio que simboliza el alzamiento contra la República? Además esa soldada recuerda ominosamente que fue el fascista de José Antonio Girón, ministro de Trabajo de Franco, quien sentó las bases de una seguridad social integral en España. ¿Y qué decir del aguinaldo de Navidad que, en un Estado laicista, celebra la natividad de Cristo? Estos botarates deberían empezar por trabajar las fiestas de guardar. Las pagas extra y las vacaciones las pactan las empresas con sus empleados y no están sujetas a calendarios litúrgicos. ¿Cabe en el laicismo uterino de estos pillos la santificación del domingo? Domingo, maldito domingo, inamovible como día de descanso del Señor. ¿Qué hace un laicista ante el domingo? La Revolución Francesa cambió el nombre de los meses. Para la revolución semanal el sábado no sirve porque es el sabat judío, pero quedan L, M, X, J y V para repartir el descanso entre las autonomías. Y los católicos que vayan a la Misa del Gallo. Las procesiones interrumpen el tráfico laico y hay que agostar ese atraso de la Semana Santa que financian los fieles y los ayuntamientos. Y el mito de los Reyes Magos, que a la postre son los padres, debe ser sustituido por el nórdico de Papá Noel, que ya va tomando posiciones. Cuanto más avanzan éstos en el laicismo, más ganas me entran de volver a misa.

Martín Prieto, Bajo el volcán
El Mundo, 07-12-2006

Políticos

Más que en campaña, hemos entrado en época de celo electoral, que es la circunstancia en que los políticos profesionales se manifiestan más políticamente, es decir, más de acuerdo con lo que cierto señor importante, seguramente poseído de espíritu indigenista, llamaba «su peculiar indiosincrasia».

Nunca el político lo es tanto como en la cercanía del voto, fuente de su poder, salvo en un trance: el cultivo y mimo del favor del secretario general, fautor de las listas electorales y sumo hacedor político. Hay quien florece en la intriga y padece en la campaña, mientras que otros disfrutan halagando a sus bases electorales mientras sufren las servidumbres cortesanas lo mejor que pueden, que muchas veces no pueden. Ahora bien, la ambición de poder, que es el motor esencial de la vocación política, se manifiesta de forma esplendorosa cuando llega esta especie de berrea electoral interminable que enlaza unas elecciones con otras, como la que puede llegar hasta marzo del año que viene, límite técnico para convocar las elecciones generales, previo paso por las municipales y autonómicas el próximo mes de junio.

En general, a mí los políticos españoles me recuerdan el adulterio mediterráneo: nadie más obsequioso que el que está decorando la frente del cónyuge. En Italia, o al menos en sus películas costumbristas, han llegado a tal virtuosismo en la devaluación de la virtud que uno llega a pensar si el adulterio no será la forma más sinuosa y eficaz de conservar la pasión dentro del matrimonio. Una variante de la civilización de cornac es la que resume impía pero elocuentemente esa frase catalana que a menudo cita Carmen Rigalt: «El matrimoni es una creu; y l amant, el Cirineu». ¡Ah, la sabiduría popular!

El político de raza (se dice también de los caballos y de los periodistas, pero no de los ingenieros o los arquitectos) tiene dos caras en época electoral: una es la de encantador del votante; y otra, la de insomne indagador de la intención de voto. En la primera, seduce; en la segunda, es seducido por la opinión pública, cuya volubilidad es tan extrema que sólo mediante los demóscopos, es decir, los arriolos y tezanos, werts y no werts, malodemolinas y santamarías, se puede interpretar con alguna solvencia. No es que no fallen, es que son los únicos que han hecho una profesión de sus fallos, lo que no deja de ser una hazaña.

Si por mí fuera, habría elecciones a todo una vez al año; como mucho, cada dos, porque hay que ver con qué cariño nos tratan entonces los políticos, pero por no ver ese egoísmo vertiginosamente ambicioso, propio de ludópata, del político encuestívoro, las perdonaría. Claro que sin política, sólo cabe la dictadura; y sin partidos políticos, sólo hay caudillos, demagogos y botarates.

Politiqueemos, pues.

Federico Jiménez Losantos, Comentarios liberales
El Mundo, 07-12-2006

No sabemos a quién iba la dinamita pero sí quién hablaba con El Mundo

Como de costumbre, resulta difícil seguir el hilo del relato en el confuso y mal redactado último auto del juez Del Olmo, pero hay una cosa que sí queda meridianamente clara: que ni el fiscal, ni el magistrado, ni la Policía han sido capaces de descubrir en cuatro meses quién le dio la dinamita al confidente de Leganés, de dónde procedía el explosivo y, lo que es más importante, cuál era el objeto del tráfico. Esto debería ser lo esencial.

Algunos medios se han hecho eco estos días de la inverosímil teoría de una simulación para que la Udyco se apuntara un éxito policial a cambio de impunidad para un agente corrupto y de favores al confidente que les entregó la dinamita. Habría sencillamente que pensar que los protagonistas de tal enredo son idiotas al prestarse a ser acusados de un delito castigado con más de cinco años de prisión, como así ha sucedido.

Lo fundamental, pues, sigue siendo un enigma, pero en cambio las conversaciones grabadas entre el agente Celestino Rivera y nuestro periodista Fernando Lázaro dejan traslucir que la cúpula policial había decidido enterrar el asunto, aunque la investigación judicial siguiera abierta. ¿Por qué el Ministerio del Interior no quería llegar hasta el final? Nuestra hipótesis es que bastaba que existieran elementos circunstanciales que permitían evocar la inconsistencia de la versión oficial del 11-M para que lo conveniente fuera echar tierra sobre el asunto.

Lo que sucedió en el transcurso de la investigación es que la Fiscalía e Interior vieron la posibilidad de desviar la atención sobre este escándalo hacia otro absolutamente colateral, que era la filtración de la noticia a nuestro periódico, que no estaba más que cumpliendo con su obligación de informar. Para esta finalidad era necesaria la complicidad del juez, que -no sabemos si por incompetencia o afán de venganza hacia EL MUNDO- decidió tragarse este indigesto guiso cocinado por la cúpula policial. Además de lanzar un claro mensaje a los funcionarios tentados a denunciar la corrupción, la maniobra de Interior apuntaba a intentar desacreditar al periodista y al periódico que habían informado sobre el chivatazo policial a un intermediario de ETA. Con razón, el secretario general del PP tildó ayer estos hechos de «involución democrática».

Resulta muy elocuente que, al día de la fecha, se encuentren en prisión incondicional dos policías por tener relaciones con un periódico -uno de ellos, simplemente por asistir a una reunión- y que no haya ninguno ni siquiera imputado por el chivatazo a ETA. Como declaró ayer a Efe nuestro director, Interior, la Fiscalía y la Audiencia deberían explicar esta «vergüenza».

Del Olmo, que no se caracteriza precisamente por su sutileza profesional, ha cometido, además, cuatro graves errores jurídicos que ponen en cuestión su actuación. El primero es seguir investigando un hecho del que no es competente, ya que el tráfico de explosivos -si no hay finalidad terrorista- debe ser instruido por un juzgado ordinario. Del Olmo puede argumentar que en agosto desconocía a dónde le iba a llevar esa investigación, pero cuatro meses después no hay atisbo alguno de vínculo de los agentes y sus colaboradores con una organización terrorista.

El segundo error es no haber deducido testimonio para abrir una causa separada al aparecer la revelación de secretos, ya que no existe conexión entre el tráfico de dinamita y la filtración de secretos.

El tercer error es haber autorizado las escuchas por un delito de revelación de secretos, algo que vulnera la jurisprudencia del Constitucional, que estableció que esa práctica sólo está justificada en el caso de graves delitos.

Y el cuarto error es el haber decretado prisión preventiva incondicional contra los dos agentes por un delito en el que ni existe riesgo de fuga ni los acusados pueden alterar las pruebas, únicos supuestos legales para adoptar una medida tan grave.

La conducta de nuestro redactor, como demuestra el propio auto, ha sido intachable, y lo que prueban sus palabras es su loable afán por comprobar una noticia. Lástima que algunos medios se hayan preocupado más de publicar las conversaciones con sus fuentes y de difamar a quien investiga, que de conocer la verdad. El tiempo, como en el caso del informe de los peritos, pondrá a cada uno en su lugar.

Editorial de El Mundo, 07-12-2006

Los tentáculos del Estado: hasta en la sopa


Recientemente la Ministra de Sanidad, preocupada por que los españoles crezcan altos y fuertes (y con una lagrimilla en la mejilla por no poder hacernos arios y rubios) decidió promover la retira de un anuncio de una hamburguesa con demasiadas grasas. Nada nuevo bajo el sol si tenemos en cuenta que esta aprendiz de Torquemada ya dirigió su inquina contra el tabaco y el alcohol por análogas razones.

Muchos han sido los que han criticado el excesivo celo intervencionista de semejante medida pero a mí, qué quieren que les diga, me parece perfectamente acorde con los tiempos. Cuando leí la noticia no me sorprendió en absoluto, ¿acaso alguien pensó que los fumadores iban a ser perseguidos con total complicidad social sin que el Estado colocara nuevas presas en su objetivo? La persecución de las drogas es la antesala de la del tabaco y del alcohol, ésta de la de la comida rápida y ésta de la de hábitos sedentarios, como llevar coche y no caminar o utilizar la bicicleta.

Lo curioso de este proceso no es la senda expansiva y la espiral intervencionista, sino la miopía de una sociedad totalmente anestesiada y complaciente que acepta de manera sumisa recortes en sus libertades. Y digo miopía por no hablar de completa ceguera en torno a todos los dislates que el Estado comete.

Si lo pensamos un momento, las competencias originales del Estado, aquellas que para muchos justifican su existencia y su razón de ser, son la defensa, la justicia y la seguridad. Uno estaría tentado a pensar que, aun por simple amor propio, la gente no habría debido consentir que el Estado se ocupara de otras tareas hasta que gestionara mínimamente bien sus primeros encargos.

Sin embargo, uno sólo tiene que observar la lamentable situación de esos tres sectores para comprobar que no ha sido así. La defensa española depende casi al completo de EEUU y la OTAN, no tenemos capacidad alguna para repeler seriamente ningún ataque exterior de cierta entereza y preparación. Los juzgados son lentos, torpes y enrevesados; muchos individuos prefieren engullirse los perjuicios de una controversia con tal de no acudir a los tribunales. Por último, la inseguridad ciudadana es cada vez más patente ante la ineficiencia de los cuerpos de seguridad.

No satisfecho con el caos generado, el Estado decidió extenderse hacia otros sectores como la moneda o las infraestructuras. Con el primero sólo ha conseguido generar una secular inflación que ha hundido el poder adquisitivo de los ciudadanos y eliminado sus ahorros. Con su diseño de las infraestructuras ha realizado pésimos y antieconómicos trazados, ha engendrado frecuentes atascos y ha encarecido los servicios hasta tal punto que en ciertas líneas el avión ya resulta más barato que el ferrocarril (y ello a pesar de que los aeropuertos siguen siendo públicos y por tanto no hay competencia en las tarifas).

Estos fracasos tampoco lograron refrenarlo y se expandió, con la aquiescencia de la mayoría de la población, hacia nuevos estadios como educación, sanidad y pensiones, esto es, el Estado de bienestar. ¿Cuál ha sido el resultado de años de dirigismo e interferencia en tales actividades? La calidad de la educación empeora año a año a la par que el fracaso escolar y el número de analfabetos funcionales. Las listas de espera colapsan la sanidad e impiden durante largos periodos de tiempo el acceso a una cura a miles de personas. Las pensiones están en quiebra técnica por lo que las futuras generaciones no percibirán aquello por lo que han contribuido coactivamente.

De nuevo, uno esperaría que antes de penetrar en nuevos ámbitos, los burócratas resolvieran el desaguisado que han generado en aquello sectores donde han metido la pata. Pero no, la huida hacia delante continúa con nuevas regulaciones sobre la vivienda, los medios de comunicación, la acogida e integración de inmigrantes o la lucha contra el consumo de drogas.

También en estos puntos el fracaso ha sido mayúsculo. El precio de la vivienda se ha disparado como consecuencias de la restricción del suelo y de la inseguridad en el mercado de alquileres, medidas que debían favorecer un urbanismo sostenible, equilibrado y justo. RTVE está quebrada y con una deuda astronómica. La pretendida integración de los inmigrantes se ha traducido en hacinamientos masivos en condiciones del todo insalubres. Y la cruzada contra las drogas no ha logrado frenar su consumo, sino que ha favorecido su encarecimiento y adulteración.

Todo esto es completamente antitético a la actuación de una empresa. Las compañías suelen comenzar a diversificarse cuando han alcanzado la máxima eficiencia en su mercado original y no pueden seguir creciendo. Es en ese momento cuando deciden aventurarse a producir otros bienes o servicios con la máxima prudencia y diligencia: cualquier error en ese nuevo mercado les puede abocar a desaparecer.

En cambio el Estado tiende a extenderse conforme peor lo está haciendo. Una de las razones, claro está, es que no necesita obtener beneficios para subsistir, basta con que suba los impuestos para financiar su ruinosa actividad. Ahora bien, ésta sólo es una parte de la explicación.

Si la ciudadanía consiente e incluso estimula tal aquelarre es porque hemos sido insuflados con el virus del socialismo. En el fondo seguimos pensando que los problemas de la sociedad son algo tan simple que puede resolverse a través de regulaciones y mandatos desde arriba. La gente consiente el Estado porque desea que se mueva, que actúe y que resuelva sus problemas.

El Estado y los políticos son conscientes de esto y cada cuatro años nos venden gruesos programas electorales con cientos de miles de propuestas para construir el paraíso definitivo. Necesitan vender humo y aparentar que no están quietos, que se preocupan por sus administrados.

Pero dado que la cantidad de regulaciones en sectores como la justicia, la educación o la vivienda es difícilmente superable, tienen que avanzar hacia otros ámbitos no regulados. Una vez han paralizado y convertido en páramos ámbitos enteros de la vida social, sienten la necesidad de buscar nuevos juguetes que ofrecer a la ciudadanía. La situación es tan grotesca que los individuos sólo son capaces de ver una paupérrima seguridad, justicia, sanidad y vivienda, pero no ven que las causas de esa miseria se encuentran en su regulación y monopolización por parte del Estado.

De hecho, muchos incautos afirman incluso que es necesario más intervencionismo para solucionar los problemas que allí aparecen. La parálisis de los sectores cautivos por el Estado transmite la impresión de que no se está haciendo nada cuando en realidad el problema es que el Estado está haciendo demasiadas cosas y obstaculiza el ejercicio de la función empresarial.

Con sus subterfugios el Estado ha logrado introducirse hasta en los ámbitos más íntimos y recónditos de nuestras vidas. Ciertas intromisiones deberían ser el acabóse; ya va siendo hora de que vaya retrocediendo.

Juan Ramon Rallo (Revista Libertad Digital) (05/XII/06)