jueves, 23 de noviembre de 2006

El segundo desnudo de Albert Rivera

Mal empieza la legislatura para Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, la fuerza política que emergió por sorpresa en las elecciones del 1 de noviembre como una opción no nacionalista y radicalmente crítica con el rumbo catalanista de la última legislatura.
EL PERIÓDICO revelaba ayer que el diputado Albert Rivera, cabeza de lista de Ciutadans en la circunscripción de Barcelona, fue afiliado del PP, dato que hasta la fecha había sido ocultado.Nada tendría de criticable un giro político desde la opción de la derecha española hacia esta otra que, según muchos, no anda tan lejos.
Pero lo que constituye un grave patinazo es que Rivera no solo no incluyera en su biografía política su paso por el PP --se afilió a Nuevas Generaciones, la organización juvenil del partido, en el 2002 y no se dio de baja hasta hace unos meses-- sino que además alardeara de no haber estado en ninguna organización política e incluso de simpatizar con ciertas ideas de izquierdas. Rivera trató de limitar su relación con el PP a la de simpatizante, pero fue dado de alta en el 2004 como apoderado para las elecciones que se celebraron aquel año.Lo que ha hecho el líder de Ciutadans durante una campaña en la que aparecía desnudo en los carteles ha sido sencillamente engañar a la gente.
Por lo menos a ese sector que creyó de buena fe que Rivera representaba un soplo de aire fresco en la política catalana, con toques de radicalidad y de un antinacionalismo que era visto con simpatía en determinados sectores de la intelectualidad. Incluso los análisis poselectorales señalaron la imagen de regeneración del Partido de la Ciudadanía como una de las causas del retroceso de los socialistas.
Pues bien, el dato conocido ahora de la biografía del joven líder de Ciutadans indica que podemos estar ante un notable caso de impostura política. Las mentiras de Rivera apuntan a que se harán realidad los presagios según los cuales Ciutadans va a jugar en esta legislatura el papel de desgaste del PSC y del sector del PP más alejado del españolismo rancio.
Por lo demás, es de suponer que la noticia de la ocultación del paso de Rivera por el PP haya resultado descorazonadora para los catedráticos, escritores, artistas y periodistas que auparon a Rivera como un político progresista frente al adormecimiento de la Catalunya ensimismada. Veremos si ahora alguien se baja del tren de los Ciudadanos.
El Periódico (23/XI/06)

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