domingo, 29 de mayo de 2011

¿Confiaría su muerte a la Pajín? Por Pedro-Juan Viladrich

Si algo está claro, tras el 22 M, es que una mayoría de ciudadanos no confía en Zapatero y su Gobierno.

Están hartos de su ineptitud, frivolidad, sectarismo e imposturas. Bajo tal grado deterioro de su crédito, les ha entrado una prisa enorme por tramitar leyes ideológicas con las que, por ejemplo, privar de acceso a los recurso públicos a los padres y colegios que, “supuesta” la libertad de enseñanza, optan por el modelo de enseñanza diferenciada entre chicos y chicas o, en otro campo de gran importancia, colar una ley reguladora de la “muerte digna” con muy sutiles y sospechosas ambigüedades. Visto lo ocurrido con la ley del aborto patrocinada por un personaje como la Aido ¿qué confianza se puede tener en las intenciones reales de una ley sobre la muerte patrocinada por un personaje como la Pajín? En vez de “ingenieras sociales” mejor nos habría ido si fueran ingenieras industriales.

Las escopetas las cargaba el diablo. Lo digo en pasado porque hoy en día lo que carga son las ruedas de prensa. Quizás sea porque, con el tiempo, Orugario, de la mano de su tío y maestro Escrutopo, ha descubierto que la prensa te explota en la cara mejor que una escopeta. Le pasó a Carmen Chacón en El Epílogo de Tomelloso. “Estamos en el prólogo –dijo- de cosas maravillosas”. Orugario ha conseguido que el prólogo del 22M fuera el epílogo de sus aspiraciones políticas. Una maravilla, of course. Otra le ocurrió ni más ni menos que al Cardenal de Madrid. Estando en el Foro Nueva Sociedad para presentar la próxima venida del Papa, en agosto próximo, para presidir las jornadas mundiales de la juventud, algún periodista le preguntó sobre la Ley Pajín y el bueno de monseñor Rouco, sin recordar que la prensa la carga el taimado Escrutopo, dijo aquello de “ Yo no he leído el texto, lo han hecho mis colaboradores y no se trata de una ley de eutanasia”. El centro de la rueda de prensa, la visita del Papa y la JMJ, pasó a segundo plano. Lo que la prensa enfatizó fue el “positivo” comentario del Cardenal sobre la polémica ley Pajín de la “muerte digna”. La prensa de izquierda aplaudió. Los sectores provida más activos quedaron atónitos. El Cardenal debe ser consciente –decían- que su juicio es muy cualificado, de manera que si no ha leído personalmente el texto puede haber sido imprudente trasladar la opinión de sus colaboradores sin caer en cuenta que le sería atribuida a su autoridad. Menos mal que, según añadió el propio Cardenal, la Iglesia “trabaja en un análisis interno del texto”. Parece razonable sugerir que, en tal supuesto, haya menos improvisación y mas presencia de aquellos profesionales expertos y movimientos civicos provida, no sea que en cuestiones de razon y derecho natural la ausencia de unos y el exceso de protagonismo jerárquico pueda dar la impresión que la postura contra la eutanasia, como en su día contra el aborto, se sustenta sólo en argumentos de fe religiosa sólo validos para creyentes.


El anteproyecto de “ley reguladora de los derechos de la persona ante el proceso final de su vida” plantea una primera cuestión de oportunidad política. La muerte es un hecho biográfico muy importante del que ningún ciudadano quedará exento. Afecta al paciente, a su entorno familiar, al personal facultativo, a los centros médicos públicos y privados, y a la administración sanitaria, en especial de las Comunidades Autónomas. La regulación de los procesos terminales requiere un gran consenso social y político, con un protagonismo experto de los cuerpos facultativos más experimentados y una correspondiente dotación de equipos especializados en paliativos. De manera que la primera duda razonable es si el Gobierno Zapatero y su ministra Pajín, en la objetiva circunstancia de descrédito y desconfianza que padecen hoy día ante la ciudadanía y dadas su conocidas afinidades con los sectores proeutanasia, son los más idóneos gestores de una ley de tamaña importancia para todos los ciudadanos. Las prisas en tramitarla aumentan esta inconveniencia y las sospechas.

El texto del anteproyecto define, en su art. 1, los dos objetivos principales. Primero, la protección de la dignidad de las personas en los procesos terminales de la vida. Segundo, el garantizar el pleno respeto a la voluntad del paciente en la toma de decisiones sanitarias. Nada que objetar al primer principio. Pero el segundo va a ser fuente de muchos problemas, si se mantiene con una radicalidad de raíz ideológica y, además, se refuerza en la praxis prevista en el art. 11, 2 c, en relación con los arts. 15, 3 y el 17, 2. ¿Por qué? Porque la voluntad del paciente, por muy suya y libre que sea, no garantiza que lo que quiere sea lo mejor para él y para la lex artis, es decir, honorable y correcto para la buena praxis médica. Una cosa es la dignidad del paciente y otra que su voluntad sea digna. Los pacientes en procesos terminales –cuyo pronóstico se reduce a semanas o meses- y sus entornos familiares sufren situaciones físicas y psicológicas muy duras, intensas y cambiantes. Convertir la voluntad del paciente –o de su representante y familiares, si aquel estuviere incapacitado- en derecho a decidir las intervenciones y tratamientos médicos, y no sólo los necesarios para paliar el dolor y sufrimiento, sino incluso los que tienen como efecto el acortar la vida o ponerla en peligro inminente (arts. 4 y 6, 1) puede ser una vía que encubre una práctica positivamente eutanásica, sobre todo si se tiene en cuenta que el texto de ley asegura la falta de responsabilidad para el personal sanitario que haya actuado así cumpliendo los deseos del paciente, su representante o sus familiares. La experiencia enseña que no siempre que el entorno familiar o sanitario acorta la vida de un terminal lo es en su favor, aunque esa sea la excusa.

En estos detalles, el anteproyecto de ley favorece que pueda desdibujarse la diferencia entre la sedación terminal y la eutanasia, de manera que la intención sedativa terminal de paliar los sufrimientos sea sustituída, usando el proceso sedativo, por la de provocar la muerte. No hay un argumento sólido para negar al personal médico y sanitario ya no sólo la objeción de conciencia, sino la de ciencia. No siempre los cuadros médicos estarán de acuerdo en la naturaleza terminal y sus pronósticos, de manera que es muy razonable permitir la garantía de la objeción de ciencia y conciencia. Su negativa tan radical no deja de ser sospechosa de un trágala ideológico. En suma, ¿por qué en cuestión de tanta trascendencia no se camina con menos prisas y más mesura? Conociéndoles como les conocemos, es decir, por sus obras, ¿usted confiaría su muerte a un entorno familiar y médico afecto a la ideología de ZP y la Pajín?


InterEconomía - Opinión

Otro dedazo. Por M. Martín Ferrand

A diferencia con otros cántabros notables de la política española, Rubalcaba maneja mejor las insidias que las anchoas.

LA partitocracia, la más frecuente y dañina de las degeneraciones de la democracia representativa y parlamentaria, tiende a reforzar en exceso el poder de los jefes de fila de cada uno de los partidos políticos en presencia. Éstos, víctimas del vértigo de altura, de su distanciamiento de la realidad de sus bases y de la sociedad entera, tienden a designar sucesor, heredero. Como José Luis Rodríguez Zapatero es algo menos que un líder quiso señalar con su dedazo a la liviana Carme Chacón y, cuando el tiro le salió por la culata y las carcajadas rebotaron en todos los montes peninsulares —¿qué digo peninsulares?, europeos—, encogió el índice, enderezó el corazón y plegó el gordo y el meñique, para que, como quien hace la higa, señalar a Alfredo Pérez Rubalcaba. Zapatero testó sin alegría; pero con los efectos propios de un testamento que, de hecho, viene anticipándose desde que el titular de Interior añadió a sus funciones las de vicepresidente efectivo.

Estamos ante un nuevo caso de quiebra del mandato constitucional que obliga a los partidos al ejercicio de la democracia interna; pero, ¿quién está en condiciones, aquí y ahora, para señalar tan significativa inobservancia de la norma? Mariano Rajoy subió al pedestal en virtud del dedazo de José María Aznar y, salvo en algún grupúsculo de menos cuantía de cuantos anidan en la Carrera de San Jerónimo, sus jefes, con más o menos disimulo, son hijos del mismo procedimiento. Además, ¿tienen mucho sentido las elecciones primarias en una partitocracia? Si se admite la existencia de ésta, será inevitable renunciar a la vigencia de aquellas. Nuestro sistema electoral elige siglas y emblemas, no personas. Salvo quienes, en las próximas legislativas, quieran votar al PSOE en Madrid, ningún otro —de Álava a Zaragoza—, votará a Rubalcaba. Peculiares que somos.

La descomposición del PSOE cierra con la designación de Rubalcaba como bifronte, con Zapatero, del eje de poder Ferraz-Moncloa, un primer acto. Cae el telón. Tras un breve descanso, volverá a levantarse. Como bien dijo Francisco Franco, en las ocasiones de las muertes accidentales de los generales Sanjurjo y Mola y del almirante Carrero Blanco, «no hay mal que por bien no venga». A diferencia con otros cántabros notables de la política española, Rubalcaba maneja mejor la insidias que las anchoas, las maniobras discretas que las proclamas luminosas y el posibilismo que la saña historicida de su, todavía, jefe político y gubernamental; pero es, en el peor de los casos, un bien relativo que procede del mal que acaba de señalarle con el dedo de su tremenda incapacidad.


ABC - Opinión

Grecia. ¿Adiós al euro? Por Emilio J. González

A fin de cuentas, cuando un país se comporta como lo han hecho y lo están haciendo los griegos, su salida de la zona euro no supone un problema para la misma, sino más bien un alivio.

¿Se puede romper el euro si, finalmente, y como parece cada vez más probable, Grecia se ve obligada a marcharse? A tenor de los últimos acontecimientos en torno a la crisis económica helena, y la respuesta que están dando los mercados a la misma, parece que, aunque la pertenencia de los griegos a la unión monetaria europea podría tener los días contados, ésta última aún parece gozar de buena salud. De hecho, y por irónico que pudiera parecer, la salida de Grecia fortalecería a la zona euro.

El Gobierno griego está jugando a un juego muy peligroso para él y para el país. Primero, no hace las reformas que tiene que hacer, empezando por la del presupuesto. Después, el Ejecutivo socialista quiere que la oposición le apoye en las medidas impopulares que tiene que tomar, cuando es el propio Gobierno el responsable de la situación en la que se encuentra el país y cuando en el pasado ha tratado por todos los medios de ningunear y eliminar a la oposición, tal y como ha pretendido hacer Zapatero en España con el PP. Y, como es lógico, ahora la oposición les dice a los socialistas que se coman el problema ellos solitos.


Así las cosas, Grecia podría entrar en bancarrota el próximo mes si, finalmente, el Fondo Monetario Internacional se niega a entregar el segundo tramo de la ayuda acordada con la Unión Europea y con el país. El FMI dice, con toda la razón, que sin reformas no hay salida de la crisis y que no está por tirar el dinero. Y si el Fondo no se rasca el bolsillo, los europeos probablemente tampoco. Lo que puede pasar a continuación es que Grecia se tenga que marchar tanto de la UE como del euro, como ya están advirtiendo la comisaria europea de Pesca, la griega María Damanaki, como el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.

¿Qué hace el Gobierno griego al respecto? Pues en medio de su locura, ahora no se le ocurre otra cosa que barajar la posibilidad de convocar un referéndum como en Islandia para ver si la población aprueba las medidas de ajuste o no, sabiendo que lo más probable es que el resultado sea negativo. Pero sabiendo también que si Grecia cae, los bancos europeos, en especial los franceses, tendrán un problema. Vamos, que están jugando de alguna manera a chantajear a los europeos. Éstos, sin embargo, se mantienen firmes en su actitud, y eso es lo que empiezan a valorar los mercados, como prueba la fuerte recuperación del euro este viernes. Y es que, a fin de cuentas, cuando un país se comporta como lo han hecho y lo están haciendo los griegos, su salida de la zona euro no supone un problema para la misma, sino más bien un alivio. De hecho, el euro parece estar saliendo fortalecido de la crisis griega. Es lo que valoran los mercados. Eso, y que la era Zapatero está a punto de llegar a su fin.


Libertad Digital - Opinión

Presidente «in pectore». Por José María Carrascal

Me temo que todo se quede en el golpe que Zapatero ha dado contra sí mismo, en pura camelancia. Seguimos como estábamos, solo que peor.

LA tormenta que amenazaba llevarse por delante al PSOE, al gobierno y al propio Zapatero (Chacón dixit) se ha convertido en tempestad en un vaso de agua, sin otra víctima que la interfecta, quien, llorosa y agraviada, se sacrificó, cuan en tragedia griega, para que tan negros presagios no ocurriesen. No habrá congreso federal, sino una mera «conferencia de ideas» allá por septiembre. Ni primarias, si no se presenta más que un candidato, y ¿quién va a presentarse después de endosar los líderes a Rubalcaba? Esta es la tan loada «democracia interna» socialista. La practicaron una vez, salió Borrell, y no han vuelto a practicarla. Con lo que la crisis queda cerrada. ¿Están seguros? Pues tan seguros como aquello de «atado y bien atado».

Por lo pronto, quedan abiertas las heridas de los navajazos al más alto nivel. Preso de esas ansias convulsivas de traicionar a todo el mundo, Zapatero, tras apoyar a Rubalcaba para sucederle, prefirió luego a Chacón. Por qué, no lo sabemos. Tal vez, por ver en ella un vehículo más idóneo para sucederse a sí mismo. El caso es que Rubalcaba quedó fuera de juego, junto a la vieja guardia, que montó el contragolpe, obligando al presidente a desmontar su golpe y quedar como mascarón de proa, o más bien de popa, de la nave socialista, con más vías de agua que bombas para achicarla. Anabel Diéz, que la conoce bien: «Zapatero cede el mando a Rubalcaba».


Que la crisis se ha cerrado en falso se ve nada más rascar su superficie. ¿Qué ideas hay que discutir en esa conferencia? ¿Qué planes, qué rutas? No hay nada que discutir. Bruselas las ha trazado hace tiempo. Solo queda completar las reformas allí dispuestas: la laboral, la financiera, la presupuestaria, los recortes regionales y municipales, que aún no se han hecho, ni, por la pinta, Zapatero tiene muchas ganas de hacer. ¿Las tiene Rubalcaba? Nos tememos que tampoco. Su especialidad son los manejos ocultos, los complots tras las bambalinas, las intrigas políticas, las celadas al adversario. Cuando lo que aquí se necesita es un líder de verdad, alguien que dé un puñetazo en la mesa y pongo firmes a sindicatos y a empresarios, a banqueros y a presidentes de comunidades, a alcaldes y a los infinitos paniaguados que están viviendo de los presupuestos. Pero no veo a Rubalcaba en ese papel. Por lo que mucho me temo todo se quede en política de salón, en pura camelancia, en el golpe que Zapatero se ha dado contra sí mismo. Seguimos como estábamos, solo que peor, para no perder la costumbre.

Carme Chacón ha salvado la vida de su padre político. Mejor dicho: la ha prolongado. Y al prolongarla, ha prolongado la de su rival, presidente in pectore desde ahora. Cotilleos. Los tres serán historia el próximo marzo. Si llegan. O llegamos.


ABC - Opinión

Comercios. Por Alfonso Ussía

Si yo fuera el propietario de un comercio en la Puerta del Sol de Madrid, me sentiría indignado con los indignados. Si yo fuera el propietario de un comercio en la Puerta del Sol de Madrid me sentiría indignado con la pasividad del ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno. Además, que la acampada ha perdido completamente su sentido, muchos la han abandonado y sólo quedan los presumibles anti-sistema. No es concebible tanta pasividad por parte de las autoridades. Han secuestrado la plaza central de Madrid, que se ha convertido en una cloaca. Manifesté mi simpatía y comprensión en un principio por la protesta de quienes no encuentran la luz de su futuro después de haberse formado con el esfuerzo de muchos años. Pero éstos ya no están en Sol. Manifesté mi simpatía y comprensión por todos aquellos, que la crisis económica ha dejado sin trabajo, sin recursos y sin esperanza. Pero éstos ya no están en Sol. Están buscando trabajo, recursos y esperanza. Han quedado los de siempre. Los que no hacen nada para salir de donde se encuentran, que en numerosos casos es la nada voluntaria e indolente. Ya no se ven en Sol paisajes diferentes de personas. Son todos iguales. Perfectamente uniformados de pasivos de la ultraizquierda. Rubalcaba, con la que lleva encima, no tiene ni un minuto para que la libertad de todos y los derechos de todos sean respetados. Para mí, que no se atreve a desalojar aquello que él ayudó a alojar. Un grave problema. El arma disparó por la culata, y la reacción de la ciudadanía no se vio influida para nada. Los indignados tendrían que sentirse indignados por los que han manipulado sus protestas. Los indignados de verdad ya no están. Pacíficamente han desistido. Pero su lugar ha sido ocupado por los profesionales de las asambleas estalinistas.

La Puerta del Sol presenta un espectáculo lamentable, una visión ruinosa y chabolista. Hora es de hacer cumplir la ley y devolver a todos los madrileños, visitantes y turistas sus derechos de libre circulación. Y hora es, sobre todo, de hacer cumplir la ley para que los últimos indignados de la Puerta del Sol y sus aledaños, los comerciantes, puedan ganarse la vida honestamente, como siempre han hecho, sin sufrir el quebranto y la suciedad de sus negocios. La Puerta del Sol es hoy un basurero. Quedan ahí los restos de una convocatoria que tuvo su significado y lo perdió porque se les fue de las manos a los convocantes. Y ya es hora de que todo vuelva a ser como solía. Una plaza libre y limpia por la que pasó una muchedumbre harta y en la que se ha quedado un último retén de profesionales de la ocupación.

Tendrá Rubalcaba que ordenar su desalojo. Y ahí se verá el carácter «pacifista» de los reunidos. Muchos lo son, pero otros esconden entre sus flores y sus lamentos por el calentamiento global la violencia de los sufragados oficiales. Si el pacifismo es cierto, y después de diferentes advertencias, las porras no tienen que salir de sus fundas ni golpear a nadie. Pero será imposible, porque no todos los que allí restan son pacifistas ni sinceros. Se han aprovechado de una situación trágica para montar su verbena de suciedad. Esto no es Egipto, como ha dicho el frívolo de Obama, sino una gran democracia, como le ha corregido Sarkozy. Allí protestan porque quieren votar, y aquí lo hacen para dificultar el derecho al voto libre y soberano.

Rubalcaba tiene que ordenar que la Puerta del Sol vuelva a ser lo que ha sido siempre, no un campamento insalubre de desocupados. Los de verdad ya no están. O la Policía, o el enviado del Ministerio del Interior para repartir los sobres prometidos. Pero ya.


La Razón - Opinión

Extremadura. ¡Por altura de miras!. Por José Antonio Monago

Se han roto todos los tópicos electorales al uso: el PP ha ganado en las zonas rurales, con poca abstención, inclinando la balanza en campaña electoral... A toda España le ha llegado una noticia: Extremadura ya no es socialista.

Tras las elecciones locales y autonómicas del 22 de mayo, ha quedado demostrado que Extremadura no es socialista, que no hay ningún mandamiento que lo diga.

Pero, para demostrarlo, desde el PP hemos tenido que luchar contra viento y marea, contra el PSOE y contra la Junta, porque la inercia –después de 28 años hegemónicos– era que todo siguiera igual. Hemos trabajado, carretera y manta, hablándole a la gente de la necesidad de cambio en la región. Seguiremos con las zapatillas puestas.

La victoria electoral del PP ha sido fruto de la ilusión que ha generado el PP en Extremadura. No ha sido consecuencia de la crisis. El pueblo extremeño no quiere ver una "tómbola de cargos" para que el PSOE continúe en el poder.


Lo que queremos a partir de ahora es poner en común aquello que nos une. Construir una carretera no es ideología: o está bien hecha o está mal hecha, y nuestra receta para conseguirlo es conocida por todos; del mismo modo, apoyar al autónomo o a las pymes, o pagar sin retrasos desde la administración tampoco es algo ideológico.

La situación en la que el PSOE deja a la región es desastrosa: 125.000 parados, que se incrementarán en junio hasta los 140.000, así como astronómicas deudas a entidades bancarias. Deberían abstenerse por humildad y altura de miras.

Pero nuestra victoria en Extremadura también ha tenido notables repercusiones para el conjunto nacional. El PP de Extremadura ha sido la formación política que más ha recortado la distancia con el PSOE en toda España (14 puntos). De los 8 diputados que ha perdido el PSOE, 5 han ido al PP.

Y es que no es baladí que gente de izquierdas nos haya prestado el voto. Y lo han hecho para que podamos gobernar Extremadura; ¡Ése es el encargo que nos han dado los electores!

Se han roto todos los tópicos electorales al uso: el PP ha ganado en las zonas rurales, con poca abstención, inclinando la balanza en campaña electoral... A toda España le ha llegado una noticia: Extremadura ya no es socialista.

También quiero mandar un mensaje sobre el posible pacto entre PSOE e IU. A IU le pesa la historia que ha tenido en relación al PSOE: diputados tránsfugas de IU al PSOE, fichajes interesados de concejales... Algunos municipios extremeños son testigos del maltrato que les han infringido.

Empezar a hablar de puestos la misma noche electoral deja en evidencia nacional al PSOE extremeño. Al PP, en cambio, los únicos puestos que le interesan son los puestos de trabajo.

El Gobierno del PP tendrá mucha "inteligencia emocional", un perfil con una capacidad de diálogo muy importante, porque es lo que toca. Extremadura ha dejado de ser socialista.


Libertad Digital - Opinión

Financieros a la fuerza. Por Ignacio Camacho

Las instituciones han puesto a los contratistas al borde de la quiebra usándolos como financieros de deuda paralela.

EN algunos ayuntamientos, como el de Sevilla, existen facturas pendientes de pago… ¡en pesetas! Eso significa que hay proveedores que llevan más de nueve años sin cobrar, tiempo en el que más de uno habrá quebrado. Al borde de la quiebra están también muchos contratistas de bienes y servicios a los que autonomías y municipios han utilizado como financieros involuntarios de una deuda pública ingente y en muchos casos no contabilizada. Empresas sanitarias, energéticas, de telecomunicaciones, de hostelería, pero también profesionales, autónomos y comerciantes pequeños y medianos que suministraban materiales de necesidad inmediata. Hay hasta clínicas que han cerrado quirófanos por impago de conciertos; una verdadera procesión de afligidos que durante años ha ido acumulando bien a su pesar una verdadera nube tóxica de pasivo.

Esa trampa gigantesca es lo primero que se van a encontrar los nuevos alcaldes y presidentes autonómicos, como se la toparon los dirigentes de CiU —hasta un 0,6 por ciento más de la deuda oficial reconocida— cuando tomaron posesión de la Generalitat catalana. Nadie está limpio de responsabilidad: ocurre lo mismo en las comunidades y ayuntamientos que han estado bajo gobierno del PP. Una deuda inembargable y muchas veces oculta que colapsa el tejido productivo y debería ser la prioridad de cualquier programa de reactivación de la economía y del empleo. El problema es que no basta con hacer auditorías y poner el grito en el cielo contra la bancarrota heredada; urge encontrar fondos para pagar, y las instituciones ya hace tiempo que están al límite —y bastante por encima— de su crédito.


De manera que la única solución, parcial pero imprescindible, es una poda de gasto superfluo. Eso no va a alcanzar para poner el contador a cero pero al menos proporcionará un cierto alivio y sobre todo otorgará autoridad moral para exigir sacrificios o quitas. Porque durante años, los proveedores no sólo se han desesperado de no cobrar sino que mientras se asfixiaban han visto proliferar empresas, nóminas y organismos oficiales cuyos directivos dilapidaban –en ocasones también a débito, para más recochineo— los fondos que faltaban para hacer frente a la montaña de impagos. El adelgazamiento de esa masa administrativa insostenible es una cuestión de ejemplaridad que es menester abordar sin dilaciones ni prórrogas como providencia preliminar de regeneración de la vida pública.

Se trata de una cuestión antipática que conlleva despidos, cierres y demás medidas de ajuste, y que será utilizada por los adversarios políticos para alimentar el discurso del miedo a la derecha, el eje del debate político de los próximos meses. Pero no es negociable: o recortes o ruina. Ruina de las instituciones y ruina de los particulares que las han venido sosteniendo con su deuda paralela.


ABC - Opinión

Liderazgo fiable para la nación

Hace una semana el Partido Popular de Mariano Rajoy logró una de las mayores victorias electorales de la historia democrática de España. El mapa político giró 180 grados y los populares recogieron una extraordinaria confianza de los ciudadanos en su capacidad y en su forma de entender la política y gestionar lo público. Si para los socialistas los lodos electorales del 22-M fueron productos de los polvos de una gestión calamitosa, para Rajoy, el abrumador respaldo de la gente fue también el reconocimiento a una trayectoria complicada en la que supo mantener un discurso cercano a las preocupaciones y problemas de los españoles. Ese sentido de la responsabilidad y del interés general resultó fundamental para que el presidente del PP no se perdiera por atajos cortoplacistas ni cediera a presiones ventajistas en una travesía que se prolonga siete años. Rajoy ha preferido la solidez y la fiabilidad del corredor de fondo a las prisas y las improvisaciones del político oportunista. Si un político piensa en las próximas elecciones y un estadista en la próxima generación, es evidente que el presidente del PP encaja en el segundo perfil, y que esa concepción transmite credibilidad.

Rajoy se ha ganado la confianza de una mayoría de españoles. Se la ha ganado poco a poco, a veces en la victoria, pero también en la derrota. La seriedad y el sentido común son atributos que los electores acaban por valorar, como también castigan los bandazos, las dudas y la desunión. Conducir organizaciones políticas en ciclos desfavorables con el sosiego de quien cree en lo que hace es una cualidad excepcional en la clase política. Su mensaje reformista y regeneracionista en el fondo y centrado y moderado en las formas ha calado porque lo ha preservado en medio de vaivenes electorales, lo que conllevaba sus riesgos.


El liderazgo y el proyecto de Rajoy poseen también el valor añadido de su experiencia gubernamental. Demostró en aquellos gobiernos presididos por José María Aznar que sabe cómo enfrentarse a una crisis tan severa como la actual y cómo superarla. Aquella Administración probó que era posible crear millones de puestos de trabajo y sanear las cuentas públicas hasta convertir a España en la octava potencia mundial del planeta después de recoger el testigo ruinoso de la etapa socialista. Cuando ayer se presentaba en sociedad el que será adversario socialista de Rajoy en las elecciones generales de 2012 y se ponderaba su experiencia y bagaje gubernamentales, habría que recordar cómo las administraciones socialistas empobrecieron España y cómo el PP, con Rajoy, aupó al país a sus mayores cotas de prosperidad.

Uno de los mayores fracasos socialistas en las últimas elecciones ha sido el mensaje falaz de que el PP carecía de propuestas o que las ocultaba por su impopularidad. Los españoles no lo han creído. Las recetas económicas de Rajoy son conocidas, así como sus reformas en otros ámbitos que el país requiere con urgencia. El PSOE ha decidido prorrogar la interinidad y el desgobierno en función de su estrategia de partido, pero a costa de los intereses generales. Rajoy ganará porque los españoles lo quieren. En eso consiste la democracia, aunque los socialistas sólo acudan a ella cuando les interesa.


La Razón - Editorial

Una incógnita menos

Despejada la sucesión, los socialistas deben apurar el margen para renovar su programa.

El Comité Federal del Partido Socialista avaló ayer la convocatoria de primarias para decidir el sucesor de Rodríguez Zapatero como candidato en las próximas elecciones generales. Descartaba, así, la celebración de un congreso extraordinario, según había propuesto el lehendakari, Patxi López. El Comité Federal aceptó, en cambio, su iniciativa de abrir una reflexión sobre el programa, que llevará a cabo mediante una conferencia política a la vuelta del verano, además de la simple discusión de nombres propios. Sobre estos no hubo duda: el lanzamiento de la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba fue unánimemente apoyada por los dirigentes socialistas. Si no surge ninguna alternativa en el plazo reglamentario de las primarias, el actual vicepresidente primero y ministro del Interior será proclamado a finales de junio.

Con este acuerdo, el Partido Socialista evita sumar un espectáculo cainita al desconcierto que produjeron en sus filas los resultados de las elecciones municipales y autonómicas. La crisis no queda cerrada del todo, pero la respuesta del Comité Federal supone un primer punto de sutura cuya eficacia dependerá fundamentalmente de los acontecimientos externos al partido. Porque la situación que atraviesa el Partido Socialista no tiene un origen interno, sino que es una respuesta a lo que ha sucedido fuera. El electorado se ha alejado de los socialistas y, aunque los resultados de las recientes elecciones no son directamente extrapolables a las generales, hay sobrados indicios de que la desafección es profunda y que no resultará fácil conjurarla.


El Comité Federal ha despejado prácticamente la incógnita de quién será el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, y es verosímil que Alfredo Pérez Rubalcaba no tenga que enfrentarse a ningún rival en las primarias. Pero hay algunas cosas más que los socialistas tendrán que ir clarificando en el curso de las próximas semanas. Son inevitables las dudas sobre la compatibilidad entre las responsabilidades de Gobierno de Pérez Rubalcaba y su condición de candidato. Su salida comportaría una pérdida de protagonismo en la vida pública, pero su permanencia en el Ejecutivo será presentada por la oposición como un lastre para el candidato. Si estas dudas interesadas no se producen cuando quien se presenta es el presidente, no hay razón alguna para darles pábulo cuando se trata del vicepresidente.

La conferencia política prevista para septiembre dispone de un limitado margen para revisar el programa socialista, puesto que, al mismo tiempo que analiza las iniciativas que han alejado al electorado, Rodríguez Zapatero tendrá que seguir aplicándolas desde el Gobierno. La situación económica que atraviesa el país también pone límites, por otra parte, a un excesivo giro programático. Si el Partido Socialista propone ese giro para después de las elecciones, el electorado podría no entender la razón por la que no se aplica antes. De ahí que los estrechos márgenes de maniobra obliguen al candidato a una gestión muy afinada e inteligente si quiere llegar a las elecciones en buenas condiciones.

La continuidad de Rodríguez Zapatero al frente de la secretaría general y la posibilidad de agotar la legislatura dependerán de que la solución decidida por el Comité Federal añada valor, y no lo reste, a la alternativa que representa el Partido Socialista y, por descontado, a los intereses generales del país. En cualquier caso, la vía elegida aporta claridad y rapidez al proceso y añade elementos de estabilidad, algo que no sucedía con otros escenarios. El Partido Socialista tendrá que cumplir la agenda y los ritmos marcados, aun sabiendo que no controla la totalidad de los factores políticos que se pueden presentar en los próximos meses. Unos están relacionados con la situación económica y otros con la estrategia de las otras fuerzas parlamentarias, comenzando por la disposición del PP a no ceder ni un solo espacio en el camino que le conduzca directamente a La Moncloa.


El País _ Editorial

Democracia interna al estilo Rubalcaba

La adulteración de un proceso de primarias hasta convertirlo en un triste espantajo es sólo la consecuencia natural de haber tenido como protagonista al vicepresidente y ministro de Interior.

El historial del PSOE con sus procesos de primarias para elegir candidatos electorales no ha sido precisamente ejemplar –ahí está su catálogo reciente de damnificados para acreditarlo–, pero al menos es un partido que brindaba a sus afiliados la posibilidad de pronunciarse libremente sobre las distintas candidaturas, cosa que, por ejemplo, no ha llevado a cabo jamás su principal rival político. Pues bien, con la forma en que se ha designado a Rubalcaba como candidato "oficial" del partido, también este leve rasgo de democracia interna ha quedado destruido.

La farsa de estas primarias cocinadas por Rubalcaba y presentadas por un Zapatero más patético que nunca difícilmente va a engañar a los militantes de su partido, por más amplias que sean sus tragaderas políticas... que lo son. En cuanto al resto de la sociedad española, el ridículo que está protagonizando el PSOE con esta fantochada antidemocrática no va precisamente a contribuir a mejorar una imagen ya de por sí bastante depauperada por méritos propios.


Zapatero se marcha de la política destruyendo también la ya de por sí bastante anémica democracia interna de su partido, algo por lo demás consecuente con el carácter intrínsecamente destructivo del personaje. Ciertamente no podía encontrar un sucesor más adecuado, por lo deletéreo, que Alfredo Pérez Rubalcaba, el hombre de la portavocía de la corrupción felipista, del Gal, del 13-M y del Faisán, que con el consentimiento de ZP y la colaboración necesaria de unos barones regionales únicamente preocupados de mantener el escaso poder que las urnas les han reservado, se ofrece ahora a la militancia socialista como el tipo que va a ilusionar a la sociedad española entera para captar su confianza en las próximas generales.

No hay otro político en España que presente un rechazo más contundente a los principios democráticos que el inmarcesible Alfedo Pérez Rubalcaba, como lo acredita su presencia constante en el puente de mando de todas las operaciones del PSOE destinadas a vulnerar las reglas del juego democrático. Desde esta perspectiva, la adulteración de un proceso de primarias hasta convertirlo en un triste espantajo es sólo la consecuencia natural de haber tenido como protagonista al vicepresidente y ministro de Interior.

Con unos pocos meses hasta las elecciones generales a las que va a concurrir como cabeza de lista del PSOE y la imperiosa necesidad de remontar el penoso resultado de las recientes autonómicas y municipales, Rubalcaba no va a tener reparos en poner en juego toda su astucia y su falta de escrúpulos para subvertir las reglas básicas del combate democrático si ello sirve a sus objetivos. Ya lo ha hecho otras veces. Ahora, además, lo hará desde el poder. Vayamos todos preparándonos para vivir unos meses escalofriantes.


Libertad Digital - Editorial

Rajoy, la política tranquila

El líder del PP ha desactivado el mensaje del «miedo a la derecha» emitido machaconamente por el PSOE y ha visto ratificada en las urnas, de forma arrolladora, su defensa del Estado del bienestar.

ABC publica hoy y mañana la primera entrevista concedida por Mariano Rajoy tras la arrolladora victoria del Partido Popular en las elecciones autonómicas y municipales del 22-M. El líder del PP refleja ahora la misma tranquilidad que mostró durante la campaña electoral y, sin dudarlo, afirma que «no estoy en política para entretener ni para dar espectáculo». Es evidente que está dispuesto a no apearse de esta forma de ser y de hacer política, porque los resultados han sido espectaculares para su PP y porque está convencido de que «España no necesita ruido». No entrar al trapo de las provocaciones del PSOE ha sido una buena decisión de Rajoy, que ha desactivado el «miedo a la derecha»; a una derecha que, además, se ratifica en la defensa del Estado del bienestar, basado, según Rajoy, en «la educación, la sanidad y el sistema público de pensiones».

Obviamente, Rajoy se muestra satisfecho con los resultados del 22-M, pero, recordando los precedentes de 1999 y 2007, desconfía de una extrapolación automática a las elecciones generales de 2012, siempre que no haya anticipo electoral. Esta es la opción que Rajoy sigue considerando la más necesaria, «por la falta de credibilidad del Gobierno, incapaz de transmitir confianza dentro y fuera de España». Sin embargo, el objetivo inmediato del PP es constituir gobiernos autonómicos y municipales con mayorías estables, allí donde necesite pactos. Sin el acceso al poder, los resultados electorales, por buenos que sean, no culminan su capacidad de transformación. Por eso, Rajoy reitera que el PP «puede hablar con todos, menos con Bildu». A esta coalición independentista el líder del PP le dedica una fórmula especial: pacto tripartito con socialistas vascos y PNV para evitar que Bildu se haga con los gobiernos de Guipúzcoa y San Sebastián, y vigilancia de sus pasos por si fuera posible someterlos nuevamente a la Ley de Partidos Políticos. Este planteamiento de la situación vasca implica mantener el acuerdo que sostiene a Patxi López en Ajuria Enea, una decisión complicada, por la actitud del PSE ante Bildu, pero conveniente para frenar el avance de Bildu y del nacionalismo en su conjunto.

Rajoy no se ha alterado por el 22-M. Otros, como los socialistas, no se han enterado. Los populares definen de esta manera una política de continuidad en la oposición al Gobierno central, eso sí, sustancialmente reforzada por el control general del poder autonómico y municipal, auténtica oportunidad para demostrar que realmente predican con el ejemplo de la austeridad y la eficiencia de los recursos públicos.


ABC - Editorial