jueves, 6 de octubre de 2011

La rémora sindical

El mayor crecimiento del paro en un mes de septiembre en cincuenta años y los pronósticos de cinco grandes bancos, que auguran la vuelta de España a la recesión en 2012, no vienen sino a hacer aun más oportuna la publicación del artículo de Bustelo.

Los últimos datos del paro –los peores en un mes de septiembre de la serie histórica- y los pronósticos de cinco grandes bancos, que auguran la vuelta de España a la recesión en 2012, no vienen sino a hacer aun más oportuna y necesaria la publicación del artículo de Carlos Bustelo "La gran reforma pendiente", que Libertad Digital ofrecerá a sus lectores en entregas sucesivas y que va dirigido contra el principal obstáculo para nuestro crecimiento económico, que no es otro que nuestro marco laboral y sindical.

Bustelo denuncia cómo gobiernos de todos los signos, incluidos los de los últimos años del franquismo, han estado siempre dispuestos a conseguir la "paz social" mediante un cúmulo de concesiones y privilegios de toda índole, gracias a los cuales los sindicatos han llegado a ostentar un poder que ha venido a sustituir de facto al poder legislativo en temas laborales. Así, por culpa de los sindicatos y por los acomplejados gobiernos que lo han consentido, el sistema actual supone una indexación general de toda la economía nacional –los salarios se ajustan a la evolución del IPC–, los convenios son intocables y solo pueden negociarse al alza (ultractividad de los convenios), el despido es y ha sido tradicionalmente el más caro de toda la Unión Europea, los liberados sindicales incrustados en las empresas y pagados por ellas son inamovibles e intocables, la movilidad laboral es prácticamente nula o el absentismo laboral es el más elevado de Europa.


Si ya resultó una irresponsabilidad no acometer una reforma a fondo de la negociación colectiva y del resto del mercado de trabajo antes de ingresar en el euro, tal y como denuncia Bustelo siguiendo a Alberto Recarte, peor aun ha sido el inmovilismo de Zapatero durante estos años de crisis que venimos padeciendo. Zapatero ha dejado durante sus años de gobierno la reforma en manos de unos agentes sociales que son los más furibundos partidarios del statu quo por el hecho de ser uno de sus principales y escasos beneficiarios. Solo al final de su mandato, y por presión de los socios comunitarios, el gobierno socialista ha presentado un simulacro de reforma que, más que a liberalizar nuestro encorsetado mercado laboral, parecía destinada a tratar de engañar a todo el mundo.

Lo cierto, sin embargo, y tal y como ya denunciamos en su día, es que ese decreto ley de junio de 2011 finge una mayor flexibilidad y un mayor peso al papel de los convenios de empresa, pero en realidad luego todo queda en papel mojado, pues se da la última palabra a lo que se acuerde en los convenios nacionales, regionales o sectoriales.

El resultado es el que cabía esperar de un farsa: las cosas siguen como estaban, con el paro aumentando y una economía parada que da síntomas de ir marcha atrás. Disfruten, pues, los lectores de este artículo de Bustelo, que debía ser de lectura obligada para todos aquellos que pretenden demostrar que el cambio de gobierno significará mucho más que un mero cambio de caras y de siglas.


Libertad Digital – Editorial

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