lunes, 19 de septiembre de 2011

Socialismo y pobreza. Por Carlos Rodríguez Braun

Los socialistas conspiran efectivamente contra la riqueza, en particular contra la riqueza ajena. Pero los líderes del socialismo han sido gentes de buen pasar, en ocasiones millonarios y casi siempre señoritos.

David Alandete ironiza en El País sobre el llamamiento de Warren Buffet para que los ricos como él paguen más impuestos. Apunta que esto "le ha valido que desde Fox News se le haya acusado reiteradamente de socialista. A él, cuya fortuna se estima en 28.200 millones de euros".

Venerable fantasía es esta que postula la incompatibilidad entre socialismo y riqueza, con posibles ecos religiosos: ya se sabe que el socialismo no sólo quiere acabar con la Iglesia, sino sustituirla. Sólo en un sentido esa fantasía es verdad: los socialistas conspiran efectivamente contra la riqueza, en particular contra la riqueza ajena. Pero los líderes del socialismo han sido gentes de buen pasar, en ocasiones millonarios y casi siempre señoritos, desde Marx y Engels hasta Zapatero, pasando por Pol Pot y el Che Guevara, Lenin y Mao, y muchos más. No es la pobreza la condición sine qua non de los socialistas, sino el apego a la coacción. Y este apego es independiente de la cartera.

Ser rico no exime de cometer errores, y Warren Buffet los comete, como cuando dice que subir los impuestos ayuda a reducir el déficit: si esto fuera verdad los déficits habrían desaparecido hace muchos años. Sostiene que los impuestos no acaban con la inversión: "los inversores buscan hacer dinero y los altos impuestos nunca les han asustado", pero él no sabe si les asustan o no: para saberlo los impuestos deberían ser optativos. Y alega que con más impuestos se crea empleo, pero no aclara cuánto se crea con menos.


Libertad Digital – Opinión

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