domingo, 11 de septiembre de 2011

Rubalcaba, sí. Rajoy, también. Por Fernando Jáuregui

"Rubalcaba, sí", dice un vídeo de precampaña lanzado por el equipo del candidato socialista. Me parece desafortunado, lo digo incidentalmente, un eslogan que sugiere que, entonces, sería "Zapatero, no"; como si el hasta hace poco vicepresidente fuese capaz de lograr lo que no consiguió su flamante ex jefe. Así lo han comentado, con la malevolencia propia de la profesión que comparto, columnistas y tertulianos del pelaje más variado. Anécdotas y sarcasmos aparte, ya sé que no está de moda decirlo, pero, más allá de los muchos errores que el partido aún gobernante está cometiendo en su recta final hacia la (re)conquista de La Moncloa, pienso que el candidato es un político de raza, de los que ya casi no quedan, que es un hombre honesto e inteligente al que yo le reconozco capacidad para gobernar. Otra cosa es lo que yo piense de una parte de su equipo.

Rajoy "merece confianza". Es el sentido de otro eslogan, utilizado este desde el Partido Popular, y que da título al libro que esta semana se ha publicado bajo la presunta autoría del propio candidato del PP a la presidencia el Gobierno: una autobiografía que, como todas en su género, está edulcorada, por supuesto. Y sí, también pienso que Rajoy merece confianza. Otra cosa es lo que yo opine de algunos de los que forman el "cinturón de hierro" en torno al hoy líder de la oposición.


Es decir, que ambos, Rajoy y Rubalcaba, me parecen dignos de ocupar la jefatura del Gobierno de este gran y zarandeado país que se llama España: los dos tienen amplia experiencia en transitar por la Administración, ambos cuentan con una buena formación -cada uno en lo suyo, claro--. Sus características personales son muy diferentes, cada cual con sus claros y oscuros, pero complementarias. Ya sé que a usted puede sonarle a utopía, pero a mí me encantaría tener a uno de presidente y al otro de vicepresidente, en un Gobierno de gran coalición. Porque me parece que los españoles, en su mayoría -con las lógicas excepciones, desde luego_, reclaman un pacto de amplísimo espectro para enfrentarnos a las exigencias exteriores sobre la economía y a las interiores reclamando avances sociales e institucionales.

Son, Rajoy y Rubalcaba, probablemente lo mejor que hoy por hoy se puede encontrar entre los dirigentes conocidos de sus respectivos partidos. Comprendo que pedir que, en un momento de crisis nacional -a ver si cinco millones de parados, con perspectivas de que esta cifra aumente, no suponen una situación de emergencia--, ambos candidatos, los dos únicos con posibilidades de presidir el Ejecutivo español, aporten sus indudables saberes y cualidades para construir país en una misma dirección, pueda ser considerado por alguno como algo contrario al sistema de partidos que ahora impera. Me da lo mismo: hay momentos en los que se reclaman actitudes y soluciones nuevas. Y, visto lo que estamos viendo, o resulta que la crisis es menos grave de lo que todos dicen -pero ¿por qué iban a mentirnos desde la directora del FMI hasta el economista más bisoño?- o resulta de una irresponsabilidad y falta de patriotismo alarmantes no anunciar cuanto antes la voluntad de llegar a este gran pacto nacional, tan imprescindible.


Periodista Digital - Opinión

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