jueves, 15 de septiembre de 2011

Presidente, dame un impuesto. Por Magdalena del Amo

Tengo la sensación de que Rubalcaba nos toma por tontos. Como un regalo preelectoral le pidió un impuesto a Zapatero y le faltó a éste tiempo para entregarle en cajita con lazo rojo el impuesto –Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita—sobre patrimonio. Y nos lo cuenta en tono medio burlón, con la desfachatez propia del que se considera por encima del resto de los mortales. No me refiero a las seis páginas de El País –que también—sino a sus continuas y cansinas intervenciones guiñolescas. Trata a los periodistas como si fuesen niños de primaria; y no es de extrañar, visto el gusto de muchos de comulgar con ruedas de molino, que ya es pena. Y qué decir de sus continuos tics de manos, que ponen nervioso al más linfático mientras enhebra mentira tras mentira, sin inmutarse. Tan amantes como son de programas tipo La Noria –me refiero a los de la izquierda—, deberían someter a Rubalcaba al polígrafo, aunque corren el riesgo de que el propio Cleve Baxter se revuelva en su tumba al comprobar lo bajo que ha caído su artilugio.

Rubalcaba continúa paseando su burla por España. ¡Con qué cinismo decía hace unos días lo fácil que era acostumbrarse a vivir en paz, a propósito de su visita al País Vasco! ¡El faisán, Rubalcaba, el faisán!, que ahí lo tiene usted como espada de Damocles. Y deje de distorsionar la realidad contando que la culpa la tuvo Francia, porque la jueza Levert, está todavía que trina. Y no siga poniendo de ejemplo a Garzón porque todos conocemos bien la cadena de cambalaches que en los últimos años se dieron por esos pagos de las salas de justicia. Pero día llegará en que fiscales y jueces puedan ejercer la justicia sin miedo a que seres de escasa moral les presionen desde sus poltronas de poder. Por cierto, no le esperaban las metralletas en el aeropuerto porque sus portadores están, gracias a él, en los consistorios y en las juntas vascas. ¡Qué poco respeto tienen por los muertos!


Y con qué indignidad habla Rubalcaba de la muerte digna, su proyecto estrella, el primero que pondrá en marcha si llega a gobernar. ¿Cuántos viejos hay en España? ¿Cuánto podemos ahorrar si vamos eliminándolos poco a poco? Fíjense en sus reflexiones: “… ¿cuándo desahucias a un enfermo?; ¿cuál es el límite de los servicios que le das a alguien que sabes que va a morir? Todo eso es un mundo a caballo entre la ciencia, la política, la economía y la moral”. El comienzo de la vida y el fin, señor Rubalcaba, tienen que ver con la ciencia y la moral, pero no con la política y menos aún con la economía. Deje que los paliativistas, de acuerdo a la lex artis ayuden a los viejos y enfermos a vivir una buena muerte. Aunque recordando la exhibición de Mar adentro –la película del socialismo, como Ich klage an lo fue del nazismo—con los cejateros corifeando, y la aclamación al doctor Montes, el de las sedaciones de Leganés, ¡qué se puede esperar! ¿Quieren los de la izquierda a sus hijos minusválidos o retrasados, y a sus personas mayores? ¿Tiene madre Rubalcaba? En caso afirmativo, me gustaría repetirle aquella expresión castiza que la seña Rita de la Verbena de la Paloma le decía al desesperado Julián: ¡Alfredo, que “ties” madre!

Los coqueteos con los “quincemeros” –ahora se llaman así—son de vergüenza. Es decir, que alguien que fue hasta hace poco ministro del Interior y que pretende gobernar España dice que a estos ilegales la democracia no les resuelve sus problemas pero que no son antisistema y son gente educada y guay. Me pregunto yo si agredir a los parlamentarios, intentar asaltar la asamblea de Madrid, el Ministerio del Interior o tomar calles y plazas sin autorización es lo que le pone a Rubalcaba.

Zapatero debe estar a cuadros. Tantos años con Rubalcaba al lado, ayudándole a hundirnos en la miseria, y ahora ha descubierto además de la cuadratura del círculo, unos teoremas geométricos que no figuran en los tratados de Euclides y la solución a todos los problemas de España. ¡Date el piro vampiro!


Periodista Digital – Opinión

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