jueves, 8 de septiembre de 2011

No levantamos cabeza. Por Carmen Tomás

Somos más vulnerables que nunca. Claro que las declaraciones de la directora gerente del FMI alertando de una posible recesión mundial han asustado a los inversores, a todos, pero no es el único motivo de preocupación ni siquiera el más importante. De hecho, ya habido declaraciones de otros expertos rebajando la tensión inoculada por la dirigente del FMI y no parece lograrse la relajación. El jueves Obama presentará nuevas medidas para atajar la falta de crecimiento y el desempleo en estados Unidos. Veremos la actitud que adoptan los republicanos ahora que el presidente se ha ganado la desafección mayoritaria de los norteamericanos. También hay que valorar los datos que se acaban de publicar sobre la actividad en los grandes de Europa en el segundo trimestre del año y que son bastante decepcionantes. Pero, en todo este maremágnum de estadísticas y declaraciones no podemos olvidar la tragedia griega y la desconfianza que siguen generando Italia y España.

Nuestro país es de los más vulnerables. No ha atajado mediante una reforma laboral y de la contratación la sangría del paro, no ha culminado la reforma financiera y algunas Comunidades Autónomas están al borde del colapso. Demasiadas incertidumbres para hacer creer a los mercados que vamos a devolverles el dinero prestado y animarles a seguir invirtiendo en nuestro país. No se atajan los problemas desde su raíz y el abismo se abre ante nosotros. Tampoco ayuda tener un gobierno interino que dura demasiado.

Claro que es importante el mensaje de austeridad lanzado por algunos presidentes y alcaldes populares, incluso el cambio constitucional ayuda, pero seguimos sin atajar los problemas y la desconfianza se agranda poniéndonos en el punto de mira. Hasta Zapatero ha tenido que confesar que vio a España próxima al rescate. De hecho, la compra de bonos por parte del BCE del mes de agosto y del lunes es una forma de intervención. Bien, pues a pesar de todos los mensajes, incluso de los planes de saneamiento fiscal planteados, seguimos al borde del precipicio y no puede extrañar a nadie que España tenga que acabar pidiendo dinero al FMI para abordar los agujeros varios que presenta la economía española.


Periodista Digital – Opinión

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