sábado, 10 de septiembre de 2011

Lengua, patria y nación. Por Carmen Gurruchaga

Descartes dijo: «Mi lengua es mi patria» lo que en versión nacionalista podría significar que no hay patria sin lengua propia y por ello hacen «casus belli» de la supremacía del idioma autóctono frente al nacional, que ellos llaman «estatal», pues el nacional sería el vasco, el gallego o el catalán en el caso de España. Mañana, como cada 11 de septiembre, Cataluña celebra su Diada, una fiesta reivindicativa de sus señas de identidad. Y ¿qué mayor seña que el idioma propio? La reciente sentencia del TSJC , que da dos meses a la Generalitat para otorgar al castellano la condición de lengua vehicular, será utilizada este día por nacionalistas y acólitos para reivindicar el monolingüismo del catalán. Se puede entender el deseo de los nacionalistas por alejar de su comunidad el idioma «opresor» (como si se tratara de un ser vivo con capacidad para construir o destruir a otro), pero resulta casi imposible cuando este punto de vista procede de alguien no nacionalista. Y en ambos casos es inaceptable que personas públicas, con representación institucional, llamen al desacato de una orden emanada del Poder Judicial. La ley dice que Cataluña es una comunidad bilingüe y ésta es la opción que han de respetar los representantes públicos, independientemente del credo político que profesen. Sin embargo, el ataque al fallo del Gobierno por parte del Ejecutivo catalán y de los partidos, menos C’s y PP, hace suponer que no será cumplido, como sucedió con los dos anteriores, emitidos por el Supremo. La ministra Chacón defiende la inmersión lingüística en catalán, y el ministro Caamaño casi incita a la insumisión, mientras el PSC se muestra presto a sustituir al PP en los acuerdos con CiU.

La Razón – Opinión

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