sábado, 17 de septiembre de 2011

La apuesta de Rubalcaba. Por Gloria Lomana

El primer socialista que me dijo que comprendía que el PSOE fuera a perder las elecciones fue Guillermo Fernández Vara. El ex presidente extremeño reprochaba a su propio partido que hubiera gobernado atendiendo a los mercados, obedeciendo a Merkel, haciéndose fotos con los poderosos, llevando a La Moncloa a los 45 grandes empresarios, codeándose con Botín... Y ello, a la par que bajaban el sueldo a los funcionarios, se congelaban pensiones, se liquidaban cheques-bebé, ayudas a los parados y planes E. Zapatero se había dinamitado a sí mismo, había hecho el harakiri a sus principios, a su programa, a su partido y al candidato del futuro. Sólo un «valiente» como Rubalcaba podía hacerse cargo de esa apagada antorcha.

Hace tres meses ya escribí en esta misma columna que Rubalcaba sólo se haría cargo del partido para hacerle una enmienda a la totalidad a Zapatero, para voltear el discurso, para defender a los desfavorecidos y atacar a los ricos. Así, con esa simplista dicotomía, otra vez los pobres y los ricos, la derecha y la izquierda. Vuelta al PSOE obrero del puño y la rosa. Y estamos en lo cierto porque éste va a ser el eje de su campaña, la última esperanza que le queda a Rubalcaba para arañar los votos socialistas que en las municipales y autonómicas se fugaron en todas direcciones.


La demagogia que vamos a escuchar, pues, es sencilla: la derecha defiende la los ricos y la izquierda, a los trabajadores. Mensaje ramplón pero de gran calado. El PP debería reaccionar con contundencia. Basta con alegar que los socialistas prometen castigar a los ricos en campaña, pero cuando gobiernan, como hizo Zapatero, quitan el Impuesto del Patrimonio y se abrazan con los banqueros. Y que los socialistas empiezan poniendo el impuesto de patrimonio y luego suben el IVA, el IRPF y lo que se tercie. Porque, por definición, la izquierda es intervencionista. Y visto lo visto, derrochadora. Una cosa es mantener el Estado del Bienestar, para primar la Educación y la Sanidad, y otra son los planes E, para trasladar la tapia de un parque 20 metros más allá de donde estaba.

Así estamos. Frente a un Rajoy cada vez más en su papel de presidente, tendremos a un Rubalcaba que puede seguir prometiendo porque sabe que no lo será. Sobre el Impuesto de Patrimonio el Gobierno no tiene competencias y sin embargo, el Consejo de Ministros de ayer aprobaba su reimplantación. Nos queda por ver otra catarata de propuestas, todas sociales, sobre becas, dependencia para mayores, pensiones, cheques para bebés, subsidios para parados, limosnas para autónomos, subvenciones a las PYMES, contribuciones a las mujeres. Aunque esta vez nada de inmigrantes. Tema tabú, para un ex ministro del Interior. Discurso muuuuuy social, explicado en pequeños actos de partido porque no son tiempos de llenar plazas de toros, ni de debates en televisión, no sea que Rajoy, en cada respuesta, saque a relucir los cinco millones de parados. Y muuuuucho ataque a los ricos. Todo los días, durante dos meses.


La Razón – Opinión

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