domingo, 18 de septiembre de 2011

PSOE. Hasta en los últimos estertores. Por José T. Raga

Algún español esperaba que quienes promovieron la llamada “muerte digna” –es decir, eutanasia– se aplicaran la receta llegados los últimos estertores.

Que el gobierno del PSOE lleva tiempo en fase agónica es algo que está fuera de discusión. La imagen de cada uno de sus miembros –también de quien fue y pasó a candidato– es la viva representación del zombi. Deambulan sin ton ni son marchando hacia ninguna parte, articulan sonidos aparentando que hablan, cuando nada tienen que decir y, aún así, no pierden ocasión de sembrar la confusión porque su locuacidad la usan para la contradicción y la mentira.

De nada sirve que todos los españoles, aunque algunos no quieran admitirlo, hayamos visto adónde conduce el socialismo: pobreza, corrupción –no sólo económica– sectarismo, confrontación, persecución, autoritarismo... Algún español esperaba que quienes promovieron la llamada "muerte digna" –es decir, eutanasia– se aplicaran la receta llegados los últimos estertores.

No recordaba yo que los dictadores, aunque lo sean de andar por casa, tratan de mandar después de muertos. Se trata de dejar todo atado y bien atado. Aunque la historia reciente muestra lo pronto que se desata lo que estaba bien atado. Lo que no puede orillarse es la consideración que para el pueblo merece el artífice del atillo; pues, dado que tratar de condicionar la vida de los que vengan, es un acto vil de soberbia y de desprecio, sólo quienes desprecien a los gobernados condicionarán sus vidas.


Que después de casi ocho años de gobierno, a dos meses de las elecciones generales, se le ocurra al gobierno poner sus caudales a buen recaudo, es un acto antidemocrático –bien es verdad que la izquierda nunca fue democrática–, de desprecio a la voluntad popular próxima a expresarse, y de deshonestidad política, social y, en definitiva, humana. Sólo la extrema urgencia podría justificar tales actitudes.

La recuperación demagógica del Impuesto sobre el Patrimonio, es un acto condicionante para quienes vengan detrás, izquierdas o derechas. Se engaña a la sociedad dando cifras de la recaudación que se obtendrá para mejorar las prestaciones –en la caja única, nunca se sabe para qué es cada impuesto–, pero nada se dice de cuál será el coste de su gestión. Su anterior vigencia no permite optimismo –costaba casi lo que se obtenía por él–, siendo su utilidad la de controlar las rentas a efectos del IRPF. Hoy, esa misión parece innecesaria.

Pero no acaba ahí el desprecio democrático. Educación está preparando un Decreto en aplicación –en el PSOE significa reforma– de la Ley Orgánica de Universidades. Reformas mediocres, o inexistentes, en el mercado de los servicios, en el de la energía, en el mercado de trabajo, están condicionando la vida futura de la nación. Se está colocando a los amigos y a los que, sin serlo, participaron en las tareas que hay que esconder, en todas las Comisiones y Órganos posibles: Competencia, Mercado de las Telecomunicaciones, Energía, Mercado de Valores, Poder Judicial, etc. incluso en organismos internacionales, como la señora Aído.

Se trata de un estilo propio del actual PSOE: morir matando.


Libertad Digital – Opinión

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