miércoles, 14 de septiembre de 2011

El decano. España en el sistema globalizado. Por Juan Velarde

Conviene saber el papel que ocupa España en el mundo para tener conciencia clara de lo que los españoles, electoralmente, deberían exigir a nuestros gobernantes.

Conviene saber el papel que ocupa España en el mundo para tener conciencia clara de lo que los españoles, electoralmente, deberían exigir a nuestros gobernantes. Y ello porque son notables las consecuencias que pueden desprenderse de tener, o no tener, ventajas económicas insertas en el sistema globalizado mundial. Eso sucede a pesar de la existencia de instituciones internacionales que pretenden sean igualitarios los diversos países, como es el caso de las Naciones Unidas. Sin embargo, bien sabemos todos, sin ir más lejos, que existen miembros permanentes en el Consejo de Seguridad. O viniendo a la Unión Europea, y no digamos a la Unión Económica y Monetaria, las disparidades ahora mismo vemos que existen.

Pero hay relaciones económicas y políticas que son prioritarias ¿Tendríamos ahora, con sede en Barcelona, a la Compañía General de Tabacos de Filipinas si hasta 1898 no hubiese estado integrado este archipiélago en el ámbito español? O bien, ahora mismo, se explica la fortísima inmigración de marroquíes a España al combinarse, por un lado, una de las mayores diferencias de renta por habitante entre dos países fronterizos, y al par, el restablecimiento de lazos históricos muy profundos –basta visitar Tetuán‑ a partir de la Conferencia de Algeciras en 1906, que ahora mismo se complican con lo que sucede con la reivindicación marroquí del Sahara y la resistencia, apelando en parte a la cultura hispana adquirida, por un grupo significativo del pueblo saharaui.


Para aclarar la cuestión del papel mundial de un país los economistas solemos emplear, en primerísimo lugar, el doble dato del PIB total y del PIB por habitante, en paridad de poder de compra, a más del juego del comercio exterior, más los datos de desarrollo humano que facilita el PNUD, y así sucesivamente. Al ser todo esto demasiado sesgado hacia la economía, la demografía, y poco más y eliminar datos fundamentales, de cara a la globalización se desprende la necesidad de buscar un índice más amplio. Este es el papel del Índice Elcano de Presencia Global o IEPG, preparado por Iliana Olivié e Ignacio Molina, en un libro referido a este Índice para 2010.

Aquí, simplemente, y para los 10 países con mayor Índice Elcano de Presencia Global, incluyo, de los 54 de los que tenemos noticia, ese grupo señero de los primeros diez con sus índices cuánticos.

¿Debemos mantener como algo irreversible aquello que se hizo tan famoso bajo el título de El español y su complejo de inferioridad del libro de López Ibor? O, por el contrario, ¿no es obligado exigir mucho más a quienes nos gobiernan?


Libertad Digital – Opinión

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