lunes, 19 de septiembre de 2011

En el candelero. Por Carmen Gurruchaga

Los 15 magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia, presididos por Gómez Bermúdez, decidirán si este tribunal es competente para juzgar el chivatazo del «Faisán», en el que tres altos cargos policiales se hallan imputados por un delito de colaboración con ETA. Obviamente, los acusados y el Ministerio del Interior desean que la Sala dictamine a su favor y que, con el argumento de que no existe delito terrorista, el juez Ruz se vea obligado a inhibirse a favor de un juzgado de Irún en el que la causa dormiría el sueño de los justos. Los magistrados están divididos y, aunque sería un escándalo que venciera la tesis de los magistrados «progresistas», partidarios de no considerar el «chivatazo» delito terrorista, prefieren pasar un mal rato que librar a Interior de semejante estigma. Por otro lado, la sentencia de la Audiencia que condena a Otegi y Usabiaga no debe tener una interpretación diferente a la que hace el presidente del Supremo. Dívar asegura que el sitio del terrorista es la cárcel. Y dice bien, pues cualquier otra consideración de carácter político-oportunista-partidista puede favorecer a los terroristas. Por ejemplo, cuando el lendakari López menciona que el fallo convierte a los condenados en victimas, sólo cabe preguntarle si para que ambos no aparezcan como tales ante sus acólitos prefiere que gocen de impunidad.

La Razón – Opinión

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