martes, 27 de septiembre de 2011

El precio de la crisis

Descalabro de la derecha francesa en las elecciones para cubrir la mitad del Senado.

No hay que ver giro hacia ningún sitio, ni a la izquierda, ni cuando y donde toque, a la derecha. Es el peaje de la crisis que devasta Europa. Así, el giro electoral en las votaciones para cubrir la mitad de las plazas del Senado en Francia, con una rotunda victoria de la izquierda y del partido socialista, lo ha sido de castigo a quienes estén en el Gobierno; en este caso, la derecha del presidente Nicolas Sarkozy.

Esa derrota debe enmarcarse en los comicios de recientes escenarios europeos, como en Dinamarca, o en la sucesión de reveses que viene sufriendo en los länder la democracia cristiana de Angela Merkel en Alemania. Pero ello no resta legitimidad al júbilo socialista, que por primera vez en la historia de la V República, fundada por De Gaulle en 1958, obtiene la mayoría en la Cámara alta, en vísperas de que a partir del próximo 6 de octubre el PS celebre primarias para elegir candidato a las presidenciales de mayo de 2012. La izquierda precisaba ganar 23 escaños para obtener la mayoría en un Senado, que pasaba de 343 a 348 puestos; es decir, sobrepasar los 174, como ha ocurrido, con una ganancia de 24, mientras la derecha bajaba de 171 a 170.


Pero hay notas al pie que obligan a la prudencia a la hora de extrapolar resultados. En primer lugar, la renovación del Senado se produce tras unas elecciones municipales en las que el poder ya había tenido que pagar un primer plazo por la catástrofe del paro, el exangüe crecimiento de la economía -menos de un 1% este año- y la atonía general del país, datos que, sin embargo, no son tan malos como los españoles, donde el 20-N habrá elecciones legislativas. En segundo término, los comicios han sido indirectos, con el voto de 71.000 grandes electores -diputados, consejeros regionales y provinciales, alcaldes y ediles-, lo que no es necesariamente una foto fija del sufragio popular. Y en tercero, la derecha se presentaba con su habitual desunión entre la UMP de Sarkozy y otras formaciones del centro y la derecha, por lo que todo ello no dibuja un escenario forzosamente válido para una segunda vuelta contra el presidente en ejercicio en una Francia dividida en dos mitades, izquierda y derecha, que solo se unen cuando truena.

Europa vota contra una crisis que no respeta fronteras, y la improbable recuperación para dentro de apenas ocho meses será un factor a tener en cuenta. Tristemente, esa es la mejor baza del PS.


El País – Editorial

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