sábado, 17 de septiembre de 2011

Del relativismo social a la podredumbre moral. Por Inmaculada Sánchez Ramos

El relativismo es propio de las sociedades postmodernas, aunque es un pensamiento que ya existía en Grecia, partiendo de la tesis filosófica, según la cual, existen tantas verdades como personas crean estar en la verdad. Con lo que la verdad según esta hipótesis dependería de factores físicos, psicológicos o culturales que influyen en los juicios que las personas se hacen sobre la realidad. Por tanto, el relativismo mantiene que, no hay una verdad única e inmutable, sino que existen tantas verdades como personas creen tener un conocimiento de ellas.

En nuestra sociedad el relativismo se formula normalmente para quitar valor a un hecho determinado y justificarlo. Si la verdad depende de cada uno no habría cosas buenas ni malas y no habría necesidad de pedir explicaciones a nadie por sus hechos. Si nuestros actos, pensamientos y opiniones no son correctos ni incorrectos, sino que sólo dependen del juicio de cada uno ¿habría necesidad de pedir perdón?

Si no existe ningún acto bueno, en qué se basan nuestros derechos y la justicia que mana de los mismos. Debido a que no existe ni el bien ni el mal no existe la necesidad de pedir perdón, en virtud de lo cual podríamos afirmar que el nazismo es bueno, es decir, si no hay actos malos por qué afirmamos que el nacismo es malo.

Desde un tiempo a esta parte vivimos en España un relativismo moral que pretende alzarse como valor dominante. Este relativismo moral con su podredumbre lo que pretende es crear confusión frente a dichos valores dominantes, más aún, quiere erigirse como norma moral.
Finalmente, si todo es relativo esta afirmación relativa también lo sería.


Periodista Digital – Opinión

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