lunes, 12 de septiembre de 2011

Bono no ve futuro. Por Victoria Lafora

El presidente del Congreso José Bono, no debe ver muy claro el futuro electoral de su partido y del candidato Rubalcaba, por lo que pone tierra por medio y ha comunicado que no quiere participar en las elecciones de noviembre. El riesgo es doble; de perder el PSOE, los cuatro años en la oposición se antojan demasiado arduos y, de ganar, no le compensa volver a ser ministro. Así que a casa, que se puede vivir fuera de la política como el mismo ha recordado a Fraga, otro que se va, pero por razones de edad.

José Bono, que se ha despedido de Fraga con una sentida carta de agradecimiento por sus servicios a España, en la que recuerda su lucha contra los extremismos, comparte con el presidente honorario del PP no solo su fe católica sino un cierto sentido patrimonial de la política.

En el caso de Manuel Fraga, hombre al que hay que reconocer su esfuerzo por aglutinar dentro de las siglas de Alianza Popular a toda la derecha española, incluyendo a la más irredenta, todavía muchos ciudadanos recordarán su famosa frase de "la calle es mía" como argumento para reprimir a palo limpio las manifestaciones siendo ministro de la Gobernación en aquel gabinete tras la muerte de Franco.


No tiene paragón, pero Bono ha pretendido estos día ponerse la medalla por la declaración de bienes de diputados y senadores que tiene colapsada la página web del Congreso. En tiempos de crisis hay una curiosidad morbosa por saber cuánto dinero e inmuebles han acumulado sus señorías a los que la imaginación popular atribuye riquezas sin cuento. Con respecto a las filas socialistas puede haber una cierta decepción; no hay mucho dinero. Hay más en las bancadas populares ya que muchos de ellos son de familias pudientes.

En cualquier caso sería injusto comparar el patrimonio de un hombre como Manuel Fraga, de casi noventa años y que lleva toda su vida trabajando, con, por poner un ejemplo, el de Carlos Aragonés, diputado por Madrid y casado con la Consejera de Educación, Lucia Figar.

Hay, sin embargo, un dato curioso; la enorme deuda que, en su conjunto, acumulan los diputados del Congreso en préstamos que no se reflejan en viviendas a su nombre. O sea, deben dinero pero no tienen nada. ¿Cómo se explica?

En cualquier caso Bono no da un buen ejemplo a la militancia socialista, necesitada en este momento de todos los hombres y mujeres que han mandado en cargos públicos. En tiempos de dificultades, cuando a alguien la he ido tan bien en un partido político, no es el momento de abandonar el barco aunque las travesías del desierto sean muy duras.


Periodista Digital – Opinión

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