sábado, 20 de agosto de 2011

Vuelta al ladrillo

Como estaba anunciado, el Gobierno aprobó ayer un nuevo paquete de medidas económicas con el propósito de recaudar unos 5.000 millones adicionales y asegurarse de este modo el cumplimiento del objetivo de déficit del 6% en este año. Si bien el grueso de las iniciativas era ya conocido por haberlo adelantado la ministra Salgado, el Ejecutivo sorprendió al incluir en el real decreto-ley la reducción del IVA para la compra de vivienda nueva del 8% al 4% hasta final de año, además de contemplar la modificación del Impuesto de Sociedades que afectará principalmente a las empresas cuya facturación sea superior a los 20 millones de euros (unas 3.900 en total), y que implica no sólo el adelanto del pago, sino también la eliminación de deducciones temporalmente hasta 2013. La tercera medida es un plan para reducir el gasto farmacéutico que consiste en recetar los medicamentos por principio activo, no por el nombre de las marcas, y dispensar el fármaco de menor precio de una misma categoría. La valoración global del nuevo catálogo antidéficit de Economía es que estamos ante nuevos parches coyunturales en línea con esa política económica a remolque de las exigencias europeas, pero cuya eficacia se diluye precisamente por no formar parte de un plan general. En cuanto al detalle, la decisión del Gobierno de incentivar la compraventa de pisos con ese IVA del 4% es positiva, pero demuestra las contradicciones que han lastrado la política económica socialista. Hace apenas 13 meses, el Gobierno subió un 1% el IVA de las viviendas nuevas, que ahora recorta, por no hablar de que en estos años ha demonizado hasta hundirlo el sector de la construcción, que ahora quiere reflotar para generar empleo y oxigenar los balances bancarios; o el perjuicio evidente para el mercado del alquiler, que, según el discurso socialista, era el futuro. Estas erráticas decisiones son lo que hace poco fiable la política económica del Gobierno. No obstante, menos es nada, y cualquier estímulo fiscal de la actividad siempre es positivo y más en un sector tan castigado, con un stock de 700.000 pisos en venta. Además, es previsible que las entidades financieras puedan desprenderse de activos inmobiliarios y que se relaje así la presión sobre el sistema. Si la rebaja del IVA es un paso en la dirección correcta, la modificación del Impuesto de Sociedades nos parece un error. Trabar la proyección de las empresas en plena crisis mermará su liquidez y capacidad de financiación y, por tanto, su capacidad para competir en un entorno de gran exigencia. Si a eso sumamos la supresión de ciertas deducciones empresariales hasta 2013, lo que sólo se puede traducir en mayor presión fiscal, el revés para nuestras multinacionales resulta importante, pues se las hipoteca en 3.300 millones. El real decreto está marcado por el afán recaudatorio del Gobierno y no por la recuperación económica o las reformas que el país necesita. La realidad es que el Ejecutivo ha cambiado las reglas de juego para garantizarse una suerte de préstamo de las empresas al Estado a interés cero en un contexto adverso para las compañías. La herencia que recibirá Rajoy empeora a un ritmo acelerado.

La Razón - Editorial

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