viernes, 5 de agosto de 2011

Juan Carlos I. Un Borbón que gallardonea. Por Emilio Campmany

Nunca quiso la derecha española tener un Rey que le bailara el agua y que defendiera sus puntos de vista frente a la izquierda. Se hubiera conformado con que fuera neutral. Incluso puede comprender cierto compadreo con la izquierda.

Como Ruiz Gallardón, Don Juan Carlos está convencido de que España es de izquierdas. Y a esa evidencia ajusta su política. Cree que la derecha es monárquica, pero minoritaria, mientras que la izquierda, que son más, es republicana. De forma que lo que tiene que hacer es ser útil a quienes están inclinados a hacer desaparecer la institución, y podrían en un determinado momento hacerlo porque son más, sin preocuparse de si eso ofende a la derecha ya que, como es monárquica, no dejará de apoyarle nunca.

Por eso se llevó tan bien con Felipe González, por eso dijo que Zapatero sabía muy bien en qué dirección iba, y por eso se ha pasado esta segunda legislatura zapateril reclamando a la derecha unidad para hacer frente a los desafíos de los mercados. La última vez, en Mallorca, en una reunión con políticos de Baleares. Según el popular Pere Rotger, les ha pedido que arrimen el hombro, que es lo que les lleva exigiendo Zapatero a los del PP desde que se vio asediado por las consecuencias de su disparatada política de gasto.


¿Alguien recuerda alguna referencia, siquiera velada, a los peligros que para la unidad nacional tienen la negociación con ETA o el estatuto de Cataluña? No. ¿Por qué no? Pues porque el Rey entiende que, a la derecha, la puede regañar sin temor porque es monárquica. A la izquierda en cambio no se atreve a hacerlo para no ser visto como un estorbo, como un obstáculo a sus políticas y entonces ser liquidados él y la institución. Si encima sus amonestaciones a la derecha lo son para que apoye la política de la izquierda, no sólo no será para ésta un obstáculo, sino que podrá ser considerado como un instrumento útil.

Nunca quiso la derecha española tener un Rey que le bailara el agua y que defendiera sus puntos de vista frente a la izquierda. Se hubiera conformado con que fuera neutral. Incluso puede comprender cierto compadreo con la izquierda. Pero verlo permanecer mudo ante políticas que ponen el peligro la unidad nacional y sentirse llamar a rebato para que socorra a la izquierda cuando la prima de riesgo aprieta por los muchos disparates que ha hecho con el discreto aplauso del monarca, puede que a esta derecha le haga hacer algo más que desfallecer en su fervor monárquico, si es que alguna vez lo tuvo.

No sé si Zapatero habría podido hacer tanto daño con otro Rey. Pero no cabe duda de que una pizca de responsabilidad en lo que este hombre nos ha hecho, y todavía nos sigue haciendo, le corresponde al monarca por lo que dijo y todavía hoy continúa diciendo. Puso su interés en defender la Monarquía por encima del de España y al final no sólo ha puesto en peligro a España, sino también a la Monarquía. Veremos qué hace el hijo.


Libertad Digital - Opinión

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