miércoles, 10 de agosto de 2011

Somalia exige un gesto de renuncia del cine español. Por Federico Quevedo

"Si quieres que las subvenciones del cine español se destinen a paliar el hambre en Somalia, cuelga esto en tu muro". El mensaje circula estos días por Facebook, en respuesta a la campaña que parte de la izquierda ha puesto en marcha en contra de la visita del Papa la semana que viene a España para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Es cierto que la visita del Papa va a costar dinero a las arcas públicas. También lo es que va a dejar en esas mismas arcas más dinero del que va a salir de ellas, luego lo realmente sensato sería pedirle a las administraciones públicas que destinen lo recaudado a la ayuda contra el hambre en el Cuerno de África.

Hace unos días, lo recogíamos en 'El Confidencial', el Padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz, se quejaba amargamente de la escasez de la ayuda española para combatir la hambruna de Somalia: solo 27 millones de euros. Una mierda, dicho así, sin más, para lo que podría hacer un país como el nuestro.

Por ejemplo, que el subvencionado cine español renuncie a esos más de 110 millones de euros de presupuesto en ayudas públicas previstos para este año y destine ese dinero a ayudar a los miles de niños cuyo destino es morir víctimas del hambre en aquella zona paupérrima del mundo. Ya sé que es demagogia, o no, pero si lo es se trata de la misma demagogia que lleva a esa parte intransigente de la izquierda a vincular el viaje del PP con una supuesta dejadez por parte de la Iglesia respecto de lo que está ocurriendo en el Cuerno de África.


Nada más lejos de la realidad: si hay una organización verdaderamente preocupada por el problema del hambre en Somalia, esa es la Iglesia Católica, y de ahí el lamento del Padre Ángel. Son muchas las organizaciones católicas que se han entregado en cuerpo y alma a ayudar a la población de Somalia, y desde hace mucho tiempo además. De hecho, las primeras ONGs que se instalaron allí tienen mucho que ver con esa faceta solidaria que caracteriza al Cristianismo, y por allí aparecieron los Padres Blancos y otras organizaciones cuyo fin es ayudar a los más pobres y desheredados de la tierra.

La Iglesia está llena de madres Teresa, aunque haya habido una que por encima de todos ha sido luz y guía de otras muchas y muchos hombres y mujeres entregados a la causa de la caridad, pero eso es lo que ha caracterizado siempre al catolicismo porque forma parte de su esencia espiritual la ayuda a los demás y la caridad llevada al extremo del sacrificio personal.
«Si quieren seguir por ese camino de reprender a la Iglesia Católica, entonces harían bien en no fijarse tanto en la paja del ojo ajeno, cuando tienen verdaderas vigas escondidas en los suyos: vigas en forma de subvenciones millonarias, vigas en forma de escandalosas SICAVs a nombre de destacados próceres del progresismo patrio..»
Por supuesto, eso no hace desmerecer el trabajo de otras muchas organizaciones que, sin incluir un fin apostólico en su altruismo, también se entregan hasta límites difíciles en la causa de la ayuda a los más pobres, pero es profundamente injusto señalar a la Iglesia como culpable cuando es la primera interesada en acabar con las injusticias sociales y esa lucha ha formado siempre parte esencial de su enseñanza moral.

Muchos de los que hoy critican el viaje del Papa, en cuya misión evangelizadora siempre hay reservado un espacio importante para ese mensaje, deberían dedicar aunque solo fuera un poco de tiempo a interesarse por la llamada Doctrina Social de la Iglesia y comprobar cómo muchas de las cosas que el catolicismo considera primordiales para poder hablar de justicia social son las mismas que ellos defienden desde un prisma ideológicamente distinto.

Pero si, a pesar de todo, quieren seguir por ese camino de reprender a la Iglesia Católica, entonces harían bien en no fijarse tanto en la paja del ojo ajeno, cuando tienen verdaderas vigas escondidas en los suyos: vigas en forma de subvenciones millonarias, vigas en forma de escandalosas SICAVs a nombre de destacados próceres del progresismo patrio, vigas en forma de cuantiosas posesiones mobiliarias e inmobiliarias que harían enrojecer a los más conspicuos capitalistas... Hay muchos que antes de hablar, tienen mucho que callar.


El Confidencial - Opinión

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