martes, 16 de agosto de 2011

La serpiente de verano es Rubalcaba. Por Magdalena del Amo

Las serpientes de verano me han hecho pensar en Rubalcaba.

A esos temas recurrentes, intrascendentes por definición que afloran en la etapa estival, y cuyo origen bien pudiera ser el asunto Nessie, el famoso monstruo que reaparece cada verano para animar la zona con turistas curiosos y amantes de la criptozoología, se suma el peeling de imagen mediático de Rubalcaba. Este verano, ni los petroglifos laberínticos hallados en la aldea ourensana de Irixo, ni siquiera el ovni que Peter Lindberg encontró en el fondo del Báltico, tópicos insertos en el dossier de serpientes veraniegas, consiguen restarle protagonismo al candidato socialista y único líder como él mismo dejó claro. De repente, los profesionales de los medios, mimetizados por el “efecto contagio”, no podemos vivir sin él, y nada de lo suyo nos es ajeno, que diría Ovidio, hasta el punto de convertir lo anecdótico en noticia. Se habló estos días de su nuevo look en vaqueros, sus visitas a los colectivos, su triplete en la TV pública-privada-la suya, su viaje a Bruselas incluso, a echar su cuarto a espadas en alta economía de dos tardes. Su utilitario rojo y su actitud pagando el parquímetro como todo hijo de vecino, ni ha conmovido a España ni ha hecho que nos olvidemos de casi treinta años de coche oficial. Pero aquí estamos comentándolo.

A pesar de todo lo que ocurre en el mundo, en España la serpiente de este verano es Rubalcaba; en sentido metafórico, simbólico y literal. Los luciferinos –y no quiero señalar—, tan tramposos como su inspirador, han sembrado la idea de que la serpiente, emparentada con los dragones orientales y las deidades sumerias zoomorfas, representa la civilización, la sabiduría y el conocimiento. Así lo defienden los textos gnósticos y otras tradiciones medievales de tenor iluminista. La literatura védica habla de los nagas serpentiformes; Agathodemon es la serpiente fenicia; Kneph forma parte del panteón egipcio; la de Esculapio, símbolo del Kundalini, ha llegado a nosotros materializada en el emblema de médicos y farmacéuticos; y al otro lado del Atlántico, los códices precolombinos recogen a la serpiente emplumada, Quetzalcoatl, de la que descienden los teotihuacanos, según refiere el escritor mestizo Fernando de Alba Ixtlixóchilt; y más al norte, la serpiente Baholinkonga de los indios Hopi, habitantes de la ciudad perdida Sipapuni, que supuestamente el explorador Kincaid descubrió cuando descendía el Green River. Estos seres reptiloides causaban repugnancia y temor a sus humanos seguidores, por su despotismo y sus ansias de víctimas inmoladas.

El relato bíblico presenta a la serpiente con su auténtico perfil, dotada para mentir, embaucar y seducir. Rubalcaba miente, embauca y tiene una gran capacidad de seducción. Pero además, últimamente ha mostrado su característica más oculta. Se ha mostrado déspota y tirano, incluso con su jefe Zapatero, gracias al cual no está de retirada desde hace tiempo y a quien no le importó poner en ridículo al decir “yo soy el líder”. Estos seres serpentiformes moraban en cuevas o reinos subterráneos, una analogía más si se tiene en cuenta que Rubalcaba se ha distinguido siempre por conocer y defenderse como nadie en las cloacas del Estado. La sed de sangre de estos dioses paganos tiene su espejo en Rubalcaba, con todo un país para inmolar en su propio honor. El paralelo con la serpiente no deja lugar a dudas. Eso sí, lo que no podrá Rubalcaba es mudar de piel, aunque sí le gustaría.

Pero más allá de juegos analógicos, tenemos sobrados motivos para estar serios. La economía no mejora tras el anuncio del adelanto electoral; cuatro meses es demasiado tiempo de incertidumbre, de interinidad, como se dice ahora. Por eso, Esperanza Aguirre pide elecciones para septiembre. Los mercados están más bravos que nunca; la prima de riesgo superó los 400 puntos básicos; no nos intervienen porque es económicamente inasumible. Zp se ha reunido con los suyos y con Rajoy; quiere su apoyo, pero el mayor apoyo es propiciar que asuma el mando. También habló con el Príncipe e incluso ha requerido al expresidente Aznar para que le hable de Europa (un poco tarde). El Rey está preocupado y pide la unión de todos. También tarde, Majestad, también tarde. Siempre me llamó la atención que usted no se ocupara y preocupara más de este reino que es el suyo y de los que vengan, si es que queda algo. Cuando en el 2008 todos los “antipatriotas” sabíamos lo que se nos venía encima, usted declaró en un medio de comunicación –era la primera vez que opinaba sobre un presidente—que Zapatero sabía muy en qué dirección iba y por qué hacía las cosas. ¿Lo sabía, Majestad? Mientras tanto, los indignados se entrenan para armar bulla cuando gobierne Rajoy, con el guiño de Rubalcaba y Cayo Lara. La calle es suya y el Ministerio del Interior casi. No estaría de más que echaran una miradita a Tottenham ardiendo. En el nuevo estado preorweliano los policías han pasado a ser los malos. ¿Quién nos defiende de estos delincuentes okupas antisistema que desafían la ley? ¿Hay alguien ahí?


Periodista Digital - Opinión

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