sábado, 13 de agosto de 2011

La miserable campaña socialista contra el 'candidato' Rajoy. Por Federico Quevedo

Que se sepa y hasta el próximo 20 de noviembre, el presidente del Gobierno de este país se llama José Luis Rodríguez Zapatero. Quien tiene, por tanto, la responsabilidad de gobernar este país, de hacer frente a las crisis presentes y futuras hasta el momento en el que los ciudadanos le den puerta, es José Luis Rodríguez Zapatero. Pero José Luis Rodríguez Zapatero está de vacaciones, en Doñana para más señas. Allí pasea con su familia y se va de tapas y comidas con sus amigos, pisa la arena de la playa, se baña en el mar y hace todo lo que se supone que uno hace cuando está de vacaciones, pagadas además con el erario público.

Pero eso a nadie parece llamarle la atención. Como tampoco parece llamarle a nadie la atención el hecho de que mientras Rodríguez Zapatero está de vacaciones, quien aparentemente gobierna el país es un señor llamado Alfredo Pérez Rubalcaba, sin cargo presente conocido salvo el de ser candidato socialista a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, pero que sin embargo ejerce mando en plaza vulnerando la voluntad popular y violentando la esencia misma de la democracia, ya que a él nadie, absolutamente nadie, le ha elegido para ejercer esa tarea.


Tampoco esto parece llamar la atención de atención de nadie y el tal Rubalcaba se pasa el día diciéndole a los ministros lo que tienen que hacer: mantener seis meses mas los 400 euros de los parados, pedir al BCE que baje los tipos de interés -como si en el BCE estuvieran muy preocupados por lo que pueda decirles Rubalcaba-, etcétera. Pero esto tampoco parece preocupar a nadie por más que se trate de un anacronismo democrático sin precedentes y una demostración evidente del modo absolutamente patrimonialista con el que la izquierda ejerce el poder.
«Rubalcaba ejerce mando en plaza vulnerando la voluntad popular y violentando la esencia misma de la democracia, ya que a él nadie, absolutamente nadie, le ha elegido para ejercer esa tarea.»
No, nada de esto preocupa a los medios de comunicación y, por supuesto, al Partido Socialista, ya que toda la atención está puesta en el candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, quien se encuentra estos días descansando en las playas gallegas de las Rías Baixas y se le critica por ello e, incluso, se le reprocha de una manera absolutamente miserable el que conceda entrevistas a medios de comunicación que éstos distribuyen unos días después...

Una costumbre muy habitual que, sin embargo, le ha servido al PSOE para demostrar una vez mas que cuando se trata de jugar sucio, a eso no les gana nadie, y ha salido Rafael Hernando en un video absolutamente deplorable -tan deplorable que hasta resulta un escarnio para las víctimas del terrorismo por la escenografía que utiliza- denunciando que Rajoy concede entrevistas enlatadas... Solo espero que Hernando vuelva a sacar el mismo video cuando sea Rubalcaba el que protagonice una situación semejante, que lo hará, no les quepa la menor duda.

Pero más allá de la anécdota de la entrevista, o del hecho en sí de que incluso los medios de comunicación caigan en la trampa saducea sed criticar a Rajoy por estar en Galicia en un momento de crisis cuando el que tiene que hacer frente a esta crisis es Rodríguez Zapatero -que también está de vacaciones-, lo que resulta verdaderamente miserable es esa campaña de la izquierda, instigada por algunos medios de comunicación, que quiere presentar a Rajoy como un dirigente político poco activo, como un vago dicho mal y pronto.

Nada más lejos de la realidad. Durante los pocos días que Rajoy ha estado descansando con su familia antes de enfrentarse de nuevo a la realidad de un país al borde del abismo por culpa del PSOE, no ha dejado de mantener un contacto diario y permanente con todos sus colaboradores, y nada de lo que se ha hecho o dicho en el PP ha sido sin su previo acuerdo y visto bueno. El martes que viene estará de nuevo en Madrid, en su despacho de Génova 13, pero ya antes ha dedicado muchas más horas de las que está dedicando José Luis Rodríguez Zapatero a preocuparse por los problemas del país.

Me consta que es así, porque he vivido personalmente la situación de encontrarme con uno de sus colaboradores más cercanos en el momento en el que ya muy entrada la noche le llamaba para preocuparse por el futuro de los mercados financieros. Su cabeza no descansa, no lo ha hecho nunca, ni cuando fue presidente de la Diputación de Pontevedra, vicepresidente de la Junta y ministro de unas cuantas cosas, vicepresidente del Gobierno, registrador de la propiedad por oposición y modélico estudiante.

Esa imagen que se transmite de él es profundamente injusta y en nada se compadece con la realidad, mucho menos además en comparación con un Rodríguez Zapatero que nunca ha destacado por su laboriosidad. También en esto, además de por su talante y su disposición al pacto y al consenso -muy necesarios para los tiempos que van a venir-, así como por su moderación y compromiso reformista, ganaremos los españoles cuando Rajoy ocupe el Palacio de la Moncloa.

Hasta que eso ocurra, habrá que seguir denunciando las campañas miserables de una izquierda que se resiste a abandonar el poder, y de unos medios de comunicación que prefieren dejarse llevar por la insolente corrección política antes que por el ejercicio de la contrastación y la comparación propios de la objetividad que se les presupone.


El Confidencial - Opinión

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