jueves, 25 de agosto de 2011

En un plis, plas. Por Javier González Ferrari

Ya se sabe que uno es prisionero de sus palabras y dueño de sus silencios, y el candidato socialista a la debacle del 20 de noviembre tuvo una gran oportunidad para estar calladito cuando hace más de un año, el 25 de junio del 2010, Mariano Rajoy propuso en el Parlamento llevar a la Constitución el principio de estabilidad fiscal. El entonces vicepresidente y hoy, como diría Rosa Díez, Vice-responsable primero de todo, compareció en rueda de prensa para ironizar sobre las propuestas del líder de la oposición asegurando que Rajoy quería acabar con la crisis en un plis, plas. Imagino que el martes don Alfredo tuvo que tragarse un sapo como una catedral tras escuchar al todavía presidente y secretario general de su partido decir en el Congreso, como gran novedad, lo mismo que don Mariano hace la friolera de 14 meses. Y es que en un plis plas los españoles hemos descubierto que Rubalcaba es el de siempre, y no sólo cuando se trata de economía. Es alucinante ver cómo el hasta hace apenas tres meses ministro del Interior pide que se investigue la actuación de la policía contra esa minoría de marginados que intentaron reventar la visita del Papa y la Jornada Mundial de la Juventud sin conseguirlo. Por si había alguna duda la actitud de los rubalcaba boys ha dejado bien claro que son ellos los impulsores de los movimientos antisistema con los que intentan recuperar un voto de izquierda radical que pueda paliar la derrota que no sólo anuncian las encuestas sino también el sentido común. En un momento en el que los españoles demandan esperanza y unas gotas de ilusión, al candidato del PSOE lo mejor que se le ocurre para encabezar sus propuestas electorales es una ley de eutanasia. ¡Manda huevos! Que hubiera dicho Federico Trillo. Quieren ustedes un mensaje de futuro, pues apúntense a una muerte digna. Ésa es la oferta del nuevo-viejo socialismo que representa don Alfredo a quien, como el desodorante a algunos, parece haberle abandonado el ingenio del que casi nadie dudaba durante años. Van a ser tres meses horribilis para terminar en lo inevitable. El defensor de la eutanasia va a prolongar artificialmente la vida política de un gobierno, y un partido que le sustenta, que apestan. Elena Valenciano va a ser en estos meses la portavoz del «equipo médico habitual» que terminará, en la noche del 20 de noviembre, certificando el fallecimiento oficial de un gobierno que huele a cadaverina desde hace muchísimos meses. Al gran prestidigitador que en marzo del 2004 no le tembló la mano para cargarse las reglas del juego, se le ven ya tanto los trucos que ni siquiera los más fieles creen ya en él. Claro que ante la desesperación de una derrota en toda regla podemos esperarnos cualquier cosa. La historia nos demuestra que el PSOE tiene un muy mal perder, sólo comparable al de Mourinho. Y Rubalcaba es un madridista recalcitrante dispuesto a meterle el dedo en el ojo a todo aquel que no este dispuesto a darle la razón.

La Razón - Opinión

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