viernes, 19 de agosto de 2011

De Bono al Eurobono. Por Iñaki Ezkerra

Merkel y Sarkozy se han reunido esta semana para hacer como que refundan los Estados Unidos de Europa, pero a la vez para descartar el Eurobono, esto es para decir que ese sueño es aún imposible y que sigue vigente la Europa de las naciones, la del eje francogermano y la de los que no hacen los deberes aunque les pongan de rodillas contra la pizarra; la Europa de las hormigas y la de las cigarras, la de ellos y nosotros, los del pupitre del fondo que hemos necesitado que Bruselas nos despertara del sueño dogmático-zapateril y la crisis de la siesta de la opulencia, que también era otro sueño. La verdad es que el Eurobono, que les gusta tanto a los socialistas, nos sacaría de apuros realmente aunque luego nosotros les meteríamos en apuros a todos y al propio euro. En Estados Unidos, California anda muy mal, pero nadie habla de su deuda ni de su prima de riesgo. No hablamos de California ni del rescate a California porque ese estado no es una nación y porque la protege tanto el dólar como el «Dolarbono». Con el Eurobono, Europa se empezaría a parecer a los Estados Unidos de Europa. El problema es que España no es de fiar, que somos capaces de votar a un vendepeines y que hay aquí quienes han hecho del agujero autonómico un atavismo sagrado y una mística etnicista. Sarkozy y Merkel lo saben. Saben que nos tienen que seguir vigilando durante mucho tiempo. El sueño de los Estados Unidos de Europa nos lleva al federalismo, pero a un federalismo de verdad, no a ese de pega del que habla Izquierda Unida para desgastar más España, para hundirla más en el debate secesionista. El federalismo europeo serviría para unirnos a los vecinos, no para disgregarnos entre nosotros, que es en lo que todavía estamos. Por eso es imposible hoy la Norteamérica Europea, porque llevamos trabajando en la dirección contraria más de tres décadas; porque no se puede saltar del Euskobono al Eurobono sin transición. Porque la España de hoy es todavía la de Arzalluz y Pujol, la del grito en el cielo ante el recorte autonómico, la de los agujeros que va descubriendo Cospedal bajo las losas del aeropuerto fantasmagórico de Ciudad Real y de las vías abandonadas de su AVE sin César, o sea sin Bono. Bono es el Arzalluz jubilado de Castilla La Mancha y es la antítesis del Eurobono. Bono es el bono carpetovetónico, la Bonoloto del pelotazo socialista que sigue anclado en la peseta de la meseta. Y mientras no arreglemos eso, mientras no hagamos los deberes del Maastricht ideológico y cultural y moral, no hemos hecho nada. Cualquier día Merkel le copia a Maragall y nos propone a los españoles el «eurofederalismo asimétrico».

La Razón - Opinión

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