jueves, 4 de agosto de 2011

Faisán. Beni, cuéntalo. Por Maite Nolla

El Faisán no es Rubalcaba, es Zapatero, por mucho que el PP se haya empeñado en darse golpes contra la pared..

Que el presidente de la Sala que tiene que decidir sobre la imputación de tres policías por el caso del Faisán haya mandado a su señora esposa a avanzar su posición en "Twitter", resulta impresentable. Que a pocos días de tomar una decisión de ese tipo, la mujer de Gómez Bermúdez vaya formulando tesis doctorales sobre el delito de colaboración y el de encubrimiento demuestra que cuando los jueces se meten a politiquear pierden cualquier relación con el sentido común. Pero cada uno elige la forma de hacer llegar su mensaje y si el Consejo General del Poder Judicial no dice ni hace nada al respecto, menos podemos hacer nosotros. Y es que a lo mejor resulta que estamos ante un hito del periodismo y no nos hemos dado cuenta.

Sucede que los que piensan que el caso del Faisán no es para tanto, utilizan tres líneas de defensa. Una, la del desprestigio. Es decir, esto es una tergiversación de lo que fue una operación policial, y el PP y parte de la prensa han cogido el rábano por las hojas. Otra, es la línea de Beni o del Fiscal General del Estado, que es la de discutir la calificación legal de los hechos, debate del que supongo que ya están ustedes bastante instruidos. Y la última es decir que sin Rubalcaba no habría caso Faisán y que no es más que una forma de desgastarlo.

Lo que pasa es que quien da la respuesta a los tres argumentos fue el propio Gobierno. El que desmonta que esto sea una persecución a Rubalcaba, que sea una cosa de "frikis" y el que desvirtúa el argumento jurídico de la pareja Beni-Gómez Bermúdez, fue el emisario del Gobierno en la negociación con ETA: Gómez Benítez, de cuyos apellidos resulta un simpático juego de palabras con los de los otros dos. Quién da carta de naturaleza al caso del Faisán y lo convierte en una señal de buena voluntad en la negociación, fue este abogado que actuaba en nombre del Gobierno. Es más, su manera de presentar este activo en la mesa de Paz, desmonta incluso la teoría de que sin Rubalcaba no habría Faisán. El Faisán no es Rubalcaba, es Zapatero, por mucho que el PP se haya empeñado en darse golpes contra la pared. Y esto no se viste de encubrimiento ni acudiendo a la sección de tallas grandes.


Libertad Digital - Opinión

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