domingo, 14 de agosto de 2011

50 años de muro, y 85 de Castro

Sólo trajeron guerra, hambre y miseria. Y, sobre todo, una subordinación completa de la persona a los designios de unos pocos.

Puede ser fácil olvidar las consecuencias de las ideas. Pasan las generaciones, y aquellos que no las sufrieron en primera persona pueden acabar por repetir los errores de sus mayores, sucumbir a los cantos de sirena de ideologías que prometen el cielo en la tierra, pero acaban por traer el infierno.

Hace cincuenta años que se construyó el muro de Berlín, y los herederos ideológicos de aquella aberración intentan equipararlo con otros muros, otras barreras que mantienen en sus fronteras algunos países democráticos, pero la diferencia es tan abismal que sólo un intelectual "comprometido" podría obviarla. Como los muros de un castillo, las barreras que construimos países como Israel o España sirven para protegernos, ya sea de la violencia terrorista o de una avalancha inmigratoria. El de Berlín, en cambio, era el muro de una cárcel, construido para evitar que los alemanes que sufrían la tiranía del comunismo pudieran huir hacia la libertad.


Durante el siglo XX se pusieron en práctica varias ideologías totalitarias, que pretendían centralizar todas las decisiones relevantes de las vidas de sus súbditos en el Partido y el Estado. Desechando la libertad como mero prejuicio burgués, pretendieron sacrificar al individuo en el altar de un bien común, ya fuera el beneficio de una raza o una clase social. Sólo trajeron guerra, hambre y miseria. Y, sobre todo, una subordinación completa de la persona a los designios de unos pocos.

Aún sobreviven en el mundo algunos de estos regímenes. Uno de ellos, el más cercano a los españoles, es el cubano. Fidel Castro nació también un 13 de agosto, hace 85 años. Cuando en Berlín construyeron el muro, ya se había convertido en el dictador de Cuba. Tuvo una suerte de la que carecieron sus homólogos alemanes: su tiranía es una isla, y su muro de la vergüenza el mar. Aun así, centenares de miles de cubanos han arriesgado sus vidas intentando alcanzar la libertad y la esperanza de una vida digna. Dos millones viven hoy en Florida, donde han prosperado tanto que su riqueza supera a la de los once millones que permanecen bajo la bota de los Castro.

Alemania ha homenajeado a las víctimas directas del muro, aquellos que murieron intentando huir de la dictadura comunista, al menos 136 personas. Pero a muchos más el muro les hurtó la posibilidad de vivir en libertad, como otros muros, aunque no estén hechos de piedra, se lo sigue impidiendo a millones de personas. Es a ellos a quienes recordamos hoy.


Libertad Digital - Editorial

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