lunes, 4 de julio de 2011

El vicepresidente Zapatero

El Gobierno se conforma con golpes de efecto, como el discurso populista del candidato contra la banca, a la que su propio Gobierno ha refinanciado.

EL candidato socialista y vicepresidente primero del Gobierno —a la vez que ministro del Interior y portavoz— insistió ayer en que va a explicar a los ciudadanos que sabe lo que hay que hacer para crear empleo. Adornó su inmejorable autoestima con la sentencia de que España está mejor que hace dos años. Pues mejor será que explique por qué el Gobierno al que pertenece y del que es corresponsable no lo está haciendo ya, porque la tasa de más del 20% de paro no permite jugar a los mensajes crípticos. No es la primera vez que Rubalcaba se presenta como depositario de fórmulas inéditas para sacar a España de la crisis. Y no es la primera vez que el intento de exponerse como oferta diferenciada de Zapatero no sólo no le ha funcionado, sino que está reforzando su imagen de mera prolongación del jefe del Ejecutivo y del fracaso que el gabinete socialista representa.

Tampoco parece que vaya a tener mejor futuro el enésimo plan de actividad legislativa con el que el Gobierno pretende dar apariencia de iniciativa y fuerza parlamentaria. El pasado año, a la vuelta del verano, cuando el PSOE buscó el «efecto Rubalcaba» con su acceso a la Vicepresidencia Primera, el Gobierno anunció un calendario de leyes que no se está cumpliendo. La reincidencia en el error de vender como novedad lo que es un discurso de segunda mano demuestra hasta qué punto el Ejecutivo está empantanado y no funciona el plan socialista de encumbrar a Rubalcaba como candidato de nuevo cuño. La falta de una verdadera estabilidad parlamentaria ha roto su calendario legislativo, que, en el mejor de los casos, lleva entre tres y seis meses de retraso, lo que supone que la mayoría de los proyectos no será aprobada. Por ejemplo, el Gobierno anunció para diciembre de 2010 el proyecto de la reforma concursal, necesaria para mejorar la respuesta judicial frente a las crisis de empresas, pero aún sigue en trámite de enmiendas. En cambio, otros proyectos anunciados como esenciales para la reactivación económica parecen descartados, como el de Servicios Profesionales, comprometido personalmente por Zapatero ante Bruselas.

Son sólo ejemplos de que el Gobierno gesticula movimiento, pero no avanza, y se conforma con golpes de efecto, como el discurso populista del candidato Rubalcaba contra la banca a la que su propio Gobierno ha refinanciado y apoyado sin exigir a cambio esas responsabilidades que ahora reclama por oportunismo.


ABC - Editorial

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