jueves, 14 de julio de 2011

¿Acabará Rubalcaba como Barrionuevo?

El hecho es que Rubalcaba y Camacho, lejos de haber presentado sus respectivas dimisiones, han asumido mayores responsabilidades políticas. El tiempo dirá si es una forma de evitar presuntas resposanabilidades penales.

Ignoramos si Alfredo Pérez Rubalcaba terminará siendo procesado por un delito de colaboración con banda armada por haber sido él quien transmitió la orden de dar el soplo al aparato de extorsión de ETA. Lo que nos parecía y sigue pareciendo evidente es que, desde que se supo que unos policías a su mando estuvieron implicados, Rubalcaba debía haber asumido su responsabilidad in vigilando y haber presentado su inmediata dimisión.

Ignoramos, asimismo, si Antonio Camacho, como autor de unos informes de verificación que ocultaban la incesante actividad extorsionadora de ETA durante la tregua de la primera legislatura de Zapatero, podría llegar a ser procesado por un delito de encubrimiento y colaboración con banda armada. Lo que nos resultaba y nos sigue resultando incuestionable es que el entonces número dos de Interior cometió con esos informes, como mínimo, un error inadmisible al no denunciar en ellos la incesante exigencia del llamado "impuesto revolucionario", extorsión que tanto los empresarios vascos y navarros habían denunciado, como los propios terroristas justificado en Gara por "razones de financiación". Por todo ello, pensamos que Camacho también debía haber presentado hace años su dimisión, tanto por este asunto como también por el del chivatazo en el bar Faisán.


El hecho, sin embargo, es que Rubalcaba y Camacho, lejos de haber presentado sus respectivas dimisiones, han asumido mayores responsabilidades políticas: el primero como candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, el segundo como nuevo ministro del Interior. El auto de procesamiento, sin embargo, que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz acaba de dictar contra los altos cargos policiales a las órdenes de ambos en el momento de perpetrarse el chivatazo, más que hacer inaplazables las dimisiones de Rubalcaba y Camacho, viene a reforzar la ya de por sí lógica hipótesis de que el infame soplo a ETA se produjo, no por falta de responsabilidad in vigilando de los entonces ministro y secretario de Estado, sino por una orden dictada y transmitida por ellos a sus más directos subordinados como son el ex director general de la Policía y la Guardia Civil Víctor García Hidalgo, el jefe superior de la Policía en el País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector José María Ballesteros.

El tiempo dirá si Rubalcaba ha decidido hacerse cargo de un partido en retroceso y de presentarse a unas elecciones que sabe perdidas para blindarse y no tener que acabar, por la paz sucia con ETA, como acabó Barrionuevo por los GAL. El tiempo dirá si Rubalcaba escala en responsabilidades políticas como forma de alejarse de las responsabilidades penales. Pero no sería la primera vez que un ministro del Interior socialista acaba en prisión.


Libertad Digital - Editorial

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