domingo, 19 de junio de 2011

Rubalcaba se empeña en convertirnos en Grecia

El Ministerio del Interior ha preferido hacer dejación de sus funciones, así que las consecuencias del putsch callejero de este domingo tendrán que ser asumidas por su titular.

Las marchas convocadas por el grupúsculo totalitario arracimado en torno a las siglas del 15-M, en Madrid pero también en las principales ciudades españolas, tendrían que haber recibido la necesaria respuesta del Estado de Derecho antes de consumarse este domingo para estupor de unos ciudadanos que van a ver hoy restringidos sus derechos sin que nadie les haya explicado cuál es la razón de esta bula prototalitaria. El Ministerio del Interior ha preferido hacer dejación de sus funciones, así que las consecuencias de este asombroso putsch callejero tendrán que ser asumidas por su titular aunque, como es sabido, no sea esta la costumbre de un Rubalcaba cada día más desvergonzado.

El candidato Alfredo ha preferido anteponer su interés como postulante a la sucesión de ZP al de los habitantes de estas grandes ciudades que van a ver desfilar por sus calles a los representantes de la izquierda más radical, y eso es algo que no debería quedar sin la sanción ciudadana correspondiente.


La principal razón de ser de un Gobierno es la necesidad de preservar los derechos individuales de los ciudadanos y entre ellos el de moverse libremente por los espacios públicos. Las autoridades socialistas a las órdenes del candidato Alfredo, en cambio, han decidido permitir que las grandes ciudades españolas sean tomadas prácticamente al asalto por extremistas para los que la libertad individual es una entelequia que conviene eliminar de la esfera pública.

No hay precedentes de un desfile callejero autorizado que rodee prácticamente la capital de España, pues, como es sabido, cuando se convoca legalmente una manifestación, tanto el recorrido como su duración son aspectos tasados por las respectivas delegaciones del gobierno en el ejercicio precisamente de sus funciones. Que le pregunten a los responsables de las asociaciones en defensas de las víctimas del terrorismo, si es que alguien tiene alguna duda, cómo se las gastan esas mismas autoridades cuando una concentración ciudadana de estas características se desvía siquiera unos metros de los parámetros previstos en un principio.

Por eso mismo sorprende que se haya dado carta de naturaleza a una especie de operación callejera destinada a paralizar las principales ciudades españolas. Mejor dicho, estando Rubalcaba al frente del organismo del que depende la defensa de nuestros derechos ciudadanos no sorprende en absoluto, aunque a partir de mañana lunes el todavía gobierno de España va a tener que dar abundantes explicaciones para tratar de corregir el efecto de unas imágenes que nos van a avergonzar, de nuevo, ante el resto del mundo.

Zapatero se empeña en asegurar a quien quiere escucharle que "España no es Grecia". Pues bien, que se lo explique a su ministro del Interior, a ver si consigue que el candidato Alfredo cumpla siquiera un día con las obligaciones para las que los españoles les pagamos el sueldo. No tendremos tanta suerte.


Libertad Digital - Editorial

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