miércoles, 8 de junio de 2011

Las avutardas. Por M. Martín Ferrand

Resulta extravagante el ruido desmedido que acompaña al que será relevo en el Gobierno de Castilla-La Mancha.

Supongo que María Dolores de Cospedal y José Bono son de los pocos, muy pocos, políticos españoles en activo que han visto de cerca una avutarda y sospecho, aunque ellos tengan que negarlo por razones de prestigio ecológico, que se las habrán comido en alguna ocasión solemne. Entre los animales de pluma la avutarda es de las más sabrosos y, aunque corre peligro de extinción, entre gentes civilizadas las tentaciones del estómago son más potentes todavía que las de un poco más abajo. De Cospedal, aunque nacida en Madrid, se recrió en El Bonillo, en el Campo de Montiel, en donde, aunque escasean, todavía se ve corretear algún ejemplar. Bono, también albaceteño, es de Salobre, un territorio más accidentado y menos llano del que gustan las mentadas aves gruiformes, pero alguna se ve de vez en cuando. Quiero decir que, al margen de siglas y militancias, los dos tienen arraigo en su tierra. Como José María Barreda que, aún siendo más urbano y de notable origen cántabro, también tiene adicción por esa Castilla-La Mancha en la que, en lo que se refiere a la creación de riqueza se ha hecho menos en los últimos treinta años, desde que se aprobara su Estatuto de Autonomía, que en los tiempos en que, con Madrid en su seno, fue Castilla la Nueva.

Cabría suponer que De Cospedal, después de muchos años como lideresa de la oposición en las Cortes de Castilla-La Mancha y voluntariosa aspirante a la presidencia de la Autonomía tendría mejor y más honda información sobre la realidad económica de la región de la que ahora evidencian los muchos ruidos que se traen el PP y el PSOE en los preliminares del relevo de poderes. El ejercicio de la oposición, que tiende a ser poco lucido, exige en sus titulares amor a la tierra, fervor por su futuro y, administrativamente, gran dedicación al estudio de sus presupuestos y al desarrollo de sus realidades.

En puridad, el líder de la oposición, que no tiene responsabilidad ejecutiva alguna, debiera saber la teoría de su circunscripción mejor que quien la gobierna. Más todavía si está dotado, como De Cospedal, de una buena cabeza adiestrada al estudio de los temas de una oposición tan exigente como la que capacita para ser abogado del Estado. Por eso resulta extravagante el ruido desmedido, como de quien descubre un nuevo continente, que acompaña al que será relevo en el Gobierno de la Región. Si hay responsabilidades entre los salientes, tiempo habrá de documentarlas y elevarlas a donde corresponde; pero con tanto bullicio estéril, que incita a desconfiar en el futuro de la región, no serán las avutardas la única especie con peligro de extinción en el territorio.


ABC - Opinión

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