sábado, 25 de junio de 2011

La bofetada. Por Alfonso Ussía

Una rotunda y dolorosa bofetada al civismo y el sentido común. La cadena y la medalla de oro. En la solapa izquierda un pin con el número de preso de Arnaldo Otegui. Entre sus acompañantes, dos de los más duros y perversos dirigentes batasunos, Echeverría y Permach. En sus manos, casi novecientos millones de euros. El arsenal puede considerarse asegurado. Ni una palabra de condena a la ETA. Nadie se condena a uno mismo. Y ningún indignado tardío. Ellos están para molestar a Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón, Rita Barberá o María Dolores de Cospedal. ¡Qué casualidad! Todos del Partido Popular. Rubalcaba manejando los hilos de su último hallazgo. A propósito. ¿Quién sufraga los gastos de desplazamiento, de manutención y de mantenimiento de los indignados tardíos? ¿Los fondos reservados del Ministerio del Interior?

Una rotunda y dolorosa bofetada a la ciudadanía, a las víctimas del terrorismo, a sus familias. El sometimiento de seis individuos ha propiciado el retorno a los tiempos más oscuros de la libertad recuperada. España, al almacén de objetos inútiles. La Bandera en el trastero. Los etarras adueñándose de los espacios civilizados. Las policías locales a sus órdenes. Ni un solo indignado boicoteando los actos de relevo del poder cuando Bildu lo obtiene. Señor Rubalcaba, distribuya mejor y con más equilibrio a sus indignados. No está bien lo que hace. Envíese un centenar de ellos a los aledaños del Ministerio del Interior para que lo insulten aunque sea con la voz muy bajita. O al ministerio del Trabajo, o al de Economía y Hacienda, o la Presidencia del Gobierno. La gente empieza a dudar de la imparcialidad del extraño movimiento. El Gobierno socialista alcanza por su desastrosa gestión la cifra de cinco millones de parados, y los indignados la toman con el Partido Popular. ¡Hombre, don Alfredo! Mejor criterio y más equilibrio en la distribución de elementos enfadados.


La Razón - Opinión

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