martes, 28 de junio de 2011

Extraño debate entre el casi ex presidente y el casi presidente. Por Antonio Casado

Se avecina el debate sobre el estado de la Nación más raro de la historia desde que Felipe González puso en marcha en 1983 este acontecimiento anual no previsto en la Constitución ni contemplado en ninguna otra ley. Veamos:

Un casi presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no quiere meterse en líos: “No soy yo el que se examina”, dice. Un casi ex presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, inhabilitado para hablar del futuro. Y un invitado de piedra, el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, casi candidato socialista a la Moncloa. Hasta que suene su hora (Comité Federal del 9 de julio) no desea cobrar vida propia ni en los pasillos del Congreso.


Rajoy va a seguir ocultando su programa por razones estratégicas. Le basta con esperar el desmoronamiento del adversario, tal y como le aconsejan sus asesores. Y a Zapatero apenas si le queda margen para el examen de conciencia por su gestión de la crisis económica, incluidos los últimos toques a su plan de reformas en los mercados del capital y el trabajo, con promesa de que no habrá nuevos planes de ajuste.
«El cruce parlamentario entre el casi ex presidente y el casi presidente se presenta como la enésima reposición de la reyerta interminable en una época que toca a su fin.»
O sea, mucha economía en el texto. La política, o el morbo político, por decirlo coloquialmente, sólo entre líneas. Con esas premisas, el cruce parlamentario de esta tarde entre el casi ex presidente y el casi presidente (en la mañana sólo la lectura del discurso inicial del casi ex presidente) se presenta como la enésima reposición de la reyerta interminable en una época que toca a su fin.

Los mismos argumentos. Las mismas armas. El Rajoy caracterizado por Zapatero como el dirigente incapaz de arrimar el hombro en la lucha contra la crisis. El Zapatero caracterizado por Rajoy como el gobernante incapaz de irse a su casa después de haber dejado a España en la ruina. Y de nuevo la cantinela de las elecciones generales anticipadas que Rajoy volverá a pedir por inercia y Zapatero volverá a negar.

Esa cantinela y todas las demás. En boca de Rajoy, el fin de ciclo, la Legislatura amortizada, el váyase señor Zapatero, los cinco millones de parados y la enésima descripción de los males que aquejan a España. En boca de Zapatero, la necesidad de terminar las reformas iniciadas, la insolidaridad del PP y la ratificación de su voluntad de agotar la Legislatura. Qué pereza.

Todo lo que hoy huela a novedad o a iniciativa en el discurso del casi ex presidente del Gobierno, como un nuevo paso en la liberalización de horarios comerciales o el no rotundo a la subida del IVA, habrá sido pactado con el casi candidato socialista a la Moncloa. Lógico. Rubalcaca no puede, no debe, no quiere, quedar atrapado por compromisos de Zapatero sin previa complicidad.


El Confidencial - Opinión

0 comentarios: