lunes, 20 de junio de 2011

El último hurra del Siglo XX. Por José María Carrascal

Lo que quieren esos indignados manifestantes es que todo siga como estaba. Esos no son revolucionarios. Son reaccionarios.

¿SABEN los que ayer se manifestaron airadamente contra «el pacto de euro» lo que significa el euro y su pacto? Si lo saben, son unos cínicos; si no lo saben, unos pardillos. El euro y la CEE significó para España, como para los países mediterráneos, un maná en fondos destinados a igualar las diferencias entre el centro y sur de Europa, que se tradujo en autovías, ayudas al campo, infraestructuras y apertura de mercados que hicieron subir el nivel de vida de esos países como nunca en su historia. Vuelvan la vista atrás y me dirán si no tengo razón. Lo malo fue que llegó la crisis y esos países siguieron gastando al mismo ritmo, sin que ni sus ingresos ni las ayudas de Bruselas aumentasen paralelamente. Es como Grecia, Portugal y España, han venido año tras año acumulando déficit cada vez mayores, que han terminado por poner en peligro el euro. Dándoseles un plazo para que realizasen las reformas estructurales necesarias para volver a ser competitivos, y, en el caso de Grecia, ayudas para ello. Pero no las hizo, como tampoco Portugal, ni la propia España, donde se han hecho a medias. Con lo que el desequilibrio entre el centro y sur de Europa no hace más que crecer, como la alarma. Esto no lo ha creado el mercado. Lo han creado unos gobiernos que no han dicho a sus pueblos su verdadera situación ni se han atrevido a hacer las reformas necesarias. Tampoco lo han creado los especuladores. Los especuladores se han limitado eso, a especular. Y seguirán especulando mientras continúen las condiciones actuales.

Que es precisamente lo que quieren esos indignados manifestantes: que todo siga como estaba. Esos no son revolucionarios. Son reaccionarios que tratan de mantener una situación insostenible, aunque el euro, la Comunidad Europea, el pacto de estabilización se vayan al cuerno. ¿Ceguera, estupidez o complejo de Sansón: «si yo caigo, que caigan todos conmigo»? Elijan ustedes mismos.

Es verdad que políticos y banqueros, los unos ignorando la crisis, los otros aprovechándose de ella, se cuentan entre los principales culpables y hay que pasarles factura por ello. Pero si es así, si quienes debían de haber previsto la crisis y tomado las medidas oportunas contra ella no lo han hecho, ¿por qué no he visto ni una sola pancarta contra Zapatero y su gobierno en las manifestaciones? Aquí hay algo que no encaja, mejor dicho, muchas cosas. Hasta que recordamos que todas estas manifestaciones, como las acampadas en las plazas, han sido autorizadas y permitidas. ¿Por quién? Por el hombre elegido para suceder a Zapatero. Qué casualidad. Qué inmensa farsa. Farsa, como las anteriores, que sólo va a servirles para ganar tiempo y perder más crédito. Y nosotros con ellos. Indignados, eso sí. La última moda del siglo XX. O el último hurra.


ABC - Opinión

0 comentarios: